Nueva terapia molecular se convierte en una atractiva alternativa para atender al ictus en su fase aguda

in #stem-espanol6 years ago (edited)

Gracias a una investigación realizada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), una molécula de DNA/RNA llamada aptámero es capaz de reconocer y unirse a dianas terapéuticas para el tratamiento de la fase aguda del ictus isquémico.

A pesar de estar a punto de entrar en la fase de ensayos clínicos, los resultados de esta investigación se acaban de publicar en Molecular Therapy.


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La mayor estabilidad y reproducibilidad de esta molécula y su menor inmunogeneicidad y tamaño la convierten en una alternativa muy ventajosa frente a otros fármacos”, destaca Ignacio Lizasoain, catedrático del departamento de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Medicina de la UCM y uno de los autores del estudio.

El fármaco candidato bloquea el Toll-like receptor 4 (TLR4), que es un receptor de inmunidad innata clave en la activación de procesos inflamatorios. Es importante enfatizar que este fármaco no solo supondrá un nuevo enfoque para el tratamiento en la fase aguda del ictus y la prevención de sus graves complicaciones, sino que también se ha implicado en un gran número de enfermedades como infarto de miocardio, aterosclerosis, esclerosis múltiple, retinitis, sepsis, enfermedades autoinmunes y cáncer.

Más de 8 años buscando al mejor candidato

Después de muchas investigaciones, la compañía farmacéutica AptaTargets logró identificar y caracterizar un pool de moléculas frente a dianas farmacológicas en el área terapéutica del ictus y seleccionó este aptámero como el mejor candidato.

En la grandiosa investigación participa el Instituto de Investigación Sanitaria Hospital 12 de Octubre, la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria, el Instituto de Biomedicina de Sevilla y las compañías biofarmacéuticas Aptus Biotech y AptaTargets S.L., las cuales se dedican al desarrollo de moléculas innovadoras basadas en tecnología de aptámeros.

El objetivo es mejorar los tratamientos ya existentes

El ictus es también conocido como accidente cerebrovascular o derrame cerebral, se lleva a cabo cuando un vaso sanguíneo que transporta oxígeno al cerebro se rompe o queda bloqueado por un coágulo, cuando eso ocurre, parte del cerebro no recibe la sangre y el oxígeno necesario, por lo que comienza a morir. La extensión y la ubicación del daño cerebral determinan la severidad del ictus, que puede variar entre un efecto mínimo y un efecto fatal.

¿Cuáles son los síntomas del ictus?

Por lo general, los ictus son de inicio súbito y de rápido desarrollo, y causan una lesión cerebral en minutos, los mismos puede ir empeorando a lo largo de horas, incluso durante uno o dos días, a medida que se va necrosando un área cada vez mayor de tejido cerebral.

En función del área del cerebro afectada pueden producirse muchos síntomas diferentes.

• Adormecimiento o debilidad repentina en la cara, el brazo o una pierna, especialmente en uno de los lados del cuerpo.

• Confusión repentina, dificultad para hablar o para entender.

• Repentina dificultad para andar, mareo, pérdida de equilibrio o coordinación.

• Dolor de cabeza agudo y repentino sin que se conozca la causa.

• Pérdida de la visión repentina en uno de los dos ojos o en ambos.

• Pérdida de memoria.

Tipos de ictus

Ictus isquémico:

Es causado cuando los vasos están obstruidos por dentro. Este problema se suele producir por el desarrollo de depósitos de grasa en los muros del vaso, lo que se denomina ateroesclerosis. Los depósitos de grasa provocan dos obstrucciones:

Trombosis: es cuando el coágulo que se desarrolla en el mismo vaso sanguíneo cerebral.

Embolismo: el coágulo se desarrolla en otra parte del cuerpo. Una porción del coágulo se desprende y viaja por el flujo sanguíneo hasta que encuentra un vaso que es más pequeño y lo bloquea.

Los ictus isquémicos son los más frecuentes de todos los ictus, comprendiendo un 80% del total.

Ataque isquémico transitorio (AIT): Presenta unos síntomas similares a los de un infarto, pero es más corto y no muestra las consecuencias propias de un infarto. El AIT es un episodio de déficit neurológico de corta duración que en la mayoría de los casos dura menos de dos horas. El 40 por ciento de los pacientes que sufren un AIT, poco después sufren un ictus isquémico.

Infarto cerebral: Deja una lesión cerebral permanente según su extensión y localización, los ictus isquémicos pueden clasificarse de la siguiente manera:

Ictus hemorrágico:

Este surge de cuando un vaso se rompe, lo cual genera que la sangre irrumpa en el cerebro. Al entrar la sangre comprime el tejido cerebral. Las causas más frecuentes de este ictus son:

Aneurisma: es una región inflada o debilitada de un vaso sanguíneo. Si no se trata el problema crece hasta que el vaso se rompe.

Malformación arteriovenosa: es un grupo de vasos sanguíneos formados de manera anormal. Cualquiera de estos se puede romper.

Causas de los ictus

Edad avanzada: Pasados los 55 años, cada década vivida dobla el riesgo de padecer un ictus. No obstante, esto no quiere decir que las personas jóvenes no sufran el problema.


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Sexo: Se producen, más o menos la misma cantidad de ictus en los dos sexos.

Herencia familiar y raza: El riesgo de sufrir un ictus es mayor si alguna persona de la familia lo ha padecido. Las personas negras tienen más riesgo de muerte y de padecer discapacidades más grandes que las personas blancas, ya que en esta raza la presión sanguínea elevada tiene más incidencia, y este problema es un factor de riesgo importante en ictus.

Haber sufrido un ictus recientemente: Una vez sufrido un accidente cerebrovascular las posibilidades de padecer otro aumentan considerablemente.

Tener la presión sanguínea elevada: La hipertensión arterial es el factor de riesgo que mejor predice el ictus. De hecho, otros riesgos dependen de éste. Aproximadamente un 70 por ciento de los ictus ocurren a causa de la hipertensión.

Fumar: En los últimos años los estudios han demostrado que fumar cigarillos es un factor importante de riesgo. La nicotina y el monóxido de carbono dañan el sistema cardiovascular de varias formas.

Padecer diabetes mellitus: La diabetes es un factor de riesgo independiente y a pesar de que la diabetes se puede tratar, padecerla incrementa el riesgo de ictus. Los diabéticos suelen tener el colesterol alto y sobrepeso, lo que aumenta todavía más sus riesgos.

Prevención

Llevar una dieta rica y saludable: Esta dieta también tiene que tratar de evitar el colesterol LDL, lo que se consigue reduciendo las grasas saturadas.

Realizar ejercicio de forma habitual y moderada: Los problemas derivados de una vida sedentaria pueden provocar otros problemas que a su vez causen un ictus.

No fumar: Además, la exposición pasiva al tabaco también aumenta la probabilidad de sufrir un ictus.

Moderar el consumo de alcohol.

Llevar un control de la tensión arterial de forma regular.

Tratamiento

El tratamiento es distinto si el ictus es debido al bloqueo de una arteria o a causa de la ruptura de un vaso En todo caso, hay algunos pasos que hay que seguir para mejorar la supervivencia:

Reconocer rápidamente los signos y síntomas del ictus, anotando cuando ocurren por primera vez.

Transporte rápido de emergencia.

Recibir el diagnóstico y el tratamiento rápidamente en el hospital para que esté bajo vigilancia intensiva.

En ocasiones se debe recurrir a la cirugía para eliminar el coágulo que bloquea las arterias del cerebro.

Cuando el ictus ya haya pasado, el tratamiento depende de las incapacidades que le hayan quedado al paciente.

Para el presente artículo recurrí a las siguientes fuentes:

Harrison. Principios de Medicina Interna, 19e

Adams y Victor. Principios de neurología, 10e

Esto es todo por hoy mis queridos lectores

Espero les haya sido de utilidad y gracias por leer

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