Hace unos meses que estoy viviendo en Chile, poco a poco he ido descubriendo maravillas de este nuevo país, enriqueciendo mi mente con su cultura y su historia. Hoy les traigo un poema de Gabriela Mistral, una notable poetisa chilena que con este simple texto llegó a despertar un sentimiento que creó un movimiento masivo en Chile y demás países del mundo.

Piececitos

Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!
¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!
El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;
que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.
Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.
Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!

Claramente este poema deja un mensaje bastante fuerte, una emoción intensa como lo es el sufrimiento y un tema tan delicado como lo es la niñez, admira la pobreza y el dolor desde el punto de vista más vulnerable.
Nos relata la imagen de un niño incompleto, solo sus pies afectados por los caminos que les toca transitar, muestra la niñez, que siempre ha sido catalogada como una etapa feliz y vigorosa, la trastornan en un triste escenario donde los niños van por una vereda que es imposible de caminar, que tiene obstáculos y dificultades, muestra a los niños desamparados, con frío, olvidados y minimizados por la sociedad, habla de la ceguera de las personas hacia la marginalidad que se les da a los niños de familias pobres. Nos muestra la cruda realidad de que poco a poco con el pasar del tiempo la vida se hace mas dura, incluso la niñez, como va siendo mas corta cada vez y menos feliz de lo que solía ser, como se desvanece frente a nuestro ojos la inocencia y va desapareciendo la esperanza que irónicamente deberían traer los niños al mundo.

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