Este pasado domingo 8 de septiembre, como cada segundo domingo de septiembre desde hace más de 40 años, se celebró en el pequeño pueblo de Los Barrios de Luna la Fiesta del Pastor. El pueblo se encuentra justo a los pies del embalse que lleva su mismo nombre, Luna, en plena montaña leonesa de la Cordillera Cantábrica (España) y que se nutre de las aguas del río Luna y, sobre todo, del deshielo primaveral de las nieves que cubren cada invierno las montañas más cercanas.

A mi familia y a mi nos gusta ir de vez en cuando a visitar el pantano ya que los apenas 50 Km. que nos separan desde nuestra casa no son excusa para disfrutar de los paisajes de la montaña. El pantano, de 300 Hm3 de capacidad, lleva embalsando agua desde el año 1.951 y, gracias a él, se garantiza el regadío de la zona del Páramo leonés y de la ribera del Órbigo, río que nace de la unión del río Luna y el Omaña. Por ese motivo no es extraño que el nivel embalsado en plena temporada de regadíos sea motivo de conversación entre mis vecinos, muchos de ellos agricultores de profesión.

La Fiesta del Pastor, evento de interés turístico regional, es una celebración con la que se pretende ensalzar la figura de estos ganaderos, cuyas vidas han estado siempre muy ligadas al pastoreo en las montañas. Pero no solo se celebra la figura del pastor. También se les da un papel muy importante a sus inseparables compañeros: las ovejas, las cabras y, sobre todo, sus perros.

Entre los eventos que se celebran este día, además de un mercado tradicional y una feria, es de destacar la elección del Pastor Mayor, premio que recae sobre una persona cuya trayectoria en el mundo de la ganadería o el entorno rural haya sido de gran transcendencia.

Pero si hay un evento realmente atractivo y que es uno de los principales reclamos para acudir este día hasta Los Barrios de Luna, es por el concurso de los espectaculares perros de raza Mastín Leonés y de los inteligentes y hábiles Carea.

El enorme mastín acompañaba los rebaños para protegerlos del temido lobo y el pequeño carea se encargaba de ayudar al pastor a mantener el rebaño unido y a guiarlo por donde su dueño le indicaba.

Siempre es para mi un placer acercarme hasta el pantano. Quizás esta vez lo he agradecido más de lo habitual. Entre el trabajo y el desarrollo del videojuego @radaquest en el poco tiempo que me queda libre, esta pequeña escapada ha resultado muy relajante.

¡No hay como el aire de la montaña para recuperar energía!

Todas las imágenes han sido tomadas por mí.