Proyecto Embajadores - Exclusivo para escritor@s - 📚 Edipo (Relato erótico) 👄

Nuestra expectativa es crear en conjunto un relato erótico, compartir juntos está experiencia, sin tabu, comenzaré con la introducción de Eduardo y Georgina, vecinos y cómplices de sus deseos lascivos.

Nombre del equipo: Los maestros.

Eduardo, piso 12, 21 años, piel café clara, 1.71 m, cabello rulo largo, corte de ninja, ojos avellana, barba semipoblada, cejas gruesas, labios anchos, la cara lisa, cuerpo atlético por la calistenia.

¿Fantasía? Atracción por mujeres mayores. Georgina la cúspide de sus perversiones, soltera, sin hijos, aventurera, viajera, practica yoga, inglés y francés en su dominio. Cosas sin importancia en el relato. Se cruzan en el edificio a menudo, tímido por los impulsos, se denota nerviosismo en el actuar y hablar. Se presiona en dominarse así mismo, detalle que exacerba la falta de coraje. La mira (admira) escandalosa en su bohemia actitud.

Hipnotizado, fijo en su mirada, ardía en cólera de pasión, “¿Eduardo?”, despierta de su ensoñación sorprendido con un balde de realidad fría, Geo se ríe: -“piso 3, ya deberías saberlo”- , se disculpa, marca el piso, frustrado de la poca distancia que demora el ascensor, el tiempo limitado, dispuesto a conseguir una oportunidad, de nuevo otra vez sumiso en sus pensamientos, “¿Eduardo?”, se repite el bucle, piensas mucho, ¿de casualidad sabes de computadora?- Ed Afirma, -Sería perfecto que me ayudes con mi laptop, escríbeme por whatsapp- Sus palabras sabían a miel pura, más de la habitual dulzura, madura y musical voz de acento alto.

Un largo domingo soleado, subió al Ávila, observo el mar (La guaira) desde lo alto de una roca, aplico una rutina de barras con pesas al bajar en la plaza cerca de su residencia. Cansado, regresa a su hogar a bañarse, agua fría y devorar la gran cena que compense la jornada. Pensando que hoy fue maravilloso, creyendo que no puede ser mejor, olvido por completo a G, distraído viendo netflix, suena su cel con un mensaje del wha. -¿Estás ocupado Ed?-. Se exalto de entusiasmo, a la vez de nervios opresivos del interior.

Su mente y su cuerpo no coordinaban, bajo la frialdad de sus expectativas, baja vestido frescamente a lo hogareño. Sandalias, mono deportivo, en franelilla con sus definidos brazos musculosos, al frente de la puerta toca el timbre. –Voy-, en menos de 5 minutos, los más largos de su historia debido a la pena que asedia, se abre dando un halo de luz con G… simplemente estupenda, sonriente, su rostro de arte, el cabello amarrado en forma de cebolla, un poco maquillada suponía que, por haber salido a algún sitio, en camiseta, debajo un sostén azul, un short de casa color rosado.

Descalza, invito a Ed a quitarse las sandalias, el suelo frío, el fresco clima por la ventana, 21 grados, la temperatura caliente del ambiente de su imaginación. Se sienta, una silla alta estilo bar, ante la barra de la cocina, callado, G hablaba por ambos, ¿Qué iba a decir?, la veía contemplando su conversación monologo, - ¿Quieres tomar un poco de vino? - Saco de la nevera un vinotinto argentino, la sirvió en dos copas, al entregarle a Ed su copa, G cruzo su brazo bebiendo, inclinando un poco la cara, observándolo provocativa, a la espera de ¿qué? Al mismo tiempo Ed le sigue la corriente.

Sin tener claro que pasaría, en el fondo confiaba, -“piensas mucho Eduardo, déjate llevar”- lo incito a tomar con rapidez, al finalizar se limpia los labios con la lengua, llena el recipiente, segunda ronda, pasea la punta del dedo índice al borde lentamente, repite el movimiento de la lengua suavemente y cruza las piernas, tercera copa, cuarta, se enrojece, los efectos surtían, más en el amateur que la veterana, el alcohol tomó protagonismo, todo concuerda en un plan de seducción, “Piensas mucho ed”, un mensaje subliminal que no capto hasta tenerla a pocos centímetros de su boca, piel y fragancia.

Fuente. -“¿Ed te parezco bonita?”-, Eduardo no era el mismo, nacía una confianza que le despierta la elocuencia, -eres espectacular Georgina, ojala tu rostro precioso fuera lo último que viera antes de morir-. G ríe complacida, enternecida y conmovida de la gracia de Ed, en seguida se levanta, sin preverlo la agarra de la mano, atrayéndola a sentarla encima, de rodillas en el mueble abierta, haciendo contacto, el primer beso evocaba en la mente todas las veces que se vieron, el primer saludo, cuando pasaba a su lado, voltea con picardía a deleitar su retaguardia y caminar de modelaje. Ahora estaban en plena noche intercambiando saliva, el presente glorioso y el futuro prometía, besos suaves, el danzar de sus labios a lo francés, sin cohibirse, Ed sostenía su órgano bucal succionando con delicia, G disfrutaba del calor de su miembro escondido en el bóxer, apegado a su vientre, se levanta excitada, se inclina en la barra acostándose con las piernas en el suelo firmes, -“Ed acércate”- lentamente baja su short sin braguetas, hasta los talones, atiborrado de embriagues, deslumbra la forma de durazno que forman sus glúteos, en el centro la nuez de su fruto afeitado. Acorta distancia acariciando con los dedos, índice y medio, como introduciéndolo, pero solo en la orilla, mojada, abre su flor, uniendo su cara, cierra los ojos, su órgano bucal daba círculos en el clítoris, viajando a sus labios vaginales, Georgina extasiada de placer, tenía un espejo al frente, pensado con antelación, le encanta verse consumida en ese estado pornográfico, la calentura contrarresta el frío de las ventanas abiertas que extendían las cortinas por las brisas. En un descargue de euforia se da la vuelta, agarrándolo por los cachetes fuertemente, tirando el short por el suelo, lo lanza al mueble. Postrada le acaricia el órgano sexual de Ed por encima de la ropa, mordiendo tiernamente, despoja el mono junto al bóxer a la mitad de las piernas. Se observan fijamente mientras abría la boca punteando la lengua a su cabeza viril, recordaría por siempre su mirada en el acto, con la mano izquierda abajo entre sus piernas regalándose vida, la diestra apoyaba su felación frotando con masturbaciones leves, bajaba y subía en sincronización bucal, Eduardo por siempre grabaría esa escena regocijado en plenitud, apunto de venirse, la atrae hacia a él para sembrarle un beso que unirían sus fluidos, ardientes, de fiebre lujurioso, arropados de la calidez de sus cuerpos semidesnudos. Ella sonríe, Ed ríe, -¿Qué pasa? Expresa risueña- -Otro trago de vino me dio sed- extiende el brazo del mueble a la barra cogiendo la botella empinándosela, sosteniendo el líquido lo alimenta de boca a boca, empapados, acto seguido mordiscos, mojados de licor, apretando los labios con los dientes alza su cara doblando el cuello, Ed la besa con osadía, clavando sus colmillos e incisivos, reclamándola suya, entregándose, en complicidad, esclavos de sus impulsos básicos, instintivos, naturales y salvajes, abducidos, seducidos y extasiados, conectados, como las corrientes que Eduardo le inspiraba a Georgina, respirando agitada y profundamente con satisfacción. Fuente de separador.

Relevo que continua (segunda parte)

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