Al final, es mi decisión (relato).

Ella, joven, con un montón de planes y metas por cumplir. Vive tras la incertidumbre de saber si está embarazada o no. A pesar de que una vez, una doctora le dijo que no podía tener hijos, la duda surgió tras la consulta con su último ginecólogo tras dar a entender que las pastillas que ella tomaba, no eran tan efectivas. Sin acceso a un ultrasonido, no le quedó de otra mas que esperar.

Pero el drama comienza cuando habla con quien fue su pareja, luego de un tiempo sin saber nada de él. Contacto que surgió por obligación, por comentar una indicación del doctor que él también debía seguir.

—¿Aun no menstruas?

Pregunta, con voz de impresionado.

—No, aun no se terminan mis pastillas anticonceptivas.

Faltaba al menos 1 semana para su periodo. Pero aquel muchacho no hacía más que pedirle a ella que le avisara el día de su menstruación. A una hora, aquella fulana recibe una llamada, con desconcierto. Era el mejor amigo de aquel fulano. Al atender, le comenta que necesitan de hablar algo personal.

Al estar acompañada en el momento de la llamada, deciden hablar luego. Pero ella quedó con la intriga. Pensó en que quizá aquel amigo le comentaría algo de la situación con su anterior pareja. Y así fue. Ambos hombres aterrados por la idea de un posible embarazo. Esa llamada, a pesar de que no terminó en nada, le disgustó mucho. Puesto a que nadie le tiene que decir que hacer con su vida, mucho menos si está soltera.

Desde menor edad, ella siempre ha apoyado el aborto, para violaciones y embarazos no planificados. Incluso, estando con su ex pareja, también lo había comentado. Cosa que iba totalmente en contra de su pensar y de la educación inculcada en su hogar, que como hombre debía y tenía que asumir responsabilidades.

Pero obviamente, las cosas cambiaron desde su separación. A pesar de que su último encuentro íntimo fue durante la relación, este tema empezó a abarcar bastante espacio dentro de la vida de ambos. Ella no quería verlo más, pero una prueba de embarazo era necesaria para salir de dudas. Se hizo el día que aquella fulana quiso.

La enfermera que tomó la muestra le comenta:

—¿Estás ansiosa por saber el resultado?

Molesta, un poco agria de actitud, le responde que no, que ella estaba segura de que nada pasaba y de que no estaba embarazada, pero lo ideal era salir de dudas.

El resultado fue: negativo. Pero, él pidió otra prueba para estar seguros al 100%. Ya que podía existir la posibilidad de que saliera el resultado alterado antes de la fecha de ovulación.

A todas estas, en las conversaciones anteriores a la prueba de embarazo y a la separación de estos seres, ella aseguraba no querer tener hijos aun, y que apoyaba el aborto en caso de violaciones y embarazos no planificados. Pero, a pesar de estar segura de no haber quedado en cinta, su manera de ver las cosas habían empezado a cambiar. Su hermano y su esposa no pueden tener hijos, ¿con qué cara les iba a decir que abortó? Sencillamente podía ser madre soltera, y asumir una responsabilidad de la que era capaz de llevar.

Justo en ese momento:

—Mi responsabilidad solo cubre un aborto.

Palabras provenientes del muchacho. Desahuciada por aquella respuesta, se dio cuenta del nivel de inmadurez de aquel ser. ¿Cuál era el empeño de saber el día de su menstruación o de pedir de nuevo un examen de sangre? si solo quería practicar un aborto. Decepcionada, porque se supone que indiferentemente de la decisión, él debería apoyarla ¿no?. Este hombre, comió de la mesa del hogar de aquella muchacha, ¿por qué tratarla como una cualquiera? No le quedó de otra mas que evitar el contacto con él, a pesar de que repetidas veces ese hombre le pidió entender su situación y su temor, esto ligado a otras acciones inmaduras como, por ejemplo, dar a entender que ya estaba saliendo con mujeres, publicando fotos y videos en redes sociales, solo con una intención; dar celos.

Ya no se extrañaban, o al menos ella a él. A pesar de saber que ella aun lo quiere y le guarda aprecio, ya lo había dejado de esperar. Se volvió frívola, y al ver aquella cara, ese miedo e intriga de saber si iba a ser papá o no, le llenaba de placer, por maldad. Ya que ella no se encontraba en la obligación de repetirse la prueba de embarazo, ni de avisarle sobre su menstruación.

Al fin de cuentas, por las acciones de ese hombre, ella decidió dejar eso a un lado y olvidarse totalmente del tema. Fueron momentos difíciles, pero nada complicado de superar. Ya que entendiendo a quienes se tienen alrededor, nos damos cuenta de muchas cosas en la vida. Y entendemos que no vale la pena darse mala vida por cierto tipo de personas.

El que quiera estar contigo, está. No existen excusas, ni un pasado muy fuerte como para justificar las acciones de alguien hacia ti. Por más que quieras y que ames, jamás deberás dejarte pisotear. Cuando no eres prioridad, no lo eres y punto. Y existirán siempre 2 tipos de personas, las que te quieren y las que no.

Esa muchacha, soy yo. Y al final, es mi decisión.

Y mucha más historia hay detrás de esta con mucho más drama. Les confieso que me costó mucho escribirlo, mas que por darle sentido al relato y buena estética, me causa incomodidad. Pero me encanta drenar todo escribiéndolo, ademas de que pienso que cuando eres capaz de exteriorizar cosas así, logras avanzar mucho dentro de lo que es superar diversas situaciones.