Hoy recorde tu nombre, carta a mi amado

Desde hace varios años siento que el tiempo no avanza, me siento estancada, prisionera de mi mente y de mis actos, hago y digo las cosas pero parece que nadie me escucha, grito con todas mis fuerzas y por más que me pongo frente a ellos, simplemente siguen avanzando.

La pena, el dolor y el odio por sentirme ignorada me quema en mi interior, ¡No lo puedo soportar más! Necesito que me escuchen cuando les digo que los amo, que sigo aquí para ellos, para mi esposo el que dice amarme pero sonríe de manera coqueta cuando mi mejor amiga le pregunta: ¿Cómo estás? o ¿Te acompaño?

Sé que en su interior sigo siendo la única pero esa sonrisa me enloquece, pensé que jamás la vería dirigida a alguien más, ¡Pensé que era sólo para mí!

Si tan sólo pudiera regresar un día y acompañar a mi hijo a la escuela, verlo reír y recibir su cálido beso al despedirse antes de que cierren la puerta del salón de clases, preparar el desayuno para mi esposo y decirle que aquí estaré para él cuando regrese del trabajo, cansado pero con la sonrisa que amo en su rostro al ver jugar a nuestro pequeño en el jardín, ¡Por Dios, cuánto extraño vivir!

Pero la maldita vida decidió que yo no debía estar presente, la enfermedad me tomó por sorpresa y para cuando supe la verdad ya era tarde, la mujer que fui sucumbió ante la enfermedad del momento y no hubo solución.

Mientras tanto solo puedo seguirlos viendo desde mi pequeño rincón, mi morada eterna porque aún me resisto a partir.