Speedy enseña: Sinceridad

Ilustración por @kennyvaldez 

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"Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto"

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo" 

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor" 

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Así empiezan tres de mis peores obras. Las escribí cuando era más joven y les permití a mis mascotas atribuírselas porque me dan vergüenza. Franz era un autentico neurótico, Gabriel resultó un comunista cabrón y Miguel, un tipo simpático con muy mala suerte que aún recuerdo con cariño.

Hoy casi cometo el mismo error. Tomé el control de @jcalero, me senté frente a su pc, cerré la página de pornografía (tiene gustos rarísimos incluso para él) que tenía abierta y me puse a escribir. Pensé en escribir la epopeya de un morrocoy alado en un planeta lejano de pequeñas islas donde el único medio de viajar entre ellas es volando, ¿te imaginas?, ¿Speedy Conchafuerte escribiendo ciencia ficción?

Pero me arrepentí, no iba a funcionar. Cuando dicté aquellos simples borradores y permití que mis mascotas se los atribuyeran imitaba a los mejores de mi especie, grandes quelonios que plasmaban su sabiduría con gran belleza. No salieron tan mal porque al final, permití que mis sirvientes pusieran algo de sí mismos en la transcripción. Para mi eran obras menores, pero para ustedes tristes humanos que apenas logran arañar la superficie de mi grandeza, son obras maestras.

Pero aún me avergüenzan. Al final consentí fueran publicadas para que mis mascotas no murieran de hambre y me trajeran una que otra fruta exótica cuando se me antojara. El pobre Miguel nunca salió de la pobreza ni pudo comprarme higos como quería, pero a pesar de que lo atormenté con mis burlas (era comiquísimo verlo abrocharse los pantalones) aún sonrío con su recuerdo. Era un buen hombre.

Hice un error común y natural, me pasó lo que a todo escritor novato, quería crear grandes epopeyas, obras trascendentales para dejar un legado inalcanzable para otros. Pecamos de pensar que todos nuestros escritos deben ser obras maestras y cometemos un error clásico; no somos sinceros al escribir.

Y la sinceridad en un autor es lo que lo hace único. Puedes escribir cualquier cosa pero solo las que salen de tu experiencia, de tu conocimiento y de tus sentimientos pueden ser realmente buenas, porque las dominas y puedes trasmitirlas de una manera que los lectores las entiendan y aprecien.

Pero ya no cometo ese error, porque me divierto escribiendo. Mejor dicho, me divierto soltando la primera cosa que se me pasa por la cabeza y aprovecho cada ocasión para recalcar mi superioridad frente a ustedes. Ahora escribo sin grandes pretensiones, no me engaño y mis textos son mejores.

Entonces, este texto es sincero, escribe Speedy Conchafuerte, Quelonio Sagrado, Gran Caparazón y Terror de los Repollos; sin filtros ni pretensiones, simplemente soy yo intentando enseñarte algo que seguramente no eres capaz de entender, intento enseñarte que la sinceridad es necesaria para crear buen material.

Es importante porque mientras no seas sincero jamás lograrás una voz propia que te permita diferenciarte del resto; si no te asumes con tus defectos (muchos) y virtudes (que quizás muy en el fondo tengas) jamás alcanzarás tu potencial como creador. Serás siempre un mal imitador, escribirás malos artículos de autoayuda, pésimos tutoriales, publicarás fotos de gatos con párrafos cursi o usarás inverosímiles y ridículos diálogos con alteregos tan estúpidos como tú.

Te pongo un ejemplo, ¿qué pensarías si te trato bien? Si te hablo como si fuera Dickens, ¿te parecería falso, cierto? Si fuera amable, ¿no te parecería acaso un Saramago trasnochado?, ¿no te sentirías aún más estúpido de lo que ya eres si te escribo como un abuelo bonachón?

Entonces, mi consejo es el siguiente; sé sincero, no pretendas ser alguien que no eres. Plasma tu esencia en lo que hagas, sigue ese camino, perfecciónate y nunca te traiciones, es la única manera de lograr que lo que hagas sea único, sólo así podrás crecer como creador pues no tendrás limites que frenen tu discurso.

No te condenes a una vida de escribir sandeces sin corazón, no busques aprobación por algo que no eres, no intentes ser Miguel de Cervantes porque no tienes mi ayuda para escribir otro Quijote.

En fin, sé sincero pues imitando nunca serás tú, nunca te superarás si permaneces encerrado en limites autoimpuestos por tus falsas expectativas, aprovecha tus particularidades pues imitando no serás más que un pésimo juntaletras. Sé sincero, pues al menos así, serás único en tu mediocridad.

Bueno me aburrí, ahora los dejo, dormiré la siesta mientras @jcalero mira su pornografía humana y hace sus cochinadas. 

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