A mediados del siglo XIX, un desconocido constructor norteamericano invento un nuevo tipo de ascensor y contribuyo a darle a Nueva York su toque característico. Mientras construía una nueva fabrica de armazones de camas, Elisha Graves Otis, vio la necesidad de un ascensor y lo invento con un mecanismo de seguridad que impedía que se estrellara contra el piso, en caso de que el lazo que lo levantara se rompiera. Inmediatamente, le pidieron que fabricara otros dos ascensores.

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Después decidió dedicarse a la fabricación de ascensores y comenzó con una demostración espectacular. Se paro, frente a una multitud, en la plataforma de uno de sus ascensores, que había elevado hasta el punto máximo. Luego con un cuchillo corto el lazo para probar que su ascensor no se estrellaría contra el piso

Cosas extrañas.