Reflexiones de un Sobreviviente del Cáncer

Días después, me mandan a hacer unos estudios, y el personal médico que me atendió, me dijo que debía estar preparado para cualquier resultado, luego de la intervención quirúrgica y la biopsia. En ese instante supe, que podía tener cáncer, y así fue. Luego de la operación clínica, el tumor maligno hizo metástasis, y todo empeoró. Dejé de caminar, me dio una “Trombosis Venosa Profunda”, y los dolores eran espantosos. Los médicos me diagnosticaron un T2 en 2do grado, con 80% de metástasis, y un pronóstico de vida de 6 meses, si no me sometía a tratamiento.

Las quimioterapias comenzaron 2 meses después de la intervención quirúrgica, lapso durante el cual ya me debía estar un poco más recuperado con relación a los valores sanguíneos y otros, que me tenían débil. Así, comenzó mi primera quimioterapia. Parece inofensiva, pero no lo es. Los efectos secundarios, en algunas personas, como en mi caso, son indeseables. Debilidad, mareos, náuseas, vómitos, fiebre, dolores, y una especie de desmoralización, invaden de manera total.

Pensé que moriría con esa primera quimioterapia. Pero, gracias al apoyo de los médicos y de mi familia, además de mis amigos, logré recuperarme de ese trance. Me permitieron un mes de descanso, y regresaría a la segunda quimioterapia, y en efecto, así fue. No me afectó tanto como la primera, pero me quedé calvo, se me cayeron las cejas, pestañas, todo el vello corporal, se me comenzó a llagar todo el cuerpo, la boca, sobre la piel me salió como una capa (una especie de cuero) que se desprendía solo. La verdad es que, no fue nada normal todo lo que me pasó a nivel orgánico. Pero seguí adelante.

Me volvieron a dar un período de descanso y fui expuesto a la tercera quimioterapia. Me afectó mucho. Todos los malestares anteriores reaparecieron. Cansado de la situación, y para no causar más dolor y sufrimiento a mi mamá, papá, hermanos y toda la familia, aparte de los amigos más íntimos, pensé e intenté suicidarme, pero no lo logré, ya que una persona desconocida, lo impidió. (Algún día contaré sobre lo sucedido). A los días, los médicos me dijeron que la enfermedad estaba cediendo y que con una quimioterapia más, me mejoraría.

De esa forma, llegó la cuarta y última quimioterapia, la más larga de todas, porque las tres primeras duraron tres días y esta duraría cuatro. No me afectó tanto, pero estaba muy delgado, cadavérico, y también cansado, de los viajes desde el pueblo donde vivo a la ciudad donde era atendido clínicamente. Eran más de 60 kilómetros de recorrido. No obstante, mi familia, especialmente mi mamá, mi papá y una hermana, se convirtieron en un apoyo total, y no me dejaron desanimarme. En realidad, toda mi familia y amigos, me apoyaron en todo momento.

A los 10 meses de iniciar el tratamiento con las quimioterapias, descartaron la posibilidad de enviarme a radioterapia, porque la enfermedad ya había cedido, es decir, ya me encontraba sano, y me dieron de alta; no obstante, debía regresar a consulta una vez al mes, durante el lapso de un año. Si quieren que sea sincero, me encontraba feliz, pero no dejaba de estar preocupado, porque pensaba en la posibilidad de una recaída, pero entonces, el personal médico me dio instrucciones para evitarla en la medida de mis posibilidades.

Luego de todo lo vivido, desde que me dieron de alta hasta el presente, me he convertido en alguien que da testimonio de lo que me ocurrió y lo hago con el propósito de ayudar, apoyar y orientar a otras personas que son diagnosticadas con esa terrible enfermedad. He visto como muchas de ellas se recuperan, mientras que otras no…y cuando sé que alguien pierde la batalla contra el cáncer, siento mucha tristeza, y hasta me deprimo, pero después, vuelvo a retomar el ritmo y sigo adelante en mi misión de vida.

Ahora bien, como sobreviviente del cáncer, mis consejos son los siguientes, pero no aplican en todos los casos. Recuerden que cada persona y cada organismo, son diferentes: