Con poco más de 156 kilómetros cuadrados, es la segunda isla más grande de Venezuela después de Nueva Esparta. Desértica y sin construcciones, La Tortuga es habitada solamente los fines de semana por las personas que allí trabajan ofreciendo servicios a los visitantes y por los pescadores.

Para llegar a sus orillas hay que ir hasta la Marina La Pérgola, ubicada en la población de Higuerote, estado Miranda, a 170 km de Caracas. Algunas de las agencias que ofrecen el viaje a La Tortuga también incluyen el traslado desde la capital. Una vez allí, se cancela un impuesto de salida y según el paquete contratado, se embarca en peñeros techados, lanchas rápidas o yates. Los que van en las primeras dos opciones, deben colocar sus morrales en bolsas plásticas, porque durante el trayecto todo suele mojarse, también es bueno ir con ropa de secado rápido por la misma razón.

Según las normativas, todas las embarcaciones deben partir antes de las ocho de la mañana. Hay que decir que el viaje de ida no es suave, son 85 km contra la corriente y a veces el oleaje es fuerte, por lo general el recorrido dura unas tres horas y media, a veces cuatro. Sin embargo, al divisar finalmente la costa de brillantes arenas blancas y las increíbles tonalidades azules de las aguas, el largo trayecto se olvida inmediatamente.

La mayoría de los visitantes escogen la estadía de viernes a domingo, aunque también la hay de sábado a domingo, pero esta segunda opción no da mucho tiempo de recorrer otros parajes que ofrece el lugar.

Breve historia de una isla desierta

La Tortuga forma parte de las Dependencias Federales de Venezuela y está administrada por la Armada Nacional del país. La conforman varias islas: Cayo Herradura, Islas Los Tortuguillos (Este y Oeste) y además tiene otras formaciones como Bajo de los Los Palanquines, Cayos de Ño Martín, Islote El Vapor y Cayos de Punta de Ranchos.

Por supuesto, el nombre de la isla tiene que ver con las tortugas marinas que llegan anualmente a desovar en sus extensas playas, entre ellas: Caretta, Verde y la Carey, especies que cuentan con programas para su preservación. Este territorio insular también es muy visitado por aves migratorias.

En cuanto a su pasado, tiene una historia bastante peculiar. Según reseñan algunos registros, en 1624 los holandeses explotaron las salinas del este de la isla, pero pocos años después, en 1638 fueron expulsados por el gobernador de Cumaná, Benito Arias Montano, quien con sus tropas y aliados indígenas destruyó sus instalaciones e inundó el salar. Más de dos siglos después, en 1871, La Tortuga fue parte del denominado archipiélago Colón, y ya en el siglo XX, en 1938, fue integrada a las Dependencias Federales.

Su lejana localización y el hecho de no poseer fuentes naturales de agua dulce, son las razones por las que no cuenta con una población permanente, algo que quizá sea una ventaja porque permanece como uno de los últimos parajes casi intactos de Venezuela. Es además poco conocida por extranjeros, según los operadores turísticos no llegan muchos al lugar.

Bondades del aislamiento

Al llegar a Cayo Herradura, donde suelen arribar la mayoría de las embarcaciones, los visitantes son ubicados en sus campamentos, hay unos siete en esta parte de la isla, que constan de una serie de carpas con colchones y cuentan además con toldos y sillas y el área de comedor donde se sirven las tres comidas diarias, en su mayoría a base de pescado fresco.

Para hacer viajes a La Tortuga, están autorizados unos 15 operadores turísticos, los cuales tienen permitido trasladar máximo 30 pasajeros cada uno, según la normativa de las autoridades venezolanas. Además, no se permite la estadía de más de 300 personas a la vez y no se puede visitar la isla de lunes a jueves.

La Tortuga se ha mantenido muy poco intervenida, por lo que no cuenta con baños tradicionales, se recomienda depositar las necesidades fisiológicas en la arena y tapar bien. Tampoco hay duchas con tuberías, porque la isla no cuenta con agua dulce, toda el agua es traída por los lancheros, el visitante tiene acceso libre para tomar y además recibe un máximo de cinco litros diarios para su aseo personal.

En Cayo Herradura hay casi un kilómetro y medio de playa para caminar, además de nadar en sus cálidas y claras aguas, se pueden hacer otras actividades como ir hasta el faro, pasar por el pequeño altar de la Virgen del Valle o llegar hasta lo que se conoce como el “encuentro de dos aguas”, un extremo de la isla donde se puede ver cómo chocan las aguas mansas con las más bravías. Cerca de allí hay un área donde se puede hacer snorkel y ver bellísimos peces de colores y también algunas formaciones coralinas.

Si se ha escogido el plan de tres días y dos noches, el segundo día el plan es subirse nuevamente al peñero para ir a conocer otras partes de este bellísimo territorio insular, como la Bahía de Carenero. Durante el trayecto a este paraje donde hay una comunidad de pescadores, se puede observar una larga franja de manglares, un verdor que contrasta con los azules intensos del mar.

En Bahía de Carenero se puede nadar a placer y hasta lanzarse desde unas formaciones rocosas que rodean la playa. Por allí además se pueden divisar algunos chivos asilvestrados, animales que fueron llevados a la isla por los antiguos colonos holandeses y que lograron reproducirse a través de los años y permanecer en el lugar.

Desarrollo ecoturístico en Punta Delgada

En la zona oriental de la isla se encuentra Punta Delgada, otra bellísima playa en donde el Ministerio del Turismo ejecuta actualmente un desarrollo con enfoque ecológico, el cual brindará a los visitantes cabañas, módulos de baños, toldos, lavandería, módulo de administración, restaurante, enfermería, puntos de información, un sistema hídrico de generación eléctrica, planta desalinizadora y de tratamiento, un muelle turístico y un centro de procesamiento de residuos.

Se tiene previsto ofrecer al turismo nacional e internacional varias opciones, entre ellas paquetes full day, para esto se acondiciona también la pista de aterrizaje existente.

Antes de comenzar las obras para este desarrollo ecoturístico, la isla fue cerrada al público durante una temporada para iniciar un proceso de limpieza y derribo de estructuras improvisadas allí establecidas, todo con el objetivo de preservar esta belleza natural para que los visitantes puedan seguir disfrutándola con conciencia.

Algunas recomendaciones

• Si se es propenso a mareos durante viajes por mar, es bueno llevar pastillas indicadas para evitarlos. Los guías turísticos sugieren comer algo antes de embarcar, señalan que ir con el estómago vacío causa más mareos.
• Además de ropa playera y protector solar, entre las cosas personales que no pueden faltar está el repelente de mosquitos, en las primeras horas de la mañana hay mucha, demasiada plaga.
• La basura que se genere, procurar depositarla en los contenedores de los campamentos, cada operador turístico se encarga de llevarla de vuelta en sus embarcaciones.

Texto y fotos propias (Sofía Athanassopoulos)

Artículo publicado originalmente en la revista impresa Venezuela

Editada por Mintur/Junio 2017

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