EL ABISMO DE MIS OJOS. (Tercera Parte)

in #spanish5 years ago (edited)



Ilustración

La tercera parte de nuestra historia ha sido lanzada, les agradezco a todos los que han seguido con detenimiento la cruda realidad del personaje en cuestión, sus vivencias y su dura realidad. Para aquellos que quieran seguir con esta historia es necesario que lean las dos primeras partes, las cuales les dejaré a continuación:

EL ABISMO DE MIS OJOS (Primera Parte)

EL ABISMO DE MIS OJOS (Segunda Parte)

“Podrán haber situaciones donde el amor no tiene cavidad, y otros factores menos agradables toman el curso de nuestras circunstancias, pero nuestras decisiones se mantendrán inquebrantables en todo momento, y hasta el final.”

UNIVERSO PERDIDO.


La catástrofe comenzó, y aquello que habita en mis ojos comenzó a salir cual siniestro ser, atacando a la señora Ernestina, sofocándola con su brumosa y espesa oscuridad, y ella en sollozos gritos no podía librarse de aquella terrible maldad.

En ese momento, cuando todo se volcó en completo silencio, divisé una aldea arruinada a mí alrededor, bañada con cenizas y humo, y cadáveres por doquier. Recorrí con asombro sobre los escombros, paredes caídas, madera quemada, y cuerpos apuñalados y desmembrados hasta llegar al centro de la aldea, y allí vi, a la señora Ernestina.

Estaba de rodillas, frente a un gran árbol, con la cara como la de un muerto, pálida y sin ningún avistamiento de emoción. Bajo los pies de ese gran árbol se encontraba, lo que parecían ser cuatro pequeños niños, con las caras desfiguradas y las ropas rasgadas.

Traté de acercarme a la señora Ernestina y de colocar mi mano en su hombro de manera de consolación, aunque sabía que ella no lo notaría, pero la pena y un sinfín de sentimientos turbantes me impulsaron a hacerlo, y de repente, de la nada, raíces de árboles comenzaron a brotar del suelo, y comenzaron a apresar a la señora Ernestina envolviéndola con fuerza como boas constrictoras.

Ella solo gritaba e intentaba retorcerse de un lado a otro para liberarse desesperadamente, y yo traté de ayudarla pero una extraña fuerza invisible me lo impedía y me empujaba, alejándome a varios metros de ella.

Los gritos cesaron por completo, y una insólita oscuridad de la nada comenzó a tragarla desde el suelo, y una risa, espantosa, que me heló hasta mis huesos comenzó a escucharse en todas partes de un lado a otro, como carcajadas danzantes.

Yo caí de rodillas al suelo, con las manos en mis oídos intentando evitar escuchar esas horribles carcajadas, eran insoportables, quería que cesaran de una vez, así que tomé todas mis fuerzas, cerré los ojos, y grité… y al terminar de hacerlo, abrí los ojos y me di cuenta que estaba de nuevo en la mansión.

Me tapé los ojos con mi mano derecha y comencé a buscar mis gafas, al encontrarlas me las puse, y comencé a mirar a mi alrededor. Vi a la señora Ernestina en el suelo, boca arriba, paralizada y con los ojos y la boca sumamente abiertos, sus ojos eran oscuros y sin esclerótica, como dos fosas negras, al igual que mi madre ese día.

Miré más a mí alrededor hasta que atisbé a Sonia, escondida en las sombras de aquella habitación, asustada, con lágrimas en los ojos y con color pálido en su rostro que solo causaba preocupación.

Intenté acercarme a ella con los brazos extendidos, era mi momento de explicarle todo, la maldición que contengo, mi aberración, lo que mora en el abismo de mis ojos. Pero al acercarme, ella hizo un gesto de rechazo y se echó para atrás con miedo. En ese momento comprendí, de que estaba espantada de mí, y que de mí, nada quería saber, no podía culparla ¡un monstruo que hace daño no merece cariño y comprensión!

Así que huí, con el corazón roto, con mis lágrimas brotadas, bajando las escaleras del último piso de la mansión, y fui a buscar directamente a mi tío, lo que había pasado ya era irreversible y tenía que contárselo todo a él, a la única persona en la que confiaba.

Al encontrarlo, vio mi rostro empalidecido con asombro, las lágrimas que cubrían mi rostro, mi agitada respiración y un espanto que me rodeaba como aura visible; con solo verme comprendió todo, y comenzó a guardar nuestras cosas con suma rapidez posible y yo le ayudé.

Al terminar, corrimos huyendo de la mansión, sin cruzar palabras ni miradas con nadie, solo huimos, sin mirar a nuestro alrededor, tomamos un taxi con rapidez rumbo a la ciudad ya que sentíamos que no teníamos mucho tiempo, y antes de partir, vislumbré por última vez la mansión y en una de sus ventanas logré ver a Sonia, con un rostro de terrible tristeza.

Quise hacer un gesto de manera de despedida pero decidí guardármelo, sentía que no valía la pena, pero no dejaba de mirarla parada frente a esa ventana, pude calificar su rostro con melancolía y hasta también con signos de nostalgia, no sé si era mi imaginación, o si de verdad ella iba a extrañarme a pesar de lo sucedido.

Yo sí por supuesto, iba a extrañarla muchísimo. ¡Oh Dios! ¿Por qué? ¿Por qué tengo que cargar con este peso que solo contiene sufrimiento? Por un momento, por un vívido instante, pensé que conocería el amor, pero ¡basta ya! Esas esperanzas debo reprimirlas por completo de mi mente, debo aprender a vivir con esta realidad, con este vacío que no conocerá la consolación, o el amor de una mujer...



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@Universoperdido... Excellent writing and the illustration You selected was quite appropriate.

Well Done !!

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