Puedo sentir tu presencia Señor - Poema propio

Cuando escucho el canto de las aves,
el grato sonido de una cascada,
el dulce aroma de las flores silvestres,
la belleza sin par de un cielo azul límpido,
al ver las aves en su vuelo libre, sin fronteras, sin limites,
al deleitarme en tanta belleza puedo ver la gloria de Dios.

Los cielos cuentan la gloria de Dios,
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Se regocija mi alma, se nutre mi espíritu de armonía,
se ensancha mi corazón de gozo,
y se liberan mis penas al contemplar la infinita creación.

Si alzo mis manos y miro hacia el horizonte, puedo sentir tu presencia.
Si cierro mis ojos y la suave brisa acaricia mi rostro, ahí estás TÚ.
Estás en el rocío de la mañana, en el néctar de las flores,
en la blanca neblina que cubre las montañas,
en la brisa que va de horizonte a horizonte,
en las gotas de agua que riegan el campo.

Estas en el norte, en el sur, en el este y en el oeste, estas arriba y estas abajo.
Estas en las alturas de los cielos y en las profundidades del mar

Gracias te doy por permitirme el privilegio de la vista,
el de todos mis sentidos.
Son todos ellos la prueba de tu existencia,
y con ellos puedo comprobar que existes.

Gracias por permitirme viajar a lugares remotos del infinito,
con solo contemplar tu maravillosa creación.
Me hiciste diminuto en la inmensidad del espacio,
pero a la vez lo más grande de tu creación.