Novela: La noche transparente. Cap.15

Lo de Karen no parecía casa, era como un museo hogareño, justo como ella quiso hacer conmigo, hasta que por razones dejamos de concentrar las operaciones en mi mansión. Me senté en uno de los muebles y abrí la carta, que para efectos históricos, va como la recibí:

S/L
S/F…-

Q. DEAN/DIETMAR:

Lamento tanto no poder recibirte en mi nueva morada, tú más que nadie mereces estar allí, es más, hasta deberías haber abierto las puertas antes que yo. Sé que ya hablaste con mi mamá, yo mañana hablo con mi papá y luego voy con ella, lo prometo. Sé que ella está destrozada, sobre todo por el hecho de que estará sola, pero bueno, no pensaba quedarme para siempre con mi madre.

Por otra parte, las cosas andan bastante críticas. Te prometí que jodería a P y así pasó. En cuanto a J, pensé mal, la subestimé, había calculado tenerla como trofeo un tiempo y luego botarla, pero la verdad es que no puedo hacerlo. Le voy a contar esto y veremos qué pasa. En cuanto a M, bueno, ve y pregúntale, creo que está embarazada, y yo diría que habría que investigarte, capaz que es tuyo.

Tú me tienes en un estado de cierta tensión. No sé qué pasa contigo. ¿Sabes? Tu último trabajo tiene calidad, yo diría que si participas en el prix de Amsterdam, lo ganas. Te digo que es así, a la gente le gusta tu trabajo, lo están viendo con otros ojos y hasta me llamaron de Argentina para ver si podíamos organizar una expo tuya por allá. De eso podemos hablar después.

En cuanto a la casa, bueno, la compré con lo que tenía, vendí los cuadros que me dijiste que podía vender; y los que me dijiste que me matarías si los vendía, los dejé quietos, están colgados en la sala. Ah, por cierto, mañana te mando las ganancias, es decir, te las manda el contador a tu agente. Me quedó dinero, no te preocupes, y además mi papá creo que me va a dar dinero o no sé qué se le va a ocurrir. ¿Pasa algo?

Mira, en cuanto a mí, bueno puedo decirte algunas cosas, ya organicé la exposición de Mapplethorpe, falta terminar los detalles, para mañana te digo cuándo vienen las piezas. Y bien otras piezas más, como para llenar todo y hacer que esta exposición pase a la historia.

Mira, hay cosas que debemos decirnos; pero esta noche no será, lo siento. Fui a buscar a J, así que si esperas estaremos juntas para ti y nos divertiremos en casa. Mira, ella quiere verte, y yo también, es sólo que... no sé... tú sabes.

Creo que debes tener ganas de mandarnos a la mierda o no sé, te querrás quedar, no sé, lo dejo a tu mejor gusto. ¿Nos esperas?

Un beso, K.

PD: quiero que te lleves las llaves, son para ti. Está será tu casa, siempre que la necesites, amor mío. Por favor, llévate la carta y destrúyela, en manos de J puede ser mortal.

Sentía una especie de arrechera, de impotencia, de desventaja. Siento que me están zarandeando de un lado a otro y ahora yo formo parte de la componenda de quien quiera montar una vaina. Lo que hice fue tomar la carta, las llaves y me fui al carajo. Quería localizar a Sayed, quien aún no se ha reportado, aunque me dijo que lo buscara hoy a la noche. Lo llamé y me invitó a un restarant de comida árabe, bastante fino, pero esa comida no es de mi particular agrado, aunque reconozco sus cualidades. Debía atravesar la ciudad, así que le dije estaría allí como en una hora, lo cual me daría tiempo para arreglar algunos temas.

La verdad es que no sabía cuándo ni a dónde viajar, estaba confundido, sobre si debía hacerlo, y ni pensar con quien hacerlo (en mi mente sólo resonaba un nombre y sabía que ella no iba a ir y por ella no debía viajar) todo es más fácil en el ejército, ni debes pensar en eso, sólo tienes que recibir la orden y te vas a no sé dónde y te caes a coñazos y punto y regresas con la victoria y te ves cómo todo se va a la grandísima mierda y sonríes, no se necesita pensar, sino más bien escoger, esperar y ejecutar.

La autopista parecía un torrente sanguíneo, con tantos puntos rojos, blancos amarillos y de otros colores circulando en dos direcciones, de arriba abajo y abajo arriba, sin detenerse, sin que nunca pare tal flujo y sólo disminuye cuando la ciudad está sumida en el sueño. Las únicas veces que no hubo tráfico, cuando el torrente sanguíneo urbano se detuvo, fue cuando la política llevará a la sociedad a la guerra civil y luego a la gran guerra roja; pero la gente es incapaz de admitir esto.

Coloqué en el sonido el disco Empire de Queensryche, y sentí que me sumergí en un pantano de conciencia, cuyo despertar era la nada de una urbanización llena de gente estirada que trataba de ocultar su cobardía con el lujo de sus apariencias. Así que llegué al maldito restaurant y encontré a Sayed, rodeado de sus sicarios. Me senté en su mesa, no sin antes ser invitado por él. El asiento estaba caliente, alguien más estuvo aquí.

—Perdona mi falta al compromiso que he adquirido contigo, he sido descuidado; ¿sabes? Pasan demasiadas cosas a la vez. Es como decía mi padre: pasan tantas cosas y hay tan poco tiempo para resolverlas. —Su excusa me pareció sincera, pero su sonrisa no.
—Verás, Sayed, la confianza y el compromiso son cosas inviolables. Y sabes bien que no te he fallado. Hasta te he ayudado en cosas que nadie te habrían podido ayudar, ¿Y tú me pagas con la indiferencia? —en ese momento hago un gesto irónico de secarme unas lágrimas que efectivamente me salieron naturalmente —verás que creo en el honor, creo en la verdad y en el compromiso. No me alío a las causas y la gente es tramposa, ¿Qué nos queda? Nuestros actos, nuestra historia, lo que somos. Así es como me gano la vida: siendo una imagen viva de lo que soy. —Su rostro reflejaba la apariencia de alguien que está avergonzado; así que decidí no decir nada más.
— ¿Sabes, Dean? Todo cuanto dices es verdad, lo juro por la fortuna que me ha dado Alá y los consejos del Profeta. Con todo lo que me has dicho y la manera en como lo dices, ¿crees que otra persona estuviera viva, ahora? Tú vives en virtud de los grandes principios y las grandes palabras. Eres de los pocos a los que veo como persona honorable. Obviamente, es un gran logro. —Mandó a buscar su maletín, del cual sacó un par de sobres y me los dio. Los sobres contenían cheques, cartas, documentos y credenciales. Me dijo:
—Con esto que te he dado, considero saldada nuestra deuda. Los papeles te ayudarán en tu viaje a la tierra santa, y podrás usarlos cuando lo necesites. — Comprobé y me dio más de lo que me debía.
—Además, toma esto, por tu victoria sobre la escandinava. —Sacó de la mesa un sobre adicional, que tenía un cheque bastante jugoso (ya me veía en Soho comprando cosas de moda) Y quiero pedirte un favor, que yo sabré retribuirte. Me sonó como que de verdad necesitaba de mi ayuda, aunque no dejaba de estar sorprendido.
—Ajá, ¿Y en qué puedo serle útil a vuestra excelencia? —Dije, y él apreció con un gesto la deferencia de mi trato, después de todo, este terrorista es un dignatario. —Se trata de Nabir, me tiene realmente preocupado. —Con su tono y sus palabras me demostró que estaba en mala posición.
—Sepa que me he comprometido ya con usted, pero cuénteme lo que pasa. —Él por fin sintió que lo iba a ayudar, así que me contó y lo que pasó a partir de aquí me hizo cruzar una línea para la cual no estaba del todo atento:
—Verás, tú y Nabir se conocen desde que eran niños. Me hubiera gustado que ella fuera tu esposa, pero eres… y además hay otras cosas de las que no hablaremos. Vivir en Beirut y luego en Palestina no es bueno para los niños y tú y ella sufrieron eso. Pero han ganado mucho. Sé que estoy divagando, así que te contaré: desde hace un tiempo para acá, he notado que Nabir ya no le importa nada, se muestra fría, pero también se ha convertido en una defensora obstinada de la causa árabe, ha participado, ha habido violencia y ha estado en tres de las cuatro ciudades que últimamente han sido bombardeadas. Sé que el Mossad la busca. Pasa tiempo en el desierto, trabajando para la universidad; pero si averiguo, me doy cuenta que anda en otras partes y lo peor de todo es que varios de sus pasaportes falsos los usa regularmente. Un amigo de Inteligencia me dijo que no había problema, pero que mejor la sacara de allí, porque estaba en la línea de no retorno. Pero tú conoces la historia. Hemos peleado en cada causa donde están nuestros hermanos y ella... necesita tu ayuda, aunque se resista. ¿Me entiendes? —entonces supe que la amiga estaba de verdad jodida. De seguro estaba organizando a los terroristas que van a Israel a atacar, de seguro estaba organizando y ayudando a los grupos y las células en Europa y quién sabe qué otra estupidez esté inventando esa puta.
Mi silencio estuvo atenuado por mis pensamientos. Él estaba impaciente por una respuesta, lo cual significaba que las cosas ya se habían salido de control.
—ya la conoces. ¿Qué opinas? —me dijo él, ansioso. Bueno, no sabía qué pensar. Pero me niego a creer que Nabir sea terrorista, aunque, si tomamos en cuenta lo que hemos visto, no me extrañaría que alguien escogiera este destino. Terminamos de comer, le dije que investigaría y luego de conversar de otras cosas, me fui. Le prometí ocuparme de este tema. El camino estaba con algo de tráfico. Llegué a mi casa y luego de preguntar un poco, supe que Nabir estaba en Dubai y a esta hora nocturna puede hablar por teléfono.