La amistad, relación imperecedera | Contenido Original

En la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XVIII se libra una dura lucha a nivel de las ideas. Son los tiempos en que el pensamiento de la ilustración pretende que la fría razón sea la luz que trace el camino para el conocimiento humano. Ante esta pretensión se erige un fuerte movimiento cultural, principalmente en Alemania e Inglaterra, que reivindica el papel que tienen las intuiciones, la espiritualidad y los sentimientos para entender la verdadera esencia de la naturaleza humana: El Romanticismo.

El gran impulso al romanticismo Inglés se lo va a dar un artista total, un poeta, pintor y grabador que viene al mundo en el año de 1757, William Blake. Durante toda su vida, que finalizó en el año 1827, Blake se dedicó a desarrollar una obra donde brillaba la autenticidad y la libertad; la única fidelidad que mostraba este insigne poeta era con su creación.

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Muestra de este espíritu de libertad es un texto un poco extraño escrito entre 1790 y 1793, cuando las brisas de la Revolución Francesa soplaban con mucha fuerza en Inglaterra, “El matrimonio del cielo y el infierno.”La obra fue escrita cuando Blake contaba con 33 años, una cifra con profundo contenido esotérico, a los 33 años ocurre la muerte de Cristo; en el siglo XIV, a los 33 años también, Dante comenzó a bosquejar las ideas para su famosa obra la “Divina Comedia”, la cual compuso en 33 cantos. ¿Casualidades?

Con su obra Blake pretendía apartarse de un moralismo simplón que veía en todo un maniqueísmo entre el bien y el mal. En su lugar, el poeta busca destacar que la realidad es amplia y compleja y el deseo, lo material y lo espiritual, forman una unidad, de allí el matrimonio que propone entre cielo e infierno.

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En el cuerpo del texto hay un apartado llamado “Proverbios del Infierno”, son 70 sentencias donde el autor presenta una profunda comprensión de la vida humana. En estos pequeños aforismos podemos encontrar material para muchas reflexiones. Una de las sentencias más conocidas plantea lo siguiente: “El pájaro tiene su nido; la araña su tela; el hombre la amistad.”

En estas breves líneas el poeta ha querido dejar claro lo que para él es definitivamente distintivo de la especie humana, lo que únicamente se encuentra en nosotros. Llama la atención el por qué Blake escoge a la amistad como la cualidad que puede distinguirnos radicalmente de las otras especias que comparten con nosotros la vida en el planeta. La amistad es consustancial con nuestro modo de ser gregario. Los estudiosos coinciden en que el gregarismo es necesario para desarrollarnos como seres humanos, donde hay discrepancias es sobre lo que nos impulsa a buscar la compañía.

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Pero no es motivo de este escrito profundizar en esa discusión. Hay una realidad incuestionable, tenemos que estar unidos, la soledad no garantiza nuestra supervivencia como especie. Vivimos por estar juntos. Pero el formar uniones no es exclusivo de los seres humanos, eso lo podemos observar en otras partes del reino natural. Nuestra familia por ejemplo, comparte con otras especies el reunirse para criar y proteger a las crías, para enseñarles cómo sobrevivir.

Quizás por eso Blake no se decantó por la familia para fijarse en lo verdaderamente distintivo de lo humano, porque algo de esa unión lo comparte el ave y la araña. Por otra parte, la familia no es alguna elección que se haga libremente. Todos nacemos a una familia ya constituida, venimos al mundo sin que lo hayamos solicitado, allí también hay coincidencia con otros seres del mundo natural. Creo que aquí puede estar la razón por la que Blake se fijó en la amistad, porque esa sí es una relación que se crea libremente. Por algún motivo los seres humanos nos vemos impulsados a establecer relaciones que trascienden al entorno familiar.

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Hay algo en nuestra naturaleza que nos motiva a buscar en extraños la posibilidad de establecer relaciones que satisfagan nuestra necesidad de compartir, de vivenciar el amor de otro modo. Puede ser que ese impulso sea la libertad, porque establecer una amistad es un ejercicio pleno de la voluntad de decidir, no está mediado por otra circunstancia que no sea nuestro deseo de estar con el otro. Por otra parte, en la amistad hay un tipo de amor que se aparta bastante de la necesidad de controlar o poseer, es mucho más natural.

Por eso las relaciones de amistad son tan importantes en la vida humana. Al estar libres de mediaciones, como los compromisos y los controles, la amistad se despliega como una posibilidad real de compartir sinceramente. Es el espacio donde las personas pueden manifestarse como son, de forma genuina.

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Ese valor que tiene la amistad para el género humano ha sido reconocido por las Naciones Unidas (ONU). Por ello ha declarado el 30 de Julio de cada año como el Día Mundial de la Amistad. El organismo internacional ha querido llamar nuestra atención para que mantengamos en alto esa relación tan importante para la convivencia social.

Sobre todo, en estos tiempos de globalización donde el mundo se ha hecho visible para todos, donde tenemos cada vez más conciencia de la existencia del “otro”. La amistad puede ser una fuerza poderosa para que los hombres de todas las culturas se encuentren fraternalmente en la necesidad de construir un mundo mejor.

Escrito por: @irvinc

Editado por: @fermionico

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