Volvemos
Recuerdo aquel caluroso día del mes de Julio 2015 en el que llegué a la famosa Estambul sobre mi bicicleta. Me detuve sobre el puente Galata y observé el bullicio de la gente que iba y venía en todas direcciones. Allí terminó mi periplo sobre dos ruedas tras 4000 kilómetros recorridos. Y allí también, empezó un nuevo capítulo en mi vida. Allí se inició una serie de proyectos que sin saberlo en aquel preciso momento, me llevarían año tras año hacia tierras lejanas. Sin saberlo, emprendí un camino lleno de emociones y experiencias que nunca hubiese imaginado. En 2015 realicé un primer proyecto que daría paso a muchos más. Turquía, Iran, Iraq y Marruecos son algunos de los lugares por donde me he dejado llevar por mi intuición. Y gracias a la amistad entre unos pocos individuos, también dejamos huella en Perú y Argentina.
Lo que empezó en las calles de la antigua Constantinopla, se ha convertido en una serie de proyectos cada vez más grandes en los que se van uniendo más y más individuos. Cada año que pasa, somos más los que dedicamos nuestro tiempo a devolverle al mundo parte de lo que tanto nos da. Ese preciado tiempo, no tan solo contribuye a hacer de este mundo un mundo mejor, sino que también, nos hace mejores personas sin que seamos completamente conscientes de ello. Nos humaniza, nos brinda la oportunidad de ser mejores versiones de uno mismo.
Mirando hacia atrás, logro ver todo lo que hemos realizado, y me siento orgulloso de todo ello. Me siento orgulloso de tener a las personas que tengo a mi alrededor, a todos y cada uno de ellos que han estado ahí desde el principio y han hecho todo esto posible. me siento dichoso por todo lo vivido estos años y emocionado a la vez por lo que está por venir. Porque en menos de un mes, volveremos a unirnos por un noble causa. Volvemos a Marruecos, para ver crecer el árbol que plantamos la primavera pasada. Seguimos pues, hacia adelante con optimismo.
Volvemos,
Marruecos, allá vamos.
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