Tras el cuarto caos... (X)
Iba caminando por los oscuros y húmedos pasillos, haciendo lo que le habían indicado, recoger cualquier animal muerto que pudiera encontrar, había muchos pero casi todos eran ratas o cucarachas. Tal y como había quedado la Tierra se hacía difícil poder vivir en ella, sólo habían quedado los más fuertes y mejor adaptables.
Su trabajo era monótono, combatía la soledad tarareando antiguas canciones de una época mejor, una en la que la música formaba una parte importante de la sociedad, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar, de comerse la cabeza pensando en su nueva situación, no se sentía afortunada, creía ser presa de la gente que la había acogido.
Fuente
Una alarma comenzó a sonar, en todos los pasillos eran visibles luces rojas, soldados armados comenzaron a salir de todas partes, inundando todos los pasillos. Mile no pudo evitar sentir miedo ante aquella situación, no sabía lo que estaba ocurriendo, ni siquiera si realmente corría peligro su vida o no, casi le daban más miedo todos esos locos armados que el desconocido peligro que supuestamente los asolaba.
Decidió continuar haciendo su trabajo como si nada ocurriera, al cabo de unos minutos se apagaron las alarmas y todo volvió a la normalidad, pero era algo que a Mile le había llamado la atención, esa especie de dictadura militar en la que se veía envuelta perturbaba su mente y le hacía no estar tranquila.
Al cabo de unas horas por fin ya estaba de vuelta en el lugar donde Talmu le había dicho que le esperara.
¿Cómo ha ido todo? –preguntó Talmu.
Pues creo que bien, he llenado tres bolsas, no parece muy difícil…
Vale, no quiero saber más, me es suficiente si te dedicas a trabajar lo mejor que sepas.
Por cierto… ¿Qué ha sido esa alarma que he escuchado antes?
Quieres saber demasiado Mile, ya te he dicho que te ocupes de tus asuntos, no es algo de tu interés. Ya está resuelto y no tiene más importancia, así que cállate y vete a tu estancia. –respondió de forma totalmente cortante.
Mile se dio la vuelta y se marchó sin siquiera despedirse de Talmu, no entendía porque la trataban de esa manera, no tenía sentido la forma cómo le hablaba por una simple pregunta, cada vez estaba más convencida de que allí estaba pasando algo que se escapaba a su entendimiento.
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