Un estuche para el amor

in #cervantes5 years ago

Capítulo II

Pídeme lo que quieras

Las elevadas cumbres semejan jeroglíficos vivientes, estacionados en el tiempo como queriendo preservar su perennidad. En cuya cima dormitan las ondinas y nereidas congeladas, a la espera de la próxima estación.
Cuando los silfos y sílfides del viento, le avisen a las criaturas acuáticas, que es hora de colaborar con los hijos de los continentes, los ríos, las lagunas, los lagos, los manantiales y su padre el inmenso mar, en el ardoroso proceso de descongelar sus aguas, porque le toca el turno al otoño, desvestir los árboles y prepararlos, para la llegada inminente de la primavera.

De la misma manera los elevados picos, colaboran con la ciudad, que gentilmente les ofrendó el suelo donde nacieron para elevarse, y custodiar, a sus habitantes con la variedad de un clima, que da para todos los gustos del gentilicio chileno.
Marlon despierta vulnerable a las primeras horas antes del amanecer, en medio del silencio y la soledad de la habitación donde duerme, y es en ese preciso momento, cuando extraña a su familia con el acostumbrado bullicio y el caos que forman cada mañana, momentos antes de partir al colegio y al trabajo.
Extraña especialmente a su mujer, diligente y atenta a sus requerimientos.
Momento que aprovecha para hablarle vía telefónica, le cuenta de los pormenores de sus viajes, obviando por supuesto sus deslindes amorosos. Le cuenta especialmente sobre los logros y novedades en la empresa donde trabaja, sobre el lanzamiento de los productos, con los nuevos envoltorios y demás, que amplifican exponencialmente el crecimiento dela empresa.
Se dirige a ella en tono cariñoso y jovial, la trata mejor en la distancia que cuando la tiene cerca, donde suele ser seco y parco, salvo en los momentos de intimidad en los que se muestra amable y meloso durante el cortejo, pero que termina tan pronto alcanza su objetivo.
_ ¿Cómo estas mi amor, dime cómo has pasado estos días sin mí? He estado full de trabajo, el lanzamiento del nuevo diseño ha calado muy bien en el mercado y eso nos ha tenido muy ocupado, con entrevistas y reuniones con los proveedores, teniendo que viajar por varias ciudades fuera de Santiago, esto nos está generando muchas ganancias…Carola lo escucha con desgano, con la mente puesta en que se le hace tarde para iniciar la faena del día.
_ Ok mi vida, ¿cuándo regresas? - Pregunta su mujer con desgano.
_ En dos días cariño, estaré en casa nuevamente.
_ Vale te espero, te paso a los niños voy a terminar de preparar el desayuno.
_ Ok cariño, hablaré con los niños, te amo, bey
_ También te amo, bey. - le cede el teléfono a los niños para aligerar los preparativos y emprender la partida al colegio.
Los pequeños toman el comando de voz, formando una algarabía de risas nerviosas combinadas con llanto, y, sobre todo, un extenso pliego que le demandan todo tipo de petitorios:
_Papi tráeme un nuevo videojuego y la última versión del Play Comande Universe. - Le implora Mauricio enajenado agrandando aún más sus enormes ojos azules como el cielo, al mismo tiempo que le grita Charly, con su tierna voz infantil, sin tener muy claro que es lo que le pide a papá, porque le encanta imitar lo que dice y hace, como lo hace su hermano mayor, quizá porque ve en él, esa figura de autoridad ante la ausencia de su padre.
_ Yo también lo quiero papi, uno igual al de Mau (como cariñosamente le dice a su hermano). - Mientras se retrae sobre la espalda del sofá con una de sus manitas en la boca, y sus enormes ojos azules achinados por la mueca de una inocente sonrisa.
_ Claro, claro. - Asiente el complaciente papá a través de la pantalla, con una sensación de incredulidad, porque aún le cuesta internalizar la realidad de su paternidad. Pues aunque Marlon tiene una habilidad especial para el mundo de las ventas y para tranzar negocios, en el aspecto emocional, familiar, no cuenta con las mismas competencias.
_ Con uno que les traiga será suficiente, es la misma consola ¿no? - Agrega valentina apoderándose del celular.- _ Y a mí me traes…-
Se desvive la chica en una lista de peticiones, que le hacen agrandar sus vivaces ojos castaños como los de su padre, y su sonrisa cándida y soñadora le hacen mover su cabecita llena de creencias, en la que piensa que el mundo es un lugar lleno de cuentos, de príncipes y pasiones románticas.
Y así intentan compensar la carencia afectiva tras la ausencia de su progenitor, con cualquier cantidad de chucherías materiales, que suelen llenar sus vacíos emocionales momentáneamente, pero que pronto les pasará el efecto narcótico de los regalos, para sentir de nuevo el vacío de la soledad, al no poder sustituir el afecto que requieren de su padre.
Carola, no se queda atrás con su lista de peticiones, y mientras afina los últimos preparativos del día, grita a lo lejos la complacencia de sus antojos, consistentes en fútiles y superfluos encargos, que tan pronto como llegaban a sus manos, los deja huérfanos de atención, en cualquier lugar de la bulliciosa casa.
Una vez culminada la tertulia filial a través de la red inalámbrica, la madre y los niños apuran los pasos que los conducen al mundo exterior, para continuar un día más, con la afanosa y repetitiva rutina del día.
Con la llegada de la friolenta tarde del viernes, llega también la cálida visita de la abuela materna de los chicos, a pasarse el fin de semana con ellos en casa. La grata visita de mamá Mónica, es siempre motivo de alegría en medio de encuentros inusuales, que rompen con la rutina, invitándolos a hacer cosas divertidas, y también comida rica, meriendas y postres, con la participación de todos en casa.
Las periódicas visitas de Mónica realizada a sus nietos surten el efecto de estrechar los lazos de la convivencia entre todos sus integrantes, y hacer que los chicos se despeguen de los aparatos electrónicos y realicen actividades más humanamente orgánicas, en comunidad familiar. La abuela planea actividades domésticas y cotidianas, pero con un toque encantador e innovador que despierta el entusiasmo de los pequeños y otorga un respiro a la agotada Carola.
_ Valentina hijita, mete al horno las galletas, ya la masa elevó su volumen lo suficiente y la mezcla se puede pasar.
_ Allá voy abuelita.- Responde entusiasta la hermosa chica adolescente, dejando de lado el teléfono y las insulsas tertulias con sus amistades fantasmas. Ya no le hacen falta, porque ese vacío lo llena la cálida actividad familiar.
_ Mau, y Charly, ¿ayudan a mami con el decorado del pastel?- Le indica la abuela a los chicos, a fin de darles participación en la cocina y que se sientan útiles.
_ Si abuelita querida, responde Mauricio y le hace eco el pequeño Charly, repitiendo lo mismo en su tierno tono infantil.
La abuela enfatiza a los chicos la necesidad de colaborar con mamá con pequeños aportes, a fin de alivianarle la carga que lleva ella sola. Pero Carola, no comprende mucho el objetivo de la actividad y piensa que la abuela está malcriando a los niños.
_ Si mamá tranquila, me están ayudando, pero considero, que complaces mucho a los niños dejándolos hacer lo que se les antoje, los malcrías con tanta chuchería y golosina.
_Oh vamos hija, como dices eso, si los niños necesitan atención y cariño, tú sola no puedes con toda la responsabilidad que tienes, porque mi yerno con ese empleo que le absorbe toda la vida, no puede ayudarte. No me quites el deseo de darles un poco de cariño a mis adorados nietos.- Le implora Mónica a su hija.
_ ¡No te quito nada mamá!- Rezonga Carola irritada.- Y Marlon no me ayuda, porque su trabajo demanda muchos viajes y presentaciones, que le impiden compartir más con nosotros, si así no fuera, no tendríamos las comodidades de las que disfrutamos ahora.- Carola justifica la ausencia de su marido.
_ Lo sé hija, lo sé, no es para que te molestes.-Le contesta su madre con un dulce y apacible tono de voz.
_ No estoy molesta madre, más bien te agradezco que hagas siempre un paréntesis en tus labores cotidianas, para venir a compartir con nosotros, gracias mamita te quiero mucho.- le dice Carola a su madre mientras la abraza con el mar de sus ojos inundados en lágrimas.
_ Pierde cuidado mi niña, ven vamos a cenar y a compartir con los chicos, para luego llevarlos a dormir. Dice la amorosa madre a su agobiada hija, y la conduce abrazada a la mesa del comedor.
La actividad nocturna se impregna de alegría, música y sabor familiar, entre juegos de mesa, cuentos leídos en la cabecera de la cama y las manitas juntas rezándole al ángel de la guarda, agradeciéndole por su dulce compañía.

Fuente

Hola, queridos amigos de steemit, he estado trabajando en esta novela, espero que sea de su agrado saludos! un fuerte abrazo desde Venezuela.

- @Sincroniadivina

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