Casos concretos de pérdida de audición. María, 6 años, hipoacusia bilateral, severa. Campaña de prevención sobre Audición, Habla y Lenguaje. Post 8.

 

 ¡Buen día comunidad! 

He dado mucha información sobre distintos temas. Varios post han sido sobre audición. Hoy empezaré una serie de post con casos concretos  que he vivido durante mi ejercicio profesional y que lleva toda la teoría a la vida real. 

Sobre la identidad de los casos lo haré con nombres ficticios. El resto será todos datos reales de lo que viví como profesional.

 El caso concreto.

Llamaré a esta nena “María”. 

Estaba asistiendo a una escuela primaria dentro de un programa nacional que se llama “Prosane”. Un equipo de profesionales asistimos a las escuelas primarias  y se hace una evaluación integral de los niños de 1° y 6°. La evaluación es: clínica, odontológica y fonoaudiológica. 

En mi área evalúo lenguaje y audición (screening auditivo). El objetivo de éste programa es hacer un relevamiento en todas las escuelas del departamento sobre el estado de salud de los pequeños. Al detectar alguna dificultad se los deriva a nivel hospitalario para ser atendidos. 

Ese día me envían un grupo de cuatro niños/as de 1° grado (edades: 6 a 7 años). Comienzo a hacer la evaluación y encuentro que una de estas pequeñas no respondía como esperaba al screening auditivo. 

Es importante aclarar que a los niños/as pequeños se los cita con sus padres. Terminada esta ronda de evaluación de los cuatro niños/as que me habían enviado hago que  María se quede y llamo a su mamá. 

Antes de ésta entrevista fui a hablar con la docente de María  y me refiere que su rendimiento escolar era muy bajo. No completaba las tareas. No comprendía las consignas (problema de discriminación). Presentaba trastornos de atención y no lograba en general los objetivos mínimos para su edad.  

Vuelvo con “María” y su mamá y retomo la evaluación. Hay veces que los pequeños, por miedo, no dan las respuestas que uno espera. Junto a su mamá y estando ella más tranquila solicito revisión otológica por parte del médico del operativo y repito con el audiómetro la prueba de audición. Vuelve a darme  síntomas claros de una pérdida de audición neurosensorial (área afectada del oído: oído interno/lesión irreversible), bilateral y severa (la perdida promedio era de 50 a 60 dB).  Comienzo una historia clínica con la mamá tratando de buscar la causa de esta pérdida para hacer una derivación especificando la razón de la misma. 

Ante las primeras respuestas no lograba encontrar nada que justificara una pérdida tan importante. No había ningún dato significativo peri natal, enfermedades de la infancia, antecedentes hereditarios, etc. Cuando llego a la pregunta del ambiente familiar buscando una exposición a ruidos extremos la mamá me dice que no había nada que llamara su atención. A veces los niños/as conviven con un familiar (papá, abuelo, etc.) que usan maquinarias que producen mucho ruido. En esta zona hay muchos aserraderos ya que se trabaja la madera. Estos por lo general están en la misma casa y los habitantes viven expuestos a los ruidos de las sierras que superan los 100 dB. Este no era el caso de María. 

Siempre en esta área de la historia clínica pregunto si en algún momento el paciente estuvo expuesto a algún tipo de explosión violenta con ruido intenso. 

En ese momento la mamá recuerda lo siguiente:  María  nace en diciembre. Unos días antes de las fiestas. Ella llega a la casa  sus abuelos maternos, con sus padres, a festejar navidad. Cuando va entrando a la casa alguien larga un petardo (fuego artificial cuya explosión ronda los 120 a 150 dB. Recuerden que ante un sonido mayor a los 85 dB el oído interno puede ser lesionado en forma permanente e irreversible) el cual cae sobre María estallando muy cerca de ella. La mamá comenta que su susto mayor fue que casi quema a la bebé. Ella logra con su mano protegerla de la explosión pero no logró defenderla de la lesión auditiva por ruido intenso. 

Después de estos datos hago la derivación a San Juan (para quien no lo sepa yo vivo y trabajo en la Cordillera de los Andes, a unos 250 km de la capital.) Este caso , como todos,  merecía una derivación para que se completara una serie de estudios complementarios cuya aparatología no está en áreas periféricas o de frontera. 

Resolución del caso. 

A María, debido a la importante lesión que presentaba en ambos oídos y por  su corta edad se le hizo todos los estudios que ustedes puedan imaginar. Todos. Inclusive se repitieron varios de ellos. El equipo profesional que la atendió en San Juan confirmó el diagnóstico primario que habíamos realizado en nuestro hospital. 

María  padecía una hipoacusia neurosensorial, bilateral y severa. Por supuesto ante un caso como este María debió ser equipada con audífonos bilaterales de por vida. 

La lesión que produjo esta explosión cerca de ella lesiono sus oídos en forma irreversible. Con el equipamiento mejoró su rendimiento escolar ya que su performance escolar estaba directamente relacionada con su pérdida de audición pero tanto su familia como la pequeña debieron aceptar que desde ese breve instante en que María había sido expuesta a un ruido intenso se había convertido en una niña con una discapacidad auditiva que condicionaría el resto de su vida.   

Enseñanza que nos deja el caso de María. 

¡Por favor, no importa la edad, si uno se expone a ruidos mayores a 85 dB, así sea por un breve instante, como esta pequeña, puede sufrir una lesión permanente del oído interno,  que no tiene cura hasta el día de hoy afectando la audición y la discriminación auditiva de por vida! 

Espero esto sirva. 

Será hasta el próximo post.  

Abrazo desde los Andes.

@patry 

Flga. Patricia R. Cañedo 

MP 25 

Ministerio de Salud Pública   

Creditos fotos:

 http://www.viajarenfamilia.net/fobia-infantil-a-los-petardos/

http://www.diariovasco.com/sociedad/explotar-petardo-boca-20180102162312-nt.html