Ambrosía de Dios

in #spanish6 years ago

La vida está hecha de luz. Cuantas más partículas de luz se juntan el resplandor crece, y es lo que nos sucede cuanto más evolucionamos y nos hacemos seres más complejos: nuestra luz crece con nosotros. Así como el fruto al madurar se vuelve apto para nuestro consumo, nuestra luz alcanza un grado de brillantez que es absorbida por el Universo, la Energía Astral, la Vida… nos convertimos en Ambrosía de Dios

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Fuente

Luz de Vida

Todos los seres vivos tenemos luz, una que nuestros ojos no alcanzan a ver por tener una ultra-frecuencia que se escapa de nuestro rango de visibilidad. Esta ”Luz de Vida” tiene estrecha relación con el alma, ya que su esencia es de luz. De manera que podemos considerarnos como luceros en el espacio de la vida, hoy ocupando un cuerpo carnal y después de abandonarlo nos quedamos resplandeciendo en el plano inmaterial, hasta que volvemos a ocupar otro cuerpo biológico. Desde que éramos seres tan simples como los organismos unicelulares el más ínfimo resplandor de luz emanaba de nosotros, hasta que fuimos evolucionando es especies pluricelulares en donde cada célula aporta su ”As de luz” (Az) haciéndonos ver más brillantes; aunque no solo un mayor número de células, que al sumar más cantidad de ases, irradian mayor brillantez. Cada Az al evolucionar (Az+) aumenta su frecuencia haciéndose más brillante y en este punto vale la pena acotar que más brillante se traduce en más sabiduría, más madurez, más belleza, más perfección, el acrecentamiento de nuestras cualidades heredadas de Dios, solo que en Él su magnificencia es tal que puede iluminar el Firmamento entero. Progresivamente las futuras encarnaciones deberán ocupar cuerpos también más evolucionados, para que sus células puedan soportar la carga del Az+ que va a alojar; si consideramos que las células más evolucionadas de las que se tenga conocimiento son las del cerebro humano, podemos deducir que los Az+ más brillantes y avanzados ocupan nuestros cuerpos, y lo harán hasta que su frecuencia no encuentre un cuerpo capaz de soportarla: es el momento en que se convierte en el alimento de Dios.

Razón de la Creación

El Equilibrio existencial es una de las leyes con que Dios constituyó el acto de creación. Cuando el Altísimo se hizo Universo, conocía la manera en que toda esa energía desparramada por el Cosmos volviera a sí como lo hace la bolita del péndulo: una vez que se suelta hace su recorrido hasta que se devuelve y llega nuevamente a su punto inicial, completando de esta forma un ciclo establecido por la Ley del ritmo. Pero toda esa energía en bruto que abraza al Universo deberá ser procesada para poder ser consumida por Dios, como hacemos nosotros al cocinar la materia prima para elaborar nuestros alimentos.
Somos los seres humanos el mecanismo por medio del cual el Creador transforma la energía del Universo en luz con el más refinado grado de pureza que, siendo de su esencia, la absorbe para reconstituirse y mantener de esta forma el equilibrio con que se sustenta todo lo que existe. Por esta y por otras razones somos la razón de la Creación.

Sistema primigenio

En el primer párrafo les mencioné el ** Universo, la Energía Astral y la Vida **, estos tres elementos son el mismo ”sistema primigenio” que, desde la perspectiva teolista es Dios. La mayoría de las personas, aunque apenas tengamos un mínimo de conocimiento acerca de nuestra existencia, sabemos que el cuerpo no es lo único que conforma al ser humano, es apenas nuestra parte material y se nos hace de fácil reconocimiento porque nuestros sentidos corporales dan testimonio de su presencia, así como tangible es el Universo.
La mejor forma de conocer la esencia de Dios es conociendo la nuestra porque al haber sido hechos ”a imagen y semejanza de Dios” poseemos los mismos elementos, de igual naturaleza pero diametralmente diferentes en magnitud. Ambos somos seres ”trinos” porque poseemos cuerpo, alma y espíritu, holísticamente integrados en uno; el cuerpo de Dios es el Universo, su parte tangible.
El alma y el espíritu son los elementos inmateriales que nos conforman, describirlas es más complicado porque no hay manera palpable de demostrar su existencia y es por eso que es tan fácil de confundirlas como si fuesen lo mismo. La diferencia sustancial entre ambos es que el alma es el Az que cada ser vivo posee mientras que el espíritu es uno solo: la vida y el espíritu es lo mismo, el mismo sistema primigenio, es Dios en su aspecto inmaterial. Así como el alma de cada ser humano es de luz también lo es el alma de Dios, que vendría a ser toda la energía que se encuentra en el Universo; cada estrella que emite energía es un foco de luz que en suma iluminan y calientan el Cosmos. Teolísticamente hablando, la integración cuerpo, alma y espíritu que conforman al ser humano, lo es para Dios el Universo, la energía que en éste reside y la Vida, integrados como el gran sistema primigenio.

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Muy buena tu reflexión. Como diría Carl Sagan "al final somos polvo de estrellas"
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Gracias por tu comentario @goya, en verdad que somos de origen estelar y no te sorprenda que en cualquier momento escriba al respecto. Seguiremos en contacto.

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saludo tbto, y acuérdate del prójimo con tu aporte, sin mas, fran linares

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