Parece tonta la eternidad,
como esfumándose lenta
entre acordes y respiros
que se convierten en fuego.

Me incendio por dentro
enfermándome el alma,
salivando palabras
que nunca saldrán.

Un cruel desespero,
la soledad esperando,
un ángel vigía
que sepa cantar.

Transformación caótica;
de esto siempre se trata,
y aunque el cielo se oculte
no me pienso guardar.