Pero jamás lo sabremos, porque tú y yo somos eso... Tú y yo. Y ni siquiera esa es nuestra mejor versión. Y lo que podríamos haber sido no es más que una imagen tortuosa y lejana. Así que me voy porque llegó el momento de sanar, de reconstruir y encontrarme. Necesito recordar quién era hasta que el tornado que representas llegara y me despojara de lo poco había logrado tener con trabajo duro; amor propio, orgullo, madurez y seguridad.

No me busques, no quiero que me encuentres. He ido lejos y muy pocas personas conocerán mis estaciones.

La razón por la cuál no me pude permitir un último adiós contigo, es la misma razón por la cuál jamás hemos podido sanar de las mutuas heridas que nos hemos abierto: me conoces; me conoces tan bien, tan exactamente, que siempre supiste qué hacer y decir para envolverme, nunca podría ganarte la batalla. Me haces débil. Tenía que irme justamente como lo estoy haciendo; sin darte tregua, ni oportunidad. Sabemos que jamás me habrías dejado marchar.

Y, porque te conozco, sé que tarde o temprano me entenderás, sé que me darás la razón. Sin embargo, desde ahora te advierto que no esperes más que esto. No puedo darte más. No puedo volver atrás.

Pero te voy a extrañar.

Extrañaré la pequeña ciudad, sus playas, mi casa, a mi madre, a Valerie, incluso los pequeños y feos cactus de tu jardín. Siempre extrañaré al mejor amigo que tuve en ti, pero no somos bueno, no sabemos correspondernos. Jamás quisimos lo mismo al mismo tiempo, nos lastimamos y pronto lastimaríamos a otros. Y, a pesar de todo, sé que tuvimos sentimientos honestos, mal expresados, pero honestos.

Por eso ya no te idealizo.

Nunca nos permitiste ser, así que nunca fuimos; no fuiste mi ex, no fuiste mi amigo. Fuiste mucho más que eso y muy poco dejamos para contar, así que nunca lo hacemos.

Lo que verdaderamente me llevó a escribir esta carta es lo siguiente; y es que te perdono. Total y absolutamente. Porque si no fuéramos tú y yo, jamás alguien lo sería, así que te perdono por lastimarnos, por serle infiel a mis sentimientos cuando más confíe en ti. También, perdóname por todas las duras y sangrantes palabras que te di. Si no fuéramos tú y yo, nuestro segundo round habría sido menos doloroso y más perfecto, pero no lo fue y lo acepto. También te perdono por eso, por tratar de ser amigos y que me confesaras un falso amor desesperado para que me quedara en tu vida.

Te perdono por no quererme para ti y menos para nadie, te perdono todo para poder liberarme.

Cuándo me extrañes, si lo haces, puedes encontrarme en aquellos libros que leímos, en las canciones que quisimos, en las fotografías que Valerie nos sacó desprevenidos. Sobretodo, siempre búscame en la paz de una tarde nublada leyendo esta carta.

Solo ahí seremos siempre nosotros, de la forma retorcida en la que fuimos; nada y absolutamente todo. Porque hay almas que por más amor que tengan, nunca encajan.

Siempre ahí, por el resto de nuestros días, solo en esos momentos de soledad y secretos, siempre seremos tú y yo, corazón.

Siempre seremos Lis y Alan.

Con todo el amor que nunca pude darte,
Alicia."