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Otto Kreetschmier, Karl Fredrich Merten, Erick Topp, Víctor Schutze, Herbert Schutze, George Lassen Heinrich Lechmann, Henrich Liebe, Gunter Prien y Wolfang Luth, este grupo de ases conforma el mejor equipo de capitanes de submarinos alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

Los U2 submarinos

Fueron barcos diseñados para navegar en la superficie y debajo de ella, para poder resistir la presión su casco fusiforme era muy resistente y su interior estaba conformado por diversos compartimientos, con aire a presión que regulan la capacidad de flotación. Estaban diseñados para la lucha sigilosa y de impacto, es decir eran máquinas depredadoras, atacaban al objetivo de una manera rápida, silenciosa y con mucha precisión. Los submarinos estaban provistos de salas de máquinas, compartimientos de torpedo, tenían un sistema de periscopio para poder ver el objetivo y la sala de mando donde el capitán conducía todas las acciones del sumergible.

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El capitán comenzaría a formarse en la academia naval, donde el individuo se prepara para que en un futuro pueda ser un capitán idóneo de una nave de estas características, esto va unido al temperamento, la vocación, la lealtad, la tenacidad, la disciplina y valentía, atributos que todo buen capitán debe tener en su formación, también dependía del capitán mantener toda coordinación y obediencia para que la tripulación fuera efectiva en todo lo relacionado con la maniobra de la nave, turnarse y estar alerta.

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Me voy a referir a uno de los más grandes capitanes de submarinos alemanes en la segunda guerra mundial, Wolfang Luth, se destacó como uno de los capitanes con más naves enemigas hundidas, con un total de cuarenta y siete, lo pudiéramos catalogar como un verdadero depredador del mar, todo un as de la guerra submarina, pero lo curioso de todo esto fue su muerte, ocurrida en extrañas circunstancias. Al finalizar la guerra Luth se encontraba al mando de la academia naval Murwik, él había sido muy claro en sus órdenes ese día, le dijo a los centinelas que vigilaban los muros de la academia, que disparasen contra todo aquel que no supiera decir la contraseña diaria, ya entrada la noche un joven centinela vio como se le acercaba una figura a la que no pudo identificar visualmente, le pidió el santo y seña por tres veces y al no recibir respuesta hizo un disparo con su fusil, fue un certero balazo en la frente de su comandante que moriría instantáneamente.

Las averiguaciones dieron por resultado que el centinela hizo lo que se le ordenó y fue absuelto del cargo, este mismo soldado participó en la guardia de honor e hizo tres disparos de salva reglamentaria al finalizar el funeral.

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