Mariana no quiere ir a la escuela. Al principio, a comienzo del curso, Mariana se despertaba sola y tenía todo arreglado para ir al colegio. Ahora su madre debe despertarla y a Mariana le cuesta levantarse de la cama. Dice que no quiere volver más nunca a ver clases. También llora en el camino y cuando su madre pasa por ella, se nota que Mariana está muy triste.

_¿Qué tienes, Mariana? -le pregunta su madre.

_Nada -responde ella como si ocultara algo.

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Sus maestras también han observado el cambio en Mariana. Al principio era una de las estudiantes que más intervenía y participaba en todo. Ahora permanece sentada en un rincón, callada y cuando le preguntan algo, simplemente baja los ojos. Ni al recreo sale. Todos los niños permanecen agrupados, solo Mariana permanece sola y aislada del resto. Aunque los maestros han tratado de integrarla, Mariana se esconde y llora como asustada.

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Todos se preguntan qué tiene Mariana, por qué ahora no quiere ir a clases. Ella no dice nada, pero mira su entorno. Miles de ojos están pendientes de ella. Le han dicho que no hable, porque será peor, así que guarda silencio. Los que la han amenazado, se burlan de ella, le rayan el cuaderno y le rompen los lápices:

_No digas nada -le dicen.

Y Mariana llora porque no quiere levantarse, quisiera dormir y más nunca despertarse, para así nunca más volver a clase.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS