Sangre de Dazhbog | Cuento Sci-Fi | Capítulo VII

in #spanish6 years ago (edited)

Saludos, Estimados Curadores


En esta oportunidad vengo a traerles la séptima entrega de mi relato Sangre de Dazhbog, cuento del género ciencia-ficción ambientado en tiempos de la antigua Unión Soviética. Espero que les guste.


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VII

—Sea usted bienvenido estimado doctor, a su nuevo hogar, el Laboratorio de Investigación de La Sangre de Dazhbog.

Ubicado en el penúltimo nivel de todo el complejo secreto, este laboratorio era por mucho el más grande visto hasta ahora. La planta era un cuadrado perfecto sin ninguna clase de paredes que crearan espacios separados. Adosados a la pared, se encontraban grandes artefactos de última generación que parecían haber salido de las novelas de ficción más ambiciosas. Una legión de hombres de batas blancas se movían de un lado al otro sobre el suelo gris y metálico que hacían juego con las paredes de hormigón sin cubrir. Desde el lugar en el que te encontraras, podías ver claramente el trabajo de cada uno de los investigadores.

—Aquí pasará la mayor cantidad de su tiempo, ayudándonos a descubrir el enigma que se nos ha planteado. Gran parte de nuestros recursos disponibles es dirigido a este laboratorio; tenemos los mejores equipos, y los mejores doctores. La razón es que este compuesto misterioso que hemos llamado Sangre de Dazhbog, ha demostrado una aplicabilidad magnífica en el área balística. Tan solo imagínese, con solo una gota de este compuesto se puede desintegrar un cuerpo humano ¡en 5 segundos! El compuesto se adapta perfectamente a cualquier metal, podemos introducir sin ningún problema el compuesto a cualquier munición y no sería problema ni para el cartucho, ni para el arma. Nuestro problema radica en la cantidad, ya casi no nos queda nada de este compuesto. ¿Ve los equipos que se encuentran en esta sala? La mayoría va dirigido a intentar replicar el compuesto. Lastimosamente, todos los esfuerzos han sido en vano. Es usted nuestra esperanza para seguir avanzando.

— ¿Y cómo se supone que yo los voy a ayudar? ¿Ha vista la enorme cantidad de doctores que tiene usted acá recluidos? ¿Qué le hace pensar que yo tendré la solución a sus problemas?

—¡Por favor doctor! Retire esa modestia y asuma su genialidad. Mire, aquí nada se hace de manera improvisada. Lo hemos estado investigando durante mucho tiempo, más de lo que usted pudiese imaginarse. Conocemos toda su carrera científica con sus altos y bajos, y hemos llegado a la conclusión que es usted el que podrá resolver este dilema. No hemos logrado sintetizar algo ni remotamente similar a la Sangre, algunos doctores han concluido que el proceso de creación del compuesto es de origen biológico. Algún proceso metabólico de alguna planta o animal desconocido da como resultado ese maravilloso compuesto. Conocemos su área de experticia, queremos que sea usted quién corrobore si esa teoría es cierta.

— ¿Y cómo se supone que voy a lograrlo?

— Nada más sencillo. Irá en una excursión al lugar del hallazgo de la Sangre de Dazhbog, a las playas del río Pegtymel. Buscará y recolectará más Sangre y descubrirá su origen.

— Eso es una completa locura. El lugar es uno de los sitios más remotos e inaccesibles de toda la región. Las temperaturas descienden a los -20ºc en el mejor de los casos, y yo soy un viejo con problemas en las rodillas. ¿Cómo se supone que voy a llegar hasta allá?

— Doctor, creo que olvida lo que le dije hace poco. Tenemos el presupuesto más abultado de todo el complejo de investigaciones. Pondremos a su disposición todos los helicópteros que necesite, podrá llevarse los equipos que solicite, provisiones y ayudantes; también le enviaremos un pequeño escuadrón élite para que se sienta seguro a lo largo de su expedición. Por el frío y sus dolores no se preocupe, tenemos médicos y analgésicos en buena cantidad, al igual que ropa térmica que le permitirá estar abrigado ante el frío del Pegtymel.

—¿Cuándo salimos?
— Dentro de 24 horas. Le daremos un tiempo para alimentarse, descansar y también ver a su familia.

— Mi familia…

Mijaíl casi los había olvidado. Luego de tantos laboratorios, de tantas preocupaciones técnicas, su cerebro había vuelto a recordar lo que lo motivaba a cumplir con su misión.
La situación volvió a sentirse real. El ensueño del elevador, de los experimentos y niveles subterráneos había acabado. Fue consciente de que, en ese mismo complejo, en algún lugar, se encontraba su familia muy posiblemente aterrada. Recordó a la pequeña Sasha, al bebé Yuri, al joven Sergei.

Una pequeña lágrima empezó a correr por su mejilla desde su ojo derecho.



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Está interesante. Voy a buscar las otras partes.

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