EL TÚNEL METAFÍSICO-PSICOLÓGICO (Ensayo sobre la novela El túnel de Ernesto Sábato) - Parte I

in #spanish6 years ago (edited)

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La soledad, sus perros, sus cuervos, sus pedazos.
Juan Gelman

EL TÚNEL DE ERNESTO SÁBATO


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DE LA CIENCIA A LA LITERATURA

Ernesto Sábato (1911-2011) se ha convertido en uno de los autores más populares y leídos de la literatura contemporánea argentina, aun cuando su producción literaria resulta ser bastante acotada: se reduce a tres novelas y unos cuantos ensayos.[1] Pero no por escueta su obra deja de ser significativa. Sus tres novelas, aunque principalmente El túnel y Sobre héroes y tumbas, son verdaderas obras maestras que revelan a un autor con una cosmovisión o weltanschauung sumamente compleja y profunda.

Sin embargo, antes de decidirse por la literatura, Sábato se había volcado con empeño hacia las ciencias exactas. Estudió en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad de la Plata y en al año 1938 obtuvo el Doctorado en Física. Por intercesión del premio nobel de medicina Bernardo Houssay, consiguió una beca para realizar trabajos de investigación en el Laboratorio Curie, en París.

Pero, evidentemente, sus preocupaciones iban más allá del ámbito científico. En su época de universitario, sus inquietudes sociales lo habían llevado a afiliarse al Partido Comunista, del cual se alejaría más tarde desilusionado con el rumbo que había tomado la Rusia de Stalin. Luego, en aquellos tiempos parisinos en que se desempeñaba en el Laboratorio Curie, se acercó al movimiento surrealista; movimiento que se oponía a la razón y que, cuestionando el método científico como forma válida para comprender la compleja realidad, proponía una técnica basada en el automatismo. “No es casualidad que me acercara al surrealismo cuando, en 1938, culminó mi cansancio y hasta mi asco por el espíritu de la ciencia” (Sábato: 1964, 50).

Su hartazgo desembocó en una crisis de tipo existencial que lo llevó, en el año 1943, a abandonar definitivamente sus labores en el ámbito científico para dedicarse de lleno a la literatura y a la pintura. En rigor, según lo declaró el propio Sábato, su vocación había sido siempre artística; su contacto con el mundo físico y matemático lo explicaría como la necesidad de orden y claridad que experimentaba un espíritu tumultuoso como el suyo: “Se ansía lo que no se tiene, y el orden y la claridad que en algún momento de mi vida busqué en el universo matemático eran precisamente buscados a causa de mi tumulto” (9).

Unos años antes de abandonar sus labores científicas, ya había comenzado su carrera literaria con la colaboración en distintos medios gráficos, como el diario La Nación y la revista Sur.

En el año 1945 publicó Uno y el Universo, volumen que recopila varios de los artículos que escribió en esos años. Este libro fue premiado por la Sociedad Argentina de Escritores.

Tres años más tarde publicaría su primera novela: El túnel, en la revista Sur. Esta novela fue elogiada por Albert Camus, quien la hizo traducir al francés, y por Thomas Mann; de esta manera Sábato se ganó el reconocimiento internacional.

El túnel es el objeto de estudio del presente trabajo. Nos enfocaremos sobre todo en revelar la conexión que se establece en la novela entre la metafísica de corte existencialista en la que se sustenta y las derivaciones de orden psíquico que tienen lugar en ella.

Los seres humanos no pueden representar nunca las angustias metafísicas al estado de puras ideas, sino que lo hacen encarnándolas, oscureciéndolas con sus sentimientos y pasiones [...]. Las ideas metafísicas se convierten así en problemas psicológicos... (14)

Según estas palabras del propio Sábato, debe entenderse una inevitable correspondencia entre las ideas e impresiones metafísicas que inspiraron su narración y las conductas y procesos mentales —materia prima de la que se vale la psicología— que van definiéndose en el propio desarrollo narrativo. Posiblemente sea esta circunstancia la que ha provocado que los críticos no se pusieran de acuerdo en si debe considerarse a El Túnel como una novela netamente psicológica o primordialmente metafísica.[2]

Sostendremos aquí que ambos aspectos, el metafísico y el psicológico, conviven en ella y se relacionan como las dos caras de una moneda. Más específicamente, advertiremos que las ideas metafísicas en las que se sustenta son las que convienen a la filosofía existencialista (la novela aborda temas centrales que toca esta corriente: la angustia existencial, la soledad y la incomunicabilidad) y que al concretarse estas ideas en un individuo (protagonista) inmerso en una determinada circunstancia, toman una forma que podrá ser definible a través del análisis psicológico particular del personaje.

METAFÍSICA Y PSICOLOGÍA

No debe resultarnos extraño que Sábato, quien objetaba la suficiencia del método científico para explicar la realidad, se haya visto influido para la concepción de su novela por el movimiento existencialista y que a la vez haya ahondado para su consecución en el terreno de la psicología.

Señalemos, en primer lugar, que el existencialismo es una corriente filosófica que sienta sus bases en la percepción de una desconexión entre la pura abstracción del pensamiento y la experiencia concreta del yo en el mundo.

… el pensamiento puro es un pensamiento que nadie ha pensado, un pensamiento donde toda la personalidad se diluye […]. Y esto es lo que, desde sus comienzos, no ha querido el existencialismo. El existencialismo es una filosofía en primera persona, y en primera persona concreta que pone en la filosofía todo lo suyo, y no nada suyo, como exigía el pensamiento abstracto (Fatone: 1962, 10).

De manera que el existencialismo surge como una reacción contra ese pensamiento de raíz científica, que resulta ser tan puro y objetivo como abstracto, para situarse en la existencia concreta y subjetiva del hombre.

Por su parte, a partir del psicoanálisis freudiano, el ámbito de la psicología vino a desplazar a la conciencia para colocar al inconsciente como rector fundamental del funcionamiento psíquico del individuo y de sus actos. Diría Freud (1991): “... los procesos anímicos son, en sí y por sí, inconscientes, y los procesos conscientes son apenas actos singulares y partes de la vida anímica total” (19). Con ello el principio mismo de la razón se vio cuestionado; ya no podría asociársela con un sujeto plenamente consciente, sino que debía atenderse ante todo a una lógica hasta entonces ignorada: la del inconsciente. De manera que las proposiciones y conceptos a los que el pensamiento cientificista les arroga universalidad se originan para la psicología moderna en una concepción insuficiente del sujeto racional que las define. Por eso señala Freud: “Puedo asegurarles que con el supuesto de que existen procesos anímicos inconscientes se ha iniciado una reorientación decisiva en el mundo y en la ciencia” (19).

Lo dicho nos permite ver la conexión entre la filosofía existencialista y la teoría psicoanalítica. Ambas buscan comprender la realidad en un sentido más completo del que se desprende de la pura razón consciente; la primera lo hace enfocándose en la experiencia concreta del hombre que se encuentra “arrojado” en el mundo y la segunda indagando en las profundidades de su inconsciente.

Cabe mencionar en este punto a la logoterapia, una teoría psicoterapéutica desarrollada por el psiquiatra Viktor Emil Frankl que fundamenta sus principios en una concepción del ser humano fuertemente influenciada por las filosofías fenomenológico-existencialistas. Frankl postula que el ser humano está motivado por la búsqueda de sentido.

El problema del sentido de la vida, ya se plantee de un modo expreso o de una manera simplemente tácita, debe ser considerado como un problema verdaderamente humano. Por tanto, el hecho de poner sobre el tapete el problema del sentido de la vida no debe interpretarse nunca, en modo alguno, como síntoma o expresión de algo enfermizo, patológico o anormal en el hombre; lejos de ello, es la verdadera expresión del ser humano de por sí, de lo que hay de verdaderamente humano, de más humano, en el hombre (Frankl: 1978, 47).

Vemos aquí entonces que la metafísica ha influido en la teoría psicoterapéutica; pero antes, como nos lo recuerda el psicoanalista francés René Major, fue la filosofía la que se vio influenciada por el psicoanálisis:

El descubrimiento de otra lógica, una lógica inconsciente que, con sus leyes propias, rige la mayor parte de nuestro funcionamiento psíquico y de nuestros actos, representó una amenaza importante para la filosofía. Se pensó que era el fin de la filosofía, ya que, en adelante, no se podría asociar la razón con un sujeto solamente consciente, libre y autónomo. La filosofía se vio obligada desde entonces a abandonar algunas de sus certidumbres fundamentales para empezar a pensar con la razón de lo "irracional". Los conceptos de la metafísica, retomados y repensados por Freud, ya no tenían el mismo sentido. Lo “inconsciente” ya no sería lo que estaba fuera de la conciencia, sino lo que la parasita.[3]

Así como en el devenir histórico del ser humano estas dos ramas del pensamiento, la filosófica y la psicológica, evolucionan influenciándose mutuamente; también en el individuo la cosmovisión metafísica y el aspecto psíquico, lejos de excluirse, coexisten en una dinámica de intercambio recíproco. “Lo anímico y lo espiritual del hombre solo pueden separarse entre sí en un sentido heurístico, ya que en la unidad real de la existencia humana considerada como una totalidad se hallan inseparablemente entrelazados” (Frankl: 1978, 38).

En consecuencia, a la hora de definir o calificar una novela como la que nos toca examinar, y en virtud de realizar sobre ella un análisis lo más exhaustivo posible, no debemos desatender un rasgo de ella en virtud del otro. Resultaría insuficiente entenderla simplemente como una novela psicológica, puesto que nos perderíamos de descubrir en ella la problemática del hombre contemporáneo que nos presenta; asimismo, sería desacertado observarla para su estudio exclusivamente desde el ámbito metafísico, dado que su cabal comprensión exige interiorizarse en los mecanismos psicológicos que alimentan y dan vida a la trama. Por ello la identificaremos como una novela metafísico-psicológica, lo que nos permitirá abordar su análisis desde una perspectiva inclusiva de ambos aspectos.


[1] Hay que tener en cuenta que la escasez de publicaciones de Sábato no se debe a que haya escrito y elaborado poco, sino a que tenía un espíritu autocrítico que lo llevaba a destruir la mayor parte de lo que producía.
[2]Podemos citar como ejemplos de trabajos en los que se prioriza el aspecto metafísico a “La estructura y la problemática existencial de El túnel de Ernesto Sábato” de Marcelo Coddou y a “Incomunicación y soledad: Evolución de un tema existencialista en la obra de Ernesto Sábato” de Óscar Barrero Pérez. Como estudios que se centran en el aspecto psicológico de la novela mencionaremos “El túnel de Sábato: más Freud que Sartre” de Fred Petersen, “El túnel de Ernesto Sábato: En busca del origen” de Ana Paula Ferreira y “Los cuatros sueños de Castel en El túnel de Ernesto Sábato” de Agustín Seguí.
[3] Fendrik, Silvia “La lógica de lo irracional” (entrevista a René Major) Suplemento Cultural de La Nación. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/214687-la-logica-de-lo-irracional

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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

LIBROS

• CHESTERTON, Gilbert Keith (1998) Ortodoxia, México: Editorial Porrúa
• FATONE, Vicente (1962) Introducción al Existencialismo, Buenos Aires: Editorial Columba
• FOUCAULT, Michel (1968) Las palabras y las cosas, una arqueología de las ciencias humanas, Buenos Aires: Siglo XXI Editores
• FRANKL, Viktor Emil (1978) Psicoanálisis y Existencialismo, México: Fondo de Cultura Económica
• FREUD, Sigmund (1991) Obras completas (Volumen 15) Conferencias de introducción al psicoanálisis, Buenos Aires: Amorrortu Editores
• LAMANA, Manuel (1967) Existencialismo y literatura, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina
• SÁBATO, Ernesto (1964) El escritor y sus fantasmas, Buenos Aires: Aguilar
• SÁBATO, Ernesto (1985) El túnel, Buenos Aires: Seix Barral

REVISTAS

• BARRERO PÉREZ, Óscar (1992) “Incomunicación y soledad: evolución de un tema existencialista en la obra de Ernesto Sábato”, Cauce, Revista de Filología y su Didáctica, 14-15: 275-296
• CODDOU, Marcelo (1966) “La estructura y la problemática existencial de El túnel de Ernesto Sábato”, Revista Atenea, CLXII, 412: 141-168
• FERREIRA, Ana Paula (1992) “El túnel de Ernesto Sábato, en busca del origen”, Revista Iberoamericana, LVIII, 158: 91-103
• RODRÍGUEZ MARTÍN, María del Carmen (2005) “La angustia existencial: sendero hacia la locura”, El Catoblepas, 41: 15
• SEGUÍ, Agustín (1992) “Los cuatros sueños de Castel en El túnel de Ernesto Sábato”, Revista Iberoamericana, LVIII, 158: 69-80

RECURSOS ELECTRÓNICOS

• Fendrik, Silvia (1999) “La lógica de lo irracional” (entrevista a René Major) [en línea], Suplemento Cultura de La Nación [citado enero de 2014].
Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/214687-la-logica-de-lo-irracional
• Sartre, Jean Paul (1946) “El existencialismo es un humanismo” (conferencia) [en línea], Weblioteca del Pensamiento [citado enero de 2014].
Disponible en: http://weblioteca.com.ar/occidental/exishuman.pdf

Sort:  

Hola @reyvaj; este post ha sido propuesto para ser votado por la cuenta @Cervantes.

Saludos.

¡Gracias, Frida!

Me ha encantado tu post. Sábato es uno de mis autores preferidos, de innegable calidad literaria.
Tu enfoque de doble perspectiva, filosófica y psicológica, resulta increíble. Ciertamente, el existencialismo, con sus énfasis en la subjetividad del individuo, está presente en toda la novela de Sábato. Y el sujeto se relaciona con el mundo. Considero que ese es el conflicto principal: de allí la obsesión de Juan Castel por encontrar a una persona que entendiera el punto de su pintura.
No te detengas.

Gracias, Mowglix. Cabe preguntarse cuánto habrá de Sábato en Castel. Sábato también pintaba, en realidad él hubiera querido dedicarse a la pintura más que a la escritura. ¿Y no sería en parte esa búsqueda de la comprensión del otro, que acaso veía frustrada, lo que lo llevaba a quemar lo que escribía?

Me he hecho esa pregunta varias veces.
En las entrevistas que he visto que le han realizado pude notar que él poseía un enorme ego. No dudo que era una persona muy humanitaria, pero su egolatría se evidencia con facilidad. Seguramente proyecto en Castel una caricatura de su Sombra, de la parte de sí mismo que no estaba contento con admitir que existía. Al menos, eso pienso yo.

Muy buen post. Sabato en su literatura se ubica en los límites del pensamiento racional, se asume como un pensador libre. Es interesante como evolucionó su forma de entender la realidad, como señalas, su primera formación fue en las ciencias duras, pero dejó eso atrás para explorar los territorios del subconciente.

Gracias, Perseo. Así es. Sábato decía que su renuncia a la física (trabajaba en los laboratorios Curie en Francia) le valió la enemistad de algunos científicos, entre ellos Houssay, premio Nobel de medicina. Tal vez porque Sábato no solo dejó una materia para dedicarse a otra, sino porque se volvió sumamente crítico de las ciencias. Puede resultar interesante leer su libro de ensayos Hombre y Engranajes para conocer su punto de vista.

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