Ella abordó el avión, me tocó tragarme todo mi dolor, son tantos años juntos, me viene a la mente, cuantas veces nos juramos jamás nos separaríamos, haciendo pactos de amor con un beso.

Hoy, tuvo que partir, no me quedó otra opción que apoyarla y despedirla con una mueca en mi cara para evitar llorar. Mientras la veía alejarse, acaricié la foto que guardé de ella, aquella que le tomé en el café cuando nos conocimos, donde sus años mosos la hacían ver como una diosa, aún sigue siendo hermosa con el paso de los años, solo que ahora, ya no es mi diosa, ella es mi vida.

No se dio cuenta, introduje una foto mía en su cartera, cerca de su pasaporte para que pueda verme de nuevo y tenerme cerca.

Sigo observándola desde lejos, ella sube al avión, voltea en mi búsqueda por última vez, pero no me vio, me escondí, porque lágrimas corrieron sobre mí confundiéndose con mi sudor, me pase la mano para secarlas y noté su perfume en mi piel.

Amo a esa mujer, pero debe preocuparse de su futuro... las puertas del avión se cerraban y unos minutos después sentí mi alma despegar de mi cuerpo, por ella...