Juana de Arco

La Doncella de Orleans era una joven francesa dedicada al campo que aseguraba recibir voces de Dios. En la Guerra de los Cien años guió al ejército francés contra Inglaterra y llevó a que Carlos VII de Valois fuese rey de Francia.

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Era una joven muy inteligente, su fe fue su mayor victoria. Sin embargo, llegó a ser capturada por los ingleses y condenada por herejía y mentirosa. El 30 de mayo de 1431 con solo 19 años fue llevada a la plaza del Viejo Mercando de Rouen para ser leía su sentencia y posteriormente llevada hasta la hoguera.

Se dice que más que las llamas, Juana murió por los efectos del monóxido de carbono. Su cuerpo se hizo cenizas y solo quedaron algunos restos que luego se esparcieron en el río Sena.

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Para muchos en aquel momento Juana era una santa pero fue hasta varios años después que el Papa Calixto III con una comisión de juristas llegó a la conclusión que esa sentencia había sido una total injusticia, así el Papa Benedicto XV posteriormente la proclamó santa.