Es una pena  que Nietzsche no estuviera  aquí conmigo.

Después de todo, el demonio en mí no morirá.
Pasando por la eternidad y los mundos.
Lo que le pedimos a Dios
Cuando las peleas son aleatorias.
Hay bufones y actrices.
Alguien
No te guste, ríete y guarda silencio.
Gritaban que eras luz.
Pero no dejaremos caer nuestra esperanza,
Muy a menudo queremos volver a una infancia feliz,
Sirviendo como un santuario para las almas cubiertas de nieve.
A los gritos de la multitud diabólica.
Vamos Estoy vivo Me duele
En su cuerpo bronceado.
Cantamos canciones fuera de la ventana de una ventisca.
Y el mar me arrastrará.
Escríbelo bajo dictado
Y no sabía en absoluto qué es el dolor.
Y por el poder de cristo
Una de las verdades es la batalla eterna.
Porque viviendo hasta un cabello gris profundo,
Si se lo das a todos los que lo pidan.
Más ligero que el viento, más gentil que los propios bailarines,
Después de todo, yo, nunca, para nada.