El portal

Esa fría noche de primavera tuve que quedarme un par de horas extras porque uno de los compañeros había faltado, el día había sido raro en su totalidad, para empezar estaba haciendo mucho frío, los siete grados centígrados contrastaban con las flores de los lirios que sólo florecen cerca de la semana santa, una de las compañeras que siempre andaba de mal humor ahora se le notaba muy amable y en la mañana me había hablado mi jefe para comentarme que me había autorizado hacer el mural que antes ya habían rechazado.

Al salir de la oficina ya era de noche por lo que decidí tomar un taxi, salí por la puerta trasera desde donde se podía ver una caricatura japonesa pintada a mano sobre el edificio de enfrente que tenía cara de gato pero con un cuerpo de mujer muy escultural, habían pasado quince minutos y ya me sentía impaciente, otros quince minutos mas tarde llegó al fin el taxista, me senté en el asiento de adelante, a lado del chofer como de costumbre y le pedí que me llevara a mi casa en Haciendas Escondidas, como a los cinco minutos el chofer me comentó que se había retrasado porque había ocurrido un choque en la avenida principal, me sugirió tomar un atajo por entre la zona residencial, yo accedí pues me iba a poner nervioso estar parado entre el tráfico mientras el taxímetro seguía avanzando, tres cuadras mas adelante el chofer me indicó que uno de los neumáticos se había ponchada y que tenía que detenerse a cambiarlo, dio vuelta en una oscura calle aledaña, de pronto del asiento de atrás salió un tipo que al parecer venía escondido, sacó un enorme cuchillo y lo puso sobre mi costado, me exigió le entregara el celular y la cartera, el chofer me sujeto del cuello y sustrajo rápidamente todas mis pertenencias, un fuerte golpe en la cabeza me dejo inconsciente.

A la mañana siguiente algo me hacía cosquillas en la cara, desperté sobre el pavimento de la banqueta con un fuerte dolor de cabeza, al levantarme observé que estaba abajo de una parra que estaba infestada de gusanos, me sacudí para quitármelos, fue cuando me di cuenta de que no traía zapatos, no conformes con robarme, también me dejaron descalzo. Como pude llegué a mi casa y dormí el resto del día.

Después de ese raro domingo pensé que todo regresaría a la normalidad, otra vez a mi amada rutina, camino al trabajo tenía unos raros recuerdos de haber visto una puerta de madera muy envejecida y de haber entrado a través de ella, pero me distrajo el olor a tepache, que es una bebida hecha con cáscaras de piña fermentada, pedí una extra grande con chile en polvo y decidí entrar a la oficina por la puerta trasera para no tener que darle explicaciones a todo mundo sobre el golpe por el que traía vendada la cabeza, apenas estaba por entrar cuando me di la vuelta para ver la pared de enfrente, me había parecido que no estaba la imagen de la caricatura sobre el edificio, para mi sorpresa no estaba el edificio, en su lugar estaba una cancha de fútbol rápido, entre a la oficina y quedé paralizado, en lugar de mi escritorio estaba la barra de un bar...