Maikagua. El honor. Microrelato

in #spanish5 years ago (edited)

“Perecedera es la honra, si llega al final de los tiempos…”

Hola amigos, existen mitos y leyenda pero al hacerlas partícipes de nuestras vidas muchas de ellas pasaran a ser una realidad. Les traigo un microrelato para su lectura y consideración, gracias.

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Años de tradición destruidos en minutos.

Estoy preparado, de rodilla en el cuarto posterior, sobre el piso recién pulido, frío, con el torso desnudo, los ojos cerrados frente al cojín que alberga la katana, esa que el abuelo Maikagua dejó como herencia familiar.

La casta samuráis circunda por nuestras sangres, nos cambia la vida falsa por una verdadera. Qué pena que no estás en tu juicio. Solo lo que existe es real. Los principios hoy son casi nulos. La deshonra me ha ubicado en este lugar sagrado, con olor a incienso aliviando los errores del pasado.

Es el lugar donde prevalece el código Bushido cuyo estándar moral he infringido, lo acepto, el dolor ha matado el alma y peor aún ha destruido a mi familia.

El fraude, el dinero mal habido, así como la traición han sepultado el honor de los Maikagua, poco tiempo duró el bienestar familiar al ser descubierto por los custodios del régimen.

Mi hijo me acompaña en este momento ya que él entiende el proceso que penaliza los hechos, el suicidio, limpia el honor. Detrás de mí espera cayado con su Katana, es por ello que dejo un manuscrito para liberarlo de toda responsabilidad.

Es momento de mucho estrés, debo hacerlo, no hay vuelta atrás. Tomo el Wakizashi mientras me vendan los ojos, el asa entre las dos manos, siento su filo a un centímetro del ombligo, punzando mi abdomen. El incienso abruma el lugar, sin brisa, sin sonido, solo la respiración del hijo y la mía.

Él terminara de cumplir el ritual, espero que su golpe sea certero para que todo termine sin sufrimiento y mi cabeza sea colocada en el baúl de la vergüenza para luego darme una sepultura honrosa.

Con esto limpiaré la dignidad de la familia Maikagua y podrán continuar.

Llegó el momento, la tensión se deja sentir en el pequeño salón. Tomo una profunda inhalación para desgarrar el estómago, así es el Harikari.

El dolor y la sangre me debilitan.

-Papá - escucho suavemente. - Despierta hemos llegado al aeropuerto de Japón, nos están esperando-

Me toco la cabeza. Estaba en su sitio.

Ahora, desde aquí veo a mi padre. Que honor de pertenecer a la familia Maikagua.

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J.R.M.(@siondaba)


Hasta la próxima.

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