El Bardo del Fin.

in #cervantes5 years ago

Una ajetreada madrugada del 23 de octubre de 1998 en el hospital, un alma a punto de arribar en este mundo; con ciertas complicaciones en el “parto” al fin nace Nöel.
Aquel niño probablemente sin tener menor idea en sus años de infancia comienza a experimentar una y otra vez situaciones poco usuales. A los 5 años creyó ver cosas, cosas aterradoras para esa edad. Pronto a cumplir los 10 años presentó complicaciones por las cuales se debió someter a una operación un poco riesgosa… ¿Quién diría que aquel infante podría ver de cara a la misma muerte? Aunque temblando del pavor por la situación, la poca conciencia que tenía gracias a la anestesia lo mantuvo con un semblante sereno. Al escuchar aquella voz tan profunda e inmersa en calma decir: No es el momento, no aún. Fue tan desesperanzador para aquella criatura presenciar aquella situación en ese momento exacto, sin respuestas, sin explicaciones suficientes o entendibles para un niño de 10 años.
Mucho después de aquel acontecimiento, con un poco más de conocimiento sobre ese tipo de temas (al menos desde su punto de vista), con mucha estupidez y una pizca de temor gracias a la pubertad; decide en un momento de falsa lucidez encarar ese tipo de “cosas” que lo seguían desde su infancia, muy mala decisión de su parte.
Con pocos recursos e información sobre ese tipo de temas además de sus percepciones, en una larga travesía que se reduce a un adolescente inerte en su habitación; consigue entablar comunicación con un ser muy parecido a aquello que reposaba frente a su cama en el hospital 4 años antes.

  • Supongo que tú eres “eso” ¿Cierto?-
    -Me parece que estás demasiado aterrado como para siquiera hablarme, definitivamente ustedes los seres humanos son peculiares. Aunque he de reconocer que eres lo suficientemente valiente o estúpido como para intentar morir para verme, sabes muy bien lo que soy; de no ser así entonces eres demasiado estúpido- Responde aquella silueta poco visible en aquel monte repleto de neblina.
  • Antes de que formules aquella pregunta tan común, soy uno de los emisarios de La Muerte misma; aquella que se presentó a ti hace algún tiempo, uno de sus “empleados”, una extensión de sí mismo.
    No estás aquí por casualidad, no lograrías entrar por tus propios medios siendo sinceros; pero era menester que sucediera.
    Me presento a ti como El Bardo, solo debes saber eso… Voy a ser una especie de guía turístico en esta travesía llamada vida-
    Con el asombro hecho máscara en su rostro, sólo atina a decir:
    -¿Entonces eso quiere decir que aquello que aún no me deja dormir, era La Muerte, La Parca o quién sabe que otro nombre tenga?-
    -Exactamente, aunque para nosotros es complicado explicarlo; puede decirse que todos esos nombres son dados a él por los seres vivos. No tiene un nombre en específico, al menos no uno que conozca. Y aún cuando intentásemos preguntar, no obtendríamos respuesta y probablemente aquel “valiente” capaz de formular esa pregunta desaparezca de la existencia.
    Con la mente dando vueltas al ritmo de una locomotora a toda velocidad, la única idea que logra mantener en su cabeza luego de tanta información; sirvió para preguntarle:
  • ¿Cómo es que uno de los seres con más peso en el “aquelarre” de la muerte, es mi guía? ¿Acaso no estoy inconsciente ni muerto sino preso de una especie de droga astral?-
    -Primero, eso de “aquelarre” está de más; definitivamente tendré que empezar desde cero.- Un poco molesto por la reacción nerviosa del chico, ese tipo de chistes de alguna u otra forma lograron sacar levemente de sus casillas a El Bardo.
    -Para que lo entiendas mejor, estoy aquí porque es una orden específica; inquebrantable para mí o cualquier otro de los míos. Cada cierto tiempo aparece alguien como tú, alguien que siendo un diamante en bruto tiene el potencial para hacer muchas cosas por nosotros, para nosotros y para su especie. Cuando llega este diamante en bruto, es el deber de aquellos emisarios directos servir como guías o tutores para estas almas; pues son demasiado valiosas y prometedoras como para que se desperdicien mientras nosotros simplemente esperamos el momento para la cosecha de dicha alma.
  • Entonces, antes de seguir en esta cátedra; no es un placer conocerte, no soy tu amigo ni tu familia. No estaré todo el tiempo contigo, tengo muchas cosas que hacer además de ser niñera, cada vez que puedas contarme alguna anécdota sobre alguien te estaré eternamente agradecido; digamos que en mi tiempo libre disfruto coleccionar historias sobre los seres vivos.-
    Nöel, ya un poco menos tembloroso del pavor; dice en tono un poco asombrado:
  • ¿Historias sobre los seres vivos? Vaya que este tipo de “encuentros” pueden sorprender a cualquiera… Bueno, al menos no eres otro tipo de coleccionista. Eso significa que básicamente puedo hablar contigo cada vez que lo desee ¿Cierto, o hay alguna clase de “régimen de visitas”?-
    -¿Acaso no escuchaste nada de lo que dije?- Pregunta El Bardo, ya con su tolerancia un poco disminuida.
  • No estaré todo el tiempo, al menos no por ahora; sólo cuando sea realmente necesario.-
    Luego de escuchar esto Nöel despierta de nuevo en el mismo lugar, las mismas 4 paredes recurrentes, el mismo olor a humedad, el mismo calor que le proporcionaba el inclemente sol de su región.
    -Definitivamente debí estar soñando- se dice a sí mismo, sacudido por el extraño encuentro.
    Vuelve a su rutina habitual, su colegio, sus compañeros, su rutina extenuante y poco especial; aunque su mente aún repetía una y otra vez fragmentos de la noche anterior, perdido en estas memorias, intentando digerir todo aquello.

Pasados tres meses, Nöel se encontraba a punto de no recordar aquella experiencia tan peculiar que pudo quitarle el sueño por días; un poco menos confundido y más resignado a no volver a saber nada de eso, retorna a ser aquel chico ensimismado, introvertido, encerrado en su mente y todo aquel mar de ideas; desde lo más simple hasta el límite de complejidad que puede soportar y comprender su cerebro.
Son las 4 de la tarde, una calurosa y húmeda tarde; 16 de Febrero del 2013. Nöel emprende camino a su hogar, si así puede llamarle. Un poco atontado ya que ese día los mundos se alinearon para que todas las pruebas importantes que debía presentar, trabajos destinados a entregarse ese día (sin contar los que olvidó en casa o ya de plano prefirió no hacer). Toma un autobús y en el trayecto se queda dormido, pero había algo distinto en esta pequeña siesta; se sentía como un viaje a otro mundo, de nuevo.
Explorando un poco aquella sala de blanco inmaculado, buscando una puerta para salir de aquella habitación que lo incomoda; sintiéndose como en un videojuego en el cual para abrir una puerta debes encontrar la pared falsa, luego de abrir una hendidura que no podía reconocerse a simple vista; pasar al siguiente cuarto, hablar con aquella anciana que vagamente puede mantener una o dos frases coherentes, con más acertijos que sentido. Luego de resolver aquel enigma, debe encontrar una llave entre las distintas habitaciones, abrirse camino hasta el pasillo contiguo para poder abrir la primera puerta desde el otro lado. Así, ese tipo de misiones extrañas y bastante innecesarias.
Luego de salir de aquella casa extrañamente patas arriba, con el techo perfectamente equilibrado en el terreno, el “suelo” apuntando hacia las nubes; comienza la verdadera travesía: O logra salir de aquel letargo, o encuentra de nuevo a El Bardo…

Luego de explorar el lugar, con una sola cosa repitiéndose en su cabeza: “Estoy soñando, esto no es real; no totalmente. Consigue llegar a un campo desolado, con el manto nocturno cubriéndolo todo; allí se encontraba, dispuesto a encarar aquella cosa “producto de su imaginación”, exigiendo respuestas. ¿El Bardo es real o simplemente estoy loco? ¿La muerte es real, sabrá realmente de todo esto? ¿Mi cerebro intenta hacerme una jugarreta trayéndome hasta aquí, con la idea de encarar a este “acosador paranormal”; capaz de hablar con mucho sentido, pero con algún tipo de intención oculta? ¿Acaso sin darme cuenta estoy inconsciente en el hospital, comatoso desde los 10 años y todo esto simplemente ha sido alguna forma que encuentra mi cerebro para no morir totalmente?...

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