#RetoTop10... ¡¡¡Algo que compartir!!! -¡¡¡ Mis lecciones de vida en la escuela especial!!!

Hola mi querida comunidad de steemit muy contenta y un poco retrasada para mi aporte del reto top10 debido a fallas eléctricas y de internet en mi zona, pero aquí estoy tratando de aportar mi granito de arena en el mejor mes del mundo, el mes de mi cumpleaños, el mes del amor y el mes que esperamos cosas mejores para mi querida Venezuela.

Esta semana gracias al apoyo de @radiosteemit y @avellana nos dan la oportunidad de aventurarnos en contar una parte importante de nuestras vidas, algún aporte interesante y algo que les deje a ustedes un agradable sabor a vida, esperanza y amor.

Así que les compartiré mis dos historias más emotivas en mis comienzos en la escuela especial, como saben estudie psicopedagogía y fueron los mejores 18 años de compartir con mis alumnos.

Mis historias " El niño autista y el cubo mágico" y "El revistero en la pared" son de mis historias favoritas.

Yo no tenía nada de experiencia con niños autistas, ni había tenido contacto con ninguno, solo lo que había leído en los textos universitarios, sabia manejar a niños con Síndrome de Down porque yo tenía un hermanito un año menor que yo y era la que lo cuidaba y jugaba con el.

Uno de los niños había llevado un cubo mágico a la escuela, el nombre del juego era Cubo de Rubik, recuerdan estuvo muy de moda había que lograr poner todas las caras azules, todas las rojas, verdes, amarillas, naranja a cada lado.

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Deje a los niños explorar el juguete un buen rato hasta que di por concluida la actividad y pase a otro. Un niño nuevo que trajeron para evaluación, continuo con el juego, así que lo deje y preste atención a los otros alumnos.

En eso escucho a un niño gritando; maestra lo está rompiendo.

Este niño estaba solucionando el reto de la mejor manera que su inteligente mente le pareció, arranco las calcomanías azules, rojas, amarillas, verdes y las fue pegando en forma ordenada en cada cara. No era lo más correcto pero era una solución a mi manera de ver.

Yo llame a la coordinadora de mi área y le dije este niño no tiene ni un ápice de retardo mental, aunque no fue la manera correcta de solucionar el juego; él pensó, interpreto y busco una solución al problema. Allí no hay nada de retardo mental.

El niño fue pasado a un grupo de mayor nivel con más desarrollo psico-emocional, destacándose en muchas actividades siempre con sus restricciones sociales muy típicas de su problemática.

Fue mi primer contacto con un niño tan inteligente que me enseño que nunca den por sentado que no se puede.

Una de mis primeras lecciones de vida en el aula especial.

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Mi segunda historia: El revistero en la pared.

Cuando trabajaba con los niños en la escuela especial ellos hacían actividades en el taller vocacional. Allí hacían figuras con arcilla, los más grandes trabajaban con madera y hasta le enseñaban con tiras de bambú a entretejerlas como esterillas.

En mis ratos libres bajaba al taller a verlos trabajar, yo también quería aprender a hacer cestas de ropa sucia, a trabajar con arcilla y cerámica.

Un día vi en la esquina un material que iba a ser reciclado. Era hermoso un gran círculo de material entretejido que parecía una flor. Totalmente plano. Se supone que iba a ser un revistero, tenía que haber quedado oblongo o sea levantado para contener las revistas.

Yo lo vi tan hermoso que pedí que no lo destruyeran.

-¿Quién la elaboro?- Pregunte.

Véndemelo le pedí al profesor. No lo rompas es hermosísimo como el niño que lo había elaborado. Un joven que no hablaba mucho, pero aquel entramado me revelaba un tejido único aún por descubrir en este joven tan callado.

Lo compre y lo lleve a la residencia donde vivía por estudios. Todo el que lo veía le llamaba la atención, pero cuando preguntaban que era y les decía que era un revistero, siempre decían no sirve para nada.

No importa ya veré que hago con él. Lo llevare a mi casa. A mí me encanta.

El joven adolescente Carlos así se llamaba, se enteró de mi acción y creo que entendió más que ninguno de los profesores; lo que es salvar algo que los demás no creen que sirva.

Ahora cuando bajaba al taller me sonreía.

Y aquí sigue mi revistero floral, con abanicos y flores sobre el respaldo de mi cama.

Recordándome que las cosas imperfectas son perfectas para alguien más.

Segunda lección de vida en la escuela especial.

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