Los Disparates de RisckyLu - La Flecha Negra (Parte final-Relato Original).

in #spanish6 years ago (edited)

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La Flecha Negra Primera Parte.

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Edion dirigió la marcha hasta una gran casa rustica pero a la vez muy elegante, se hallaba muy cerca del camino que llevaba a la mansión familiar, era la guarida de la que Edion le había contado a su amigo. El corazón de Gilvar se enturbió pues a pesar de que aquel lugar había cambiado mucho, podía reconocer algunos árboles y el gran claro en el que se encontraban, aun podía ver su viejo hogar enterrado bajo los cimientos de aquella gran cabaña que se alzaba donde antes solía estar la vieja casa de su infancia. Era una cabaña bastante ostentosa para ser de un simple campesino, Edion había puesto a sus mejores carpinteros y constructores a producir esta obra, detrás de la casa se extendía una pequeña parcela con varias dianas y sacos de paja colocados en una ordenada fila y un pequeño huerto.

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—Bonito lugar… En esta casa podría caber dos veces la cabaña de mi padre, aun la recuerdo como si sugiera parada delante de mis pies, no debería sorprenderme, han pasado muchos años y era tonto guardar esperanzas de que se mantuviera aun en pie.—Exclamó Gilvar con sobriedad.

—No esperaba que te fueras a dar cuenta, maldición ahora me siento como un idiota, los constructores y yo estuvimos meses discutiendo si era necesario demoler tu vieja cabaña, ahí ya no vivía nadie y la verdad no pensé que fueras a volver, dejarla en pie era algo excesivamente sentimental, además el suelo era fértil y propicio para construir—Explicaba Edion a su amigo con las palabras más amables que encontraba en su mente.

—No necesitas explicarte mas Edion, son tus tierras y no necesitas darme explicaciones—Replicó Gilvar mientras sostenía el saco de cuero que colgaba de su cintura.

—Vengo aquí de vez en cuando para escapar de mi padre y mi hermano, pero no será por mucho ya que pronto la mansión me pertenecerá junto con todas estas tierras, quizás puedas dejar el ejército y servirme como tu padre sirvió al mío. — Sugirió Edion mientras le enseñaba a su amigo el campo de tiro.

— ¿Cómo se llama tu hijo? Creo que no mencionaste nunca su nombre…

—Has estado muy callado desde que fui a buscarte al campamento, Gilvar, la verdad no pensé que te interesara saber algo sobre él ¿Por qué de pronto te interesa si puedo saber?

—Si no quieres decirme nada está bien, lamento haberte preguntado.

—No tienes que ser tan delicado Gilvar, solo estaba jugando, se llama Failar, ya tiene 16 años y es todo un hombre, sabe luchar y tiene más madera de regente que muchos grandes señores y un hambre de poder digno de un rey, estoy seguro que será un gran conquistador. —Exclamaba Edion orgulloso mientras limpiaba a su ballesta Clementine con un pañuelo.

—Y ¿Quién fue su madre? Jamás mencionaste a su madre.

—No había motivos para ello, su madre fue solo una de esas tantas damas de compañía de las tabernas, apareció en la puerta de la mansión una noche con el niño y me suplico cuidarlo, en cuanto lo vi supe que con un poco de guía sería un joven fuerte algún día, así que lo tomé como mi hijo.

Hubo un pequeño silencio tras esas palabras mientras Gilvar miraba fijamente los ojos de su amigo mientras este contaba su historia, mientras Edion hablaba, Gilvar volvía a apretar con mucha más fuerza aun el pequeño saco de cuero que colgaba en su cinturón—Vaya que eres un hombre generoso, Edion—Afirmó Gilvar para romper aquel silencio.

— ¿Qué llevas en esa bolsa, Gilvar? ¿Acaso son tus testículos? No has dejado de manosearla durante todo el trayecto.

—No es nada, son unos brebajes para evitar la fatiga, ha sido una larga caminata. —Oye Edion quiero preguntarte… ¿Amas a tu hijo?

—Vaya que algunas cosas de ti nunca cambiaran Gilvar—Que pregunta más tonta, claro que lo amo, solo he amado tanto a una persona y fue a Eselda que en paz descanse, tu hermana pudo haber sido una buena esposa y estaríamos unidos por la sangre. —Dijo Edion con algo de resentimiento en su voz.

—Yo también amé a mi hermana, Edion y a mi padre también— ¿Sabes cuál es la mejor forma de destruir a tu enemigo?

—Supongo que propinándole una muerte lenta y humillante en el campo de batalla, nunca he estado en una batalla pero he luchado y se cómo vencer a mis enemigos.

—No, la mejor forma de destruir a tu enemigo es quitándole todo aquello que él más aprecie en el mundo, solo eso es peor que morir. Piensa en ello Edion sobre todo cuando pienses en tu hijo.

—Vaya que has aprendido algo combatiendo en el frente ¿no? Tú y yo hubiéramos sido grandes hermanos. Bueno basta de charlas, vamos a arrojar algunas flechas antes de que el sol comience a ponerse.

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Ambos comenzaron a preparar sus armas, el arco de Gilvar era un viejo arco de madera de tejo atado con una tosca cuerda para tensar las flechas, la ballesta de Edion era un fino instrumento de artesanía hecho de madera de ébano con pequeñas filigranas de plata, fue fabricada para su comodidad y le había llamado Clementine en honor a su madre con quien compartía más en común que con cualquier miembro de su familia. Edion efectuó el primer disparo con su ballesta que viajó raudo y terminó muy cerca del centro de una de las dianas.

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—Buen tiro, Edion—exclamó Gilvar sin inmutarse demasiado.

—He estado practicando y viajando bastante desde tu partida amigo, hace unos meses que volví de la academia aunque estoy un poco oxidado, no hay nadie decente por estos lados con quien practicar, veamos ahora que tanto has mejorado tú ¿Seguro que puedes tensar el arco sin despellejarte un dedo? No quiero tener que vendarte la mano ni secar tus lágrimas como cuando eras un niño.

—Si enserio quieres verlo está bien, notaras que este bosque no es el único que ha cambiado—Gilvar tomó rápidamente una flecha de su carcaj tensó su viejo arco con gran velocidad y soltó la flecha en un solo movimiento continuo, el disparo terminó el centro de la diana a la que Edion disparó, luego volvió a repetir la misma acción y colocó la flecha en la diana contigua, todo sucedió en cuestión de segundos. —Lo malo de las ballestas Edion es que tardan mucho en recargar y además, en una batalla real los objetivos no se quedan estáticos, ellos se mueven y también te disparan.

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La voz de Gilvar se tornó fría y severa en ese momento, Edion se sintió atacado e intimidado por su viejo amigo y pensó que quizás estaba molesto o dolido porque había demolido su vieja casa, una parte de él quería que Gilvar confesará su incomodidad y molestia al respecto pero otra parte sabía que eso no ocurriría pues el chico tímido, sumiso y callado que siempre su amigo seguía allí.
Mientras Edion asimilaba lo que había visto Gilvar interrumpió sus pensamientos.

—Perdón amigo, no debí haberte dicho esas cosas, creo que la guerra me ha afectado un poco—Dijo Gilvar mientras posaba su mano en el hombro de Edion como si tratara de sacarlo de un trance.

Edion soltó una gran carcajada mientras abrazaba a su amigo— ¡Ha sido un movimiento impresionante, Gilvar! Veo que la guerra ha hecho un hombre de ti, vaya que tu padre estaría muy orgulloso, definitivamente lo has superado, vaya que has cambiado, espero que cuando todo termine vuelvas con vida, quizás te interese trabajar para mí, en la familia vendría bien alguien con tus habilidades, ya en estos tiempos que corren uno no sabe en quien confiar.

Ambos amigos dispararon unas cuantas flechas más hasta que el sol comenzó a ocultarse y se alzaban los primeros colores del ocaso entre los árboles, Gilvar quien estuvo muy callado durante casi todo ese momento, se volvió a su amigo.

—Edion, quiero mostrarte algo—Dijo Gilvar mientras sacaba de su alforja un objeto envuelto en una tela carmesí— ¿Qué te parece?

—Es un espectacular trabajo de artesanía, jamás había visto algo igual ¿acaso tú la fabricaste? —Preguntó Edion mientras su amigo le mostraba una hermosa flecha de un intenso color negro y una punta dorada, fina y afilada como una espina.

—Fue fabricada con magia, Edion. Una magia especial y muy poderosa.

—No seas ridículo Gilvar, no existe tal cosa como la magia ¿Quieres tomarme el pelo? No voy a caer en un truco tan barato, pero debo admitir que es un gran artesano quien la fabricó.

—Yo mismo la hice Edion, la fabriqué utilizando una flecha común, la fundí junto con mi ira y mi odio por medio de artes mágicas y así nació esta, la Flecha Negra, tiene una propiedad especial y es la de causar el mayor daño posible a tu enemigo, no importa desde donde sea disparada siempre alcanzará su objetivo y hará que tu enemigo sufra un gran dolor.

— ¡Ja! Eso sí que me gustaría verlo farsante, adelante sorpréndeme, no puedo creer que este pidiéndote esto—Retaba Edion a Gilvar.

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Sin decir más palabras Gilvar asintió con la cabeza y tensó el arco, respiró profundamente mientras apuntaba a una de las dianas, en su cara se dibujó una pequeña pero macabra sonrisa, era la primera vez en todo el día que Edion veía sonreír a su amigo, luego la sonrisa desapareció de su rostro mientras una lagrima rodaba por su mejilla, y de súbito disparo la Flecha Negra. El disparo pasó volando muy arriba de las dianas y se perdió entre las copas de los árboles en dirección hacia la gran torre de la mansión.

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—Fue un gran disparo… —Exclamó Gilvar mientras limpiaba la lágrima que caía de su mejilla.

—Si como no… No puedo creer que enserio haya caído en ese truco tan barato, es una lástima que hayas desperdiciado tan linda flecha, era una bonita pieza de colección, estaba a punto de comprártela—Replicó Edion mientras miraba en dirección hacia donde la flecha había desaparecido—Creo que ya deberíamos volver, ya casi oscurece y tengo hambre, puedes pasar la noche en la mansión, hablaré con el general, además mi padre estará feliz de verte.

—Creo que me quedaré un rato… Quiero recordar mejor como era la casa de mi padre, jamás pensé en que volvería a este lugar —Dijo Gilvar mientras dirigía su mirada hacia el ocaso del cielo.

—Puedes pasar la noche aquí si quieres, hablaré con el general al llegar a la mansión para que sepa que pasaras la noche aquí.

—Gracias Edion, pero no hay necesidad, solo será un momento, adelántate yo te alcanzaré pronto.

—Espero no tardes demasiado o empezaremos la cena sin ti.

Ambos amigos se separaron en ese momento, Edion se alejó caminando por el viejo sendero hacia la mansión mientras veía como su amigo se quedaba ahí parado contemplando el cielo y la tierra donde alguna vez estuvo su casa. Edion estaba cerca de llegar a la mansión de su familia cuando vio a lo lejos las antorchas del campamento del ejército y las almenas de los muros de la entrada de la mansión encendidas con grandes antorchas, una pequeña compañía se dirigía hacia él a toda prisa, el general Nagrod daba órdenes a sus hombres de rodear la mansión e interrogar a la servidumbre.

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— ¡Mi señor Edion, algo terrible ha ocurrido encontraremos al culpable y le daremos la más cruel de las muertes! —Aseveraba el líder de la compañía que había sido asignado para ir a buscarlo.

— ¿Qué es lo que ha ocurrido soldado? ¿De qué carajos está hablando? —Preguntaba Edion bastante confundido por la situación.

—Su hijo mi señor, ha sido asesinado… No sabemos cómo ocurrió pero hallaremos al responsable.

Al escuchar esas palabras el corazón de Edion se derrumbó en pedazos y junto con el general Nagrod y un grupo de hombres, subieron a la gran torre de la misión donde se hallaba el estudio de Failar, el hijo de Edion, quien fue hallado en sus aposentos atravesado en el corazón por la Flecha Negra, la flecha que Gilvar había disparado. Las lágrimas brotaron como cascadas de los ojos de Edion, la cólera y la impotencia de apoderado de su ser, asomó la cabeza por una de las grandes ventanas de la torre como si buscara despertar de un terrible sueño y vio a lo lejos un gran incendio que se extendía por el bosque, justo en su gran cabaña, donde Gilvar y él estuvieron practicando tiro con arco.

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El incendio se esparcía con mucha velocidad mientras Gilvar veía arder los últimos recuerdos de su hogar, con mucho cuidado metió su mano en aquel pequeño saco que colgaba de su cinto y saco una carta escrita por su hermana.

Gilvar cuando estas palabras lleguen a ti muy probablemente mi alma haya abandonado este mundo, desde que te fuiste muchas cosas han cambiado, tu partida entristeció tanto a nuestro padre que enfermó, aunque nunca quiso admitirlo, ahora ya reposa en el jardín de los dioses. Tengo tantas cosas que contarte hermano, pero temo que no podrá ser, uso mis últimas fuerzas para decirte que no vuelvas a casa, Edion no es la persona que creíste siempre que era, me ha secuestrado y me tiene cautiva en el sótano de la mansión como si fuera un animal… Estoy esperando un hijo suyo, pero no creo que pueda resistir más, estoy muy débil y solo espero que lleguen a ti estas palabras, enviarte a la guerra solo era el inicio de sus enfermas artimañas. Te amo querido hermano, espero que tu destino sea diferente. Eselda.

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Gilvar quemó la carta que su hermana había escrito para él y que había guardado todos estos años, luego se adentró en las profundidades del bosque, evaporándose entre la bruma y la noche. Por mucho tiempo Edion buscó a su antiguo amigo día y noche para ejecutar su venganza pero nunca lo encontró, nadie jamás volvió a saber de Gilvar ni de la Flecha Negra que también había desaparecido sin dejar rastro alguno, justo cuando Edion había pensado en usarla.

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Gracias por llegar hasta aquí...

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Te voy a ser sincero no lei completamente la historia me quede en la foto bella de esa cabaña inicial, madre mía esa me dejo anonadado, ya quisiera yo poder construirme una así alla en mi pueblo, Dios mío sería el hombre más feliz de la vida, tendre en mente esta historia, para que cuando tenga dinero pueda construirme una replica exacta a esa.
Espero me entiendas, gracias por compartir.

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