Desenmascarando el Azúcar: El Engaño de los Nombres

Cuando nos embarcamos en el viaje de una alimentación más consciente y eficaz, nos vamos a enfrentar a un desafío sorprendente: el azúcar.

Este ingrediente, tan dulce como engañoso, se esconde detrás de una serie de nombres en las etiquetas de los productos, confundiendo a cualquiera que busque cuidar su salud.

Yo lo imagino como el lobo que se disfraza de oveja para hacer de las suyas mientras engaña, no solo al pastor, sino también a las ovejas. Algo así como la imagen que he colocado de portada.

¿Alguna vez has leído la palabra "sacarosa" en un paquete y te has preguntado qué significa?

Bueno, te voy a contar un secreto, mi querido lector invisible: Este nombre es solo otra forma de decir "azúcar". Sí, esa misma azúcar de mesa que todos conocemos y que puede tener un impacto significativo en nuestra salud si no la manejamos con cuidado.

Sin embargo, cuando se habla de cuidarnos del azúcar (sacarosa) solo pensamos en ese paquete de granitos blancos que endulza nuestro café por las mañanas (cuando yo tomo café, lo hago sin azúcar, desde que tomé conciencia de mi nutrición).

De hecho, cuando era niño y veía esas películas de vaqueros, siempre me preguntaba si se bebían el café que preparaban en una fogata sin azúcar; También me llegué a preguntar, ¿Cómo hacen con la borra del café? Jaja.

También está la "fructosa", un nombre que a menudo asociamos con las frutas y lo natural.

De hecho, cuando fui vegetariano, era una de las cosas que consideraba antes de comprar un producto, pensando que, si tenía fructosa, era mucho mejor, pues, no se necesitaba la "intervención" de la insulina para su metabolización. Este era el conocimiento que había recibido en aquel entonces.

Pero hay que tener cuidado porque la fructosa, en exceso, puede tener efectos negativos en nuestro cuerpo, especialmente cuando viene en forma de jarabes y aditivos en alimentos procesados.

¿Has oído hablar del "jarabe de maíz de alta fructosa"?

Es el azúcar enmascarado de la industria alimentaria(alimentos ultraprocesados), presente en bebidas y productos que no pensarías que contienen tanto azúcar. Cada vez que veas en el empaque de un producto, esa famosa frase que reza "sin azúcar añadido", es un recordatorio de que debemos leer las etiquetas con mucha atención, incluso cuando pensamos que estamos eligiendo opciones más saludables, puesto que, con los años, he entendido que no todo lo que brilla es oro, ni todo lo que es negro, es petróleo.

_{Imagen de HUNGQUACH679PNG en Pixabay}

Y no te vais a confundir con el "azúcar invertido" o los "siropes" como el de maíz o arce. Aunque suenen menos aterradores, son igual de dulces y pueden afectar nuestros niveles de azúcar en sangre si no tenemos cuidado.

Para que entendamos un poco más de este asunto, la sacarosa es un compuesto de dos moléculas: glucosa y fructosa, y necesita ser metabolizada por el cuerpo (separadas) para su absorción y utilización. El azúcar invertido contiene los mismos elementos, pero ya separados, haciendo que su absorción sea mucho más rápida, afectando los niveles de glucosa en sangre más rápidamente.

Incluso los nombres técnicos como "dextrosa" o "maltodextrina" esconden su secreto azucarado en la lista de ingredientes. Es como jugar al escondite, donde el azúcar juega en nuestras compras diarias sin saber que nosotros estamos incluidos en el juego.

Para decirle al azúcar: ¡1, 2, 3, te encontré!, es necesario que sepamos algunos nombres que la industria de la alimentación usa para ocultarla en sus productos y que, posiblemente, ya los hayas leído.

Estos son: Azúcar morena, turbinado, demerara, melaza, panela, levulosa, maltosa, caramelo, lactosa, miel, almíbar, extracto de malta, néctar de agave, y parao de contar.

La clave, en mi opinión, está en ser conscientes y educados sobre lo que realmente estamos comiendo y bebiendo.

Al leer las etiquetas con ojo crítico y optar por alimentos frescos, de temporada, y menos procesados, podemos tomar decisiones más informadas para cuidar nuestra salud y bienestar a largo plazo.

No dejes que el azúcar te engañe con sus disfraces, porque, aunque la mona se vista de seda... mona se queda.