Quiero resaltar en éste post dos situaciones particulares que viven las personas que migran y sus familiares, con base de experiencias cercanas. Ya que es mundialmente conocida la situación actual de un país que es rico en petróleo, ese país: Venezuela.

Desde el año 2013 hemos entrado en una decadencia total. Esto debido a muchos factores que van principalmente por el mal manejo de la administración general en todos los recursos venezolanos generados por los dirigentes principales. Pero no quiero extender mis palabras sobre la crisis en sí, sino las consecuencias de la misma. Con relación a la agonía y división presente en los que tratan o atraviesan nuestras fronteras, el simple hecho de migrar no es sinónimo de "mejoría" sino de "reto" que en muchos casos puede convertirse en "humillación".
Tengo muchos familiares fuera de Venezuela, a unos les ha tocado estupendo y a otros un poco duro, tal es el caso de una prima de mi padre, quien se disponía a viajar rumbo a Perú y apenas en el terminal de la ciudad de Valencia tuvo que forcejear con una Guardia Nacional para que ésta no la despojara de sus dólares, los cuales conocemos que son esenciales para el desarrollo del viaje, gracias a Dios ella pudo vencer, esto indica que quién se supone que debe resguardar la seguridad de la nación no le quitó su dinero. Pero eso no es todo, al llegar al terminal de Cúcuta se disponía a seguir su recorrido con su maleta en manos, en ese instante un malhechor la despojó de esta y en seguida un grupo de hermanos venezolanos corretearon al delincuente y en seguida éste les devolvió la maleta, así que gracias a eso no se quedó sin ropa, ni artículos esenciales para su nueva experiencia. Al llegar a Perú como muchos de los que migran, le tocó guerrear y buscar empleo, al conseguirlo todo marchaba bien, pero, lastimosamente la mamá de su jefa se murió, por lo que perdió su empleo por algunos días, ¡qué detallazo!

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Otro caso es uno que le aconteció a la menor de mis tías, ella se dirigió a Medellín desde el pasado jueves junto a un amigo que ya había viajado a Bogotá. Ella no iba específicamente a trabajar, sino a visitar a su novio y familia. No posee pasaporte, sino el carnet andino. Su agonía inició desde que llegó a Cúcuta, allí se disponía a tomar un bus rumbo a Medellín, pero por no poseer pasaporte le querían cobrar 160 pesos, y el pasaje en sí era de 140 pesos. Al no contar con el dinero completo no pudo tomar el bus en el momento, mientras se comunicaba con su novio tuvo que tomar la decisión de irse a Bogotá con su amigo. Resulta que para ir a Bogotá tuvo que aceptar viajar 12 horas sentada en las escaleras del bus, ¡todo por ser ilegal en ese país!. Se imaginarán el cansancio y la tristeza que quizás ella sintió. Gracias a Dios en Bogotá se encontró con unos venezolanos, los cuales le brindaron ayúda, hospedaje y comida. El día de ayer a las 8:00pm logró tomar el bus rumbo a Medellín, mientras iba de camino logró comunicarse con sus familiares cercanos vía WhatsApp, lo que más nos sorprendió de todo fué el tono de su voz y la desesperación de esta, ella afirmaba que a los venezolanos en el extranjero no se les trata tan bien como en algún momento en Venezuela a ellos se les recibió cordialmente.

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Eso es parte de lo poco que algunos han vivido, han existido situaciones peores.
En cuanto a la división que puede enfrentar una familia cuando uno de sus miembros se despide de ellos para buscar un mejor futuro. No es sólo la división territorial, sino aquella de momentos compartidos, risas y encuentros. Tal es el caso de la familia de mi papá, ellos eran de los que por cualquier motivo concentraban a la familia para efectuar una celebración, sea navidad, carnaval, cumpleaños... Hacían reuniones de tres o dos días. Ya eso no es así, o no tan igual, porque muchos migraron a ciertos países y su unión ahora es por medio de un aparato electrónico. Ahora las reuniones son más pequeñas, quienes aún quedamos lo hacemos y nos toca recordar ese "antes" de todo lo que hoy día asumimos.
No perdemos la fe de volver a revivir esos momentos tan cálidos.

¡Saludos y bendiciones a todos!