VUELTAS DE LA VIDA - CAPITULO II

in #castellano6 years ago

Acomode la ropa en una pequeña gaveta que se encontraba en un rincón, no era mucha pero la gaveta no era suficiente para lo que tenía, no tuve de otra más que dejar lo sobrante en la maleta y esta la deje a un lado. Era ya el medio día. Mi panza ya estaba pensando a sonar y cada vez más por el delicioso olor del pan caliente que provenía de la cafetería de en frente. No tenía dinero para comprar comida. Así que no tuve otra opción que volver a donde mi amigo Fred para que me ayudara. Llegue allí. Como era casual la mama de Fred me recibe como uno más de la familia. Fred y yo nos sentamos en la mesa mientras Elissa, la madre de Fred, terminaba de preparar la comida. Yo estaba muy ansioso, o tal vez desesperado. El hambre que tenía era un mar embravecido dispuesto a devorar cualquier cosa. Una vez estuvimos los tres sentados en la mesa empezamos a comer mientras manteníamos una bonita conversación.

Entre preguntas y respuestas Elissa me pregunta – ¿Cómo harás para pagar la renta y los servicios?- Por mi parte pensaba salir al día siguiente a buscar trabajo, entonces le respondí -Mañana buscare un trabajo y así pagare mis deudas-, sonriendo ella dijo -Tengo un hermano que tiene una pizzería… Si quieres puedo preguntarle si tiene algún trabajo para ti- esas eran las palabras más maravillosas que había escuchado en todo el día. Sin dudarlo y muy emocionado dije -¡Si, estupendo!- En menos de lo que canta un gallo ya me había terminado la comida. Deseaba que el hermano de Elissa tuviera algo para mí. Fred acostumbraba jugar Futbol en su Play Station por las tardes, así que aquel día lo acompañe.

Jugamos por más de dos horas, tiempo suficiente para que Elissa hablara con su hermano sobre mí. Elissa se encontraba en el porche detrás de la casa, sentada sobre su sillón favorito, no por lo cómodo porque en realidad no lo era, si no por su color azul, color de los ojos de su esposo Bred. Yo necesitaba saber alguna respuesta, así que me acerque a donde ella estaba. Elissa levanta la mirada pues leía un libro y al verme dijo –Allí estas, ¿Vienes a preguntarme sobre el trabajo cierto?- con un poco de pena y sonriendo le respondí –Si, tienes en tus manos el futuro de mis deudas-. Ella sonrió y termina diciendo –Mañana debes estar temprano en la pizzería de mi hermano, cuando llegues allá él te dirá que hacer-. El clima estaba un poco impredecible, se veían algunas nubes muy oscuras y una brisa con suficiente fuerza para mover las ramas de los arboles con facilidad. Temiendo que lloviera y no alcanzara a llegar a mi apartamento me despedí de Fred y su madre. Al salir de la casa escucho la voz de Elissa –Oye, Anthony... ¿Tienes dinero para el taxi?- Ups... En verdad lo había olvidado. La pizzería del hermano de Elissa queda a una distancia considerable desde el apartamento. Me devolví riendo –Como siempre… Salvándome una vez más señora Morgan- le dije mientras ella estiraba su mano para darme 60 dólares. –Suerte en tu nuevo trabajo- me dijo mientras me daba un fuerte abrazo. –Gracias- dije mientras daba la vuelta para ir me.

En las calles se encontraban pocas personas. Había una brisa fría. Las hermosas luces de las tiendas y un cielo más despejado, me hicieron pensar en cómo la vida puede cambiar en solo horas. Ayer… Vivía con Fred y su madre. Estaba sin trabajo y jugando futbol. Ahora tenía donde dormir, donde hacer mi nueva vida y al día siguiente iría por un puesto de trabajo. Las pocas cuadras que hay desde la casa de Fred a mi apartamento se hicieron más cortas de lo que ya eran. Entré orgulloso caminando hasta el elevador y en pocos segundos… Tenía en frente una cama pequeña pero lista para recibirme. Suspire al estar allí aunque la soledad era angustiante. Camine hasta la ventana para darme cuenta que la vista era mucho más hermosa que de día, el letrero colorido de la cafetería Coffe’s Turns le daba una vista increíble a la calle. Abrí la ventana para respirar otra vez aire fresco. Sentía en mi cara el frio de la noche a la vez que caían pequeñas gotas. Me incline un poco más hacia fuera para ver a una pareja de novios que iba caminando por una de las calles. Algo de ellos me llamaba la atención. Así que me les quede mirando hasta que se perdieron en la oscuridad. Tras una sensación extraña cerré la ventana. Me despoje de mi pantalón y la camisa para luego tomar una ducha. Después salí del baño y sin más… Me acosté. En ese momento escuchaba mi corazón latir mientras a lo lejos por periodos escasos apreciaba el ruido de los carros. A pesar de tener poco o casi nada, era feliz. Sin nada en que preocuparme cerré los ojos.

Al siguiente día me levante temprano, muy entusiasmado para ir al que sería mi nuevo trabajo. Salí del apartamento y detuve al primer taxi que vi pasar. Durante todo el camino no hice más que hacerme preguntas: “¿Será que me gustara el trabajo?”, “¿Que me pondrán a hacer?” solo preguntas propias de un novato. De pronto -Llegamos- dijo el conductor interrumpiendo mi momento de meditación. Un poco desubicado respondí -¿Ah?-. Mientras miraba por el retrovisor el conducto continúa: –Allí está la pizzería a dónde vienes, son 5 dólares amigo-. Desvíe la mirada hacia el lugar que señalaba el conductor. El lugar era grande, estaba en toda una esquina, varios automóviles se encontraban estacionados frente al local.

Saque el dinero y pague la cantidad que me pedía el taxista. Con una extraña sensación en mi estómago me abaje del auto y camine con nervios hasta aquel lugar. Dando miradas a todos los lados… Empuje la puerta de vidrio de la pizzería. Al entrar me fije rápidamente en la gran cantidad de personas que estaban allí disfrutando de la comida. El olor del ambiente era a comida rápida, pizza, salsas, frituras, todos los olores propios de un lugar así… Sin mayor esfuerzo hizo mi estómago sonar, resultado de no haber comido nada. Las personas que laboraban allí se movían de un lado a otro con bandejas y platos para llevar las órdenes a las mesas de los clientes. Todo esto pasaba frente a mí mientras daba pasos lentos y cortos con dirección a la barra del lugar para solicitar hablar con el dueño. En un descuido sin darme cuenta tropecé accidentalmente con una de las trabajadoras de allí.

Di la vuelta rápidamente sin saber qué hacer. Vi a la chica que había tropezado agachada recogiendo rápidamente lo platos caídos en el piso los cuales por suerte no llevaban comida en ese momento. Me interese rápido en ayudarla, pero con enojo y sin mirarme la chica dice -No me ayudes- mientras arrancaba de mis manos un plato que ya había recogido. Tratando de remediar la situación muy apenado le respondí –Solo trataba de ayudarte-. Sin embargo mis palabras parecieron enojarla más. En ese preciso momento mientras ella clavaba en mí una mirada fija, pude ver por primera vez sus ojos azules, tan azules como un cielo despejado. En respuesta a lo que yo había dicho ella replica: -Si en verdad me hubieras querido ayudar, no te habrías atravesado como un mismísimo imbécil- en ese instante toda la pizzería quedo en silencio. Me sentí muy incómodo. Sin saber que responder solo pude decir -Lo siento… - mientras observaba el nombre que llevaba escrito en una placa puesta en su camisa -Claire- agregué.

-¿Que está pasando?- escuche detrás de mí. Enseguida sin pensarlo me levante. Al darme la vuelta… Frente a mi estaba un señor, un poco pasado de peso, en short, guardacamisa y barbudo. No quería que me sacaran de allí de una manera vergonzosa. Balbuceando un poco alcance a decir –Ho Hola, e…, yo…-. -¿Que vienes a hacer acá?- Preguntó en tono de molestia. –Su, su hermana Elissa, me dijo qu...- trataba de responder. –Su Hermana Elissa me dijo que aquí usted podría darme trabajo- agregué decidido. Claire que estaba detrás escuchando la conversación refunfuño –Lo que faltaba-. -¿Eres Anthony, el amigo de Fred?- Pregunto el hermano de Elissa. –Sí, necesito un trabajo con el que pueda pagar mis deudas. Me acabo de mudar de la casa de mis padres y… Necesito un trabajo- hablaba esperando convencerlo. Después de una mirada larga él dijo –Anthony… Por supuesto que sí, pensé que ya no vendrías. Soy Bill, Bill Birger, pero todos aquí me dicen Bob- a la vez que me daba un abrazo haciéndome recordar la forma de ser de su hermana Elissa. Bob continuo –Ella… Es Claire. Vive a pocas cuadras de aquí. Es la primera que llega y la última que se va, mi mejor empleada. Te metes con ella, te golpeamos todos- Claire por aquello sonrió, mientras lo hacía podía ver lo hermosa que era. De cabello largo color miel, delgada, de piel blanca, labios carmesí y… Ojos azules. Con la intensión de buscar una disculpa me dirigí a Claire –Perdóname por lo que paso, no fue…- interrumpiendo, como si supiera lo que yo diría, termino diciendo: -Descuida, ya paso- retirándose así para seguir trabajando. –Vamos a mi oficina, hablemos de tu empleo Anthon- me dijo Bob mientras ponía su mano derecha sobre mi cuello.

Lo seguí hasta lo que él llamaba “su oficina”, que no era más que un cuarto con cachivaches viejos. –Elissa… Es la mayor de todos nosotros. Somos cuatros hermanos, tres varones y ella es la única mujer, nuestra segunda mamá- Decía orgulloso mientras se servía una taza de café – ¿Quieres café?- pregunto él. No había desayunado así que una taza de café no caería mal –Claro, si no es molestia- respondí entusiasmado. Sirvió mi taza de café. Después de traerla hacia mí, se sentó en un sillón ya un poco viejo y prosiguió –Así que quieres trabajar aquí, ¿verdad?- Pregunto mientras agarraba un cigarrillo de la caja que estaba en su mesa. -Si, necesito un trabajo para poder pagar mi apartamento y comprar comida-. Riéndose Bob dice: - Al parecer eres un poco torpe. Pero está bien. Hoy estas de suerte. El chico que limpia los baños no podrá venir…- No queriendo escuchar lo inevitable continuo – ¿Puedes cubrirlo?- Decir que no era impensable, no sabía si era una prueba –Claro no hay problema- respondí con seguridad. – ¡Perfecto! Toma ese cepillo. Allí está el jabón y aquí las bolsas, toma estos guantes. Eso será suficiente-. Sin pensarlo me prepare para empezar mi primer día de trabajo. ¿Qué tan malo puede ser? Me preguntaba en mi interior. -¿Listo?- Pregunto Bob. -Sí, ¿dónde están los baños?- Pregunte con curiosidad. Inmediatamente Bob llamo a uno de los otros chicos que trabajaban allí, al venir uno de ellos siguió: -Él es Charlie, te llevara a tu puesto-. Asenté con la cabeza. –Ven por acá- dijo Charlie. Lo seguí. Había que pasar por la sala principal, allí vi a Claire una vez más llevando bandejas de platos repletos de comida. Gracias a Dios no estaba cerca de ella. Cruzamos un pasillo y al hacerlo un fuerte olor no tan agradable salía de una puerta cercana.

Justo en frente de aquella puerta se detuvo Charlie. Mis sospechas se hacían más fuertes. Charlie volteo con una sonrisa malvada en su cara. Termine de llegar, cuando mire hacia la puerta Charlie confirma –Aquí amigo… Será tu trabajo- Al mismo tiempo que me daba unas palmadas en los hombros. Sin darme oportunidad a objetar algo, agrego –Este olor no debe estar ya para las cuatro de la tarde, si para entonces aun no terminas tendrás que buscar otro lugar para trabajar- Ante aquella afirmación, parecía imposible. –Ah... Es mejor que te quites esa chaqueta si no quieres ensuciarla- concluyo mientras se alejaba. No había vuelta atrás, lavar el baño por un día no debía ser tan malo después de todo, o eso creía yo. Entre al baño para dar un primer vistazo. En verdad todo lo que vi hizo preguntarme si en verdad había alguien anterior a mí que limpiara los baños. Por el estado en que estaban parecía que no lo hacían desde hace mucho.

Cuando vivía con mis padres había ayudado a mi madre a limpiar un par de veces el baño, así que puse en práctica lo que aprendí, pero esta vez a una escala mucho mayor. Me enfoque en limpiar a fondo cada pedazo de piso y paredes, igual con porcelanas y lavaderos. La hora del almuerzo llego muy rápida para mí. Pero no había llevado algo de comer, sin embargo estar allí en el baño hacia que las ganas de comer fueran disminuyendo. Limpiaba sin parar, vomite un par de veces. El estar sin comer hizo que me agotara muy rápido. Ya estaba cerca la hora de salida y aun no terminaba. Sin pensarlo de un momento a otro llego Bob –Anthony ¿estás bien?, te ves un poco pálido-. –Si Sr. Bill, solo que no he probado algo de comer en todo el día-. Asombrado el respondió – ¿Porque no me dijiste? Ven y come algo-. Deje los implementos, tome mi chaqueta y salimos de aquel apestoso rincón. En el baño todo era completamente cerrado, por lo cual no podría apreciar nada de lo que sucediera fuera. Al llegar a la sala principal, mire los grandes ventanales quedan hacia la calle. Todo estaba oscuro, las luces de los faros encendidos.

Encima de la barra del lugar había un reloj de aguja, el marcaba las ocho y treinta de la noche. –Es de noche- le dije a Bob. –Sí, pensé que habías desmayado dentro de aquel lugar-. –Me tengo que ir- respondí con urgencia. –No te preocupes, ve a la barra y come algo, luego te llevare a dónde vives-. Que gran alivio. Nuevamente el apetito volvía a mí, me senté en uno de los bancos frente a la barra para pedir algo. Para mi sorpresa… Estaba atendiendo Claire. –Sigues vivo- dijo en tono sarcástico. –No era lo que esperabas, pero si- le dije en su mismo tono. Pude ver como estando de espalda sonrió. – ¿Aun enojada?- Pregunte. – ¿Tu qué crees?- Decía mientras volteaba. –No lo sé- respondí. -¿Vas a pedir algo?- Pregunto para esquivar el tema. –Una pizza… Para llevar por favor- dije en tono serio. -¿Para una o dos personas?- pregunto con interés. –Una persona, al menos que alguien desee acompañarme, pero no lo creo- dije mientras jugaba con mi dedos. Ella sonrío con una carcajada, al mismo tiempo que agarraba la pizza del servidor. –Aquí tienes, que la disfrutes-, -¿Te quedaras?- le pregunte. –Sí... Como te dijo Bob, soy la primera que llega y la última que deja este lugar-. Al terminar Claire la frase escuche a la distancia –Oye Anthon, ¿Vienes?-. Bill me llamaba, era hora de irse a casa. Mire a Claire que aún seguía en el mostrador como esperando que le dijera algo. –Hasta mañana Claire- le dije con melancolía. –Cuídate Anthon- respondió con una sonrisa. Tome la pizza rápidamente, mientras Bob hacía sonar la bocina de su auto repetidas veces. – ¡Apúrate Anthon! No soy tu chofer personal- decía Bob con un poco de enojo. Me apresure lo más que pude. Antes de salir del local me detuve para mirar a Claire una vez más. Y allí estaba ella, mirándome fijamente con una sonrisa dibujada en sus labios. Sonreí y salí sin más. Camine un poco hasta el auto de Bill que estaba estacionado en frente del local. Al estar lo suficientemente cerca Bill abrió la puerta de adelante del auto al mismo tiempo que decía –Muévete muchacho si no quieres caminar-. Ya dentro del auto vi a través de la vidriera del local como Claire retomaba su trabajo. No parecía cansarse.

El camino era silencioso. Perdía una y otra vez la mirada entre los matices de luz que creaban los faros de las calles. Por primera vez había trabajado para mí. Después de un día largo quería llegar a mi apartamento… Y dormir. –Por fuera parece dura… Pero su corazón es grande- dijo Bob interrumpiendo mi momento meditatorio. – ¿Ah?- Respondí un poco fuera de onda. –Claire... Es una gran mujer que no tiene una vida fácil. Le ha tocado duro desde pequeña. Si algún día logras llamar su atención... No pierdas la oportunidad, trata de comprenderla y ayudarla en lo que puedas.- decía Bob con mucha seguridad. –No se preocupe Sr. Bob- respondí acompañado de una sonrisa. Después de un camino largo ya estábamos frente a mi apartamento. –Bien, descansa Anthon- dijo Bob mientras miraba por los retrovisores. –Usted igual señor Bill.- respondí al mismo tiempo que bajaba del automóvil. Después de cerrar la puerta le dije –Muchas gracias-. –Está bien Anthon- Pisando inmediatamente el acelerador para ir a su casa. Voltee y entre apresuradamente al edificio. Subo hasta mi habitación y así era el fin de un día… ¡Sí! Un día fenomenal.

En mi cabeza no había otra cosa más que el nombre de Claire. Quería saber más de ella. Pero ya era hora de dormir. Tome una ducha rápida. Comí lo que pude de pizza mientras tenía una lucha interna con el sueño para después caer en la cama. Aunque solitaria… Era la mejor noche que hasta ahora había tenido. Y todo eso sin saber lo que estaría por pasar.

Continuara....


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