La Pizza- Patrimonio Cultural

“El mejor triángulo amoroso, que si funciono: Tú y Yo enamorados compartiendo una Pizza”

-Anónimo-

Se cree que hacia 1889 en una pequeña cocina de Nápoles en Italia, iniciaron a hornear pan delgado y redondo y le untaban tomate; a los días se le ocurrió agregarle queso mozzarella, y unas ramitas de orégano; así nacería la forma más simple de formar una pizza.


La Unesco que por sus siglas se traduce: -Organización de naciones unidas para la educación, la ciencia y la cultura- Agregó al arte culinario de hacer pizza, como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Según el blog: -aristeguinoticias.com- Se cree que en toda región o al menos en la mayoría, se conocen las pizzas, pues en su inmensa variedad de agregar ingredientes a la base tipo napolitana; es un alimento rápido y nutritivo.


Este interés, surgió al estar de vacaciones con nuestros hermanos, que en un restaurante promocionaron clases de gastronomía para pequeños turistas amantes de la cocina; en ese fin de semana enseñarían a preparar pizza italiana. Cual nuestra sorpresa cuando los tres pequeños, se miraron y al unísono pidieron que los dejáramos aprender. Luego de recibir la información, decidimos mantenerlos ocupados en esta actividad lúdica.


Consistía en dos horas en la mañana y dos horas en la tarde por dos días. Los peques estuvieron encantados. Les enseñaron el arte en varias etapas. Lo más interesante es que en los días que no hay cole se piden que les dejemos prepararla a su gusto, siendo lo más apasionante de este platillo internacional, pues se puede preparar personal y los ingredientes se pueden variar y mezclar.


Al inicio contaron que les enseñaron la medida de la harina, para la base siendo fundamental la consistencia y crear lo que se conoce en el ambiente como masa madre. Lo curioso del cursillo es que los uniformaron, y antes de poner manos a la masa, les han recordaron la manera correcta de lavarse las manos y al final usar el gel antibacterial, por aquello de no crear contaminación cruzada.


Luego vendrían las medidas de los ingredientes, les indicaron que, por cada dos tazas de harina, llevaba tantos decilitros de agua, determinadas cucharadas de sal, se le agregan unos gramos de levadura y aceite. Luego que ya están los ingredientes todo va en un recipiente parecido a un wok, donde se inicia a sobar la masa; más conocido -a amasar- nos divertimos mucho, contaban, claro que nos dolían las manos, de tanto amasar.


Finalmente, al palpar la masa, nos dejaron coger el rodillo, ahora si entendimos la alegría de la cocina; pues ya le veíamos sentido. Iniciamos a hacer unas bolas que llevaban determinados gramos, que pesabamos en una balanza electrónica. Luego a cada uno nos dieron una tabla pizzera, donde con el rodillo fuimos dando forma redonda, luego nos pasaron en pocillos pasta de tomates y ahí si nos divertimos, pues con los dedos lo esparcimos.


La más que nos gustó y repetimos fue la hawaiana, con bastante queso y jamón. El primer día fue más duro pues ahí aprendimos; en la segunda jornada, ya nos hicimos expertos y solos, sí que las hicimos y al horno de leña fueron a parar.

¡ Reciban nuestro virtual abrazo, deseandoles un agradable viernes!

Fotografía: @azabacheclaro, @cheysanta
Redacción: @hermandadsteem
Colaboración: @jayjes, @criollos-steemit

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