Hora de quitarle las máscaras. Todos los standuperos, comediantes y youtubers tienen una vida más aburrida de lo que nos cuentan; pero exagerándola nos atrapan con sus historias. Muy pocos serán sinceros y admitirán de que si no hubiera tantos cortes en su vídeo, sonidos o imágenes editadas su día se resumiría en "ordinario". Es otra vieja confiable en el humor. Hoy toca conocerla. La exageración.

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Continuamos esta serie de "técnicas" humorísticas. El turno es para la mejor técnica, la más extraordinaria, radiante, luminosa, estrepitosa, maravillosa, asombrosa, aceitosa, apetitosa, caldosa, aparatosa...La exageración. Acompáñanos ;)

#EmeeseeseKnowledge

Entre mayor sea la obviedad de nuestra exageración, más grande será la sonrisa sin tener que dar alguna aclaración de nuestra broma. Las primeras veces al conocer a una persona lo tenemos que obviar un poco más, digo, es eso o aceptar que no lo volveremos a ver jamás. Para utilizar esta técnica habrá que cambiar de ojos, bueno, no literalmente. Cambiar las perspectivas. Poder ver Everest donde los demás ven piedritas y alpinistas donde solo hay hormiguitas. Basta de rimar, es tiempo de ejemplificar:

Vamos con uno simple. Es llevar a otro nivel el sentimiento que nos genera cierta persona o situación, por ejemplo, el temor y repudio que sentimos hacia los trabajadores de hacienda. Podemos vivir en un mundo en paz con ellos, de hecho, no tienen la culpa de trabajar para el mismísimo diablo. Sin embargo, para motivos humorísticos deben sufrir las consecuencias. Ejemplo, exageremos:

Lo diabólico ha pasado de moda. Satán y el infierno han sido tan utilizados por las bandas de metal que su significado está perdiendo la potencia. De hecho, no nos sorprendería si en la nueva versión de Chucky, lo disfracen de trabajador de hacienda. Daría más miedo.

¡Llévalo a lo GRANDE!

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Puede tener más efecto en historias gráficas, cuando las imágenes nos sorprenden en ese mismo instante. Sin embargo, no siempre vamos a tener los recursos necesarios para poder llevar a cabo nuestra imaginación a esa escala. Bueno, tal vez en algún vídeo podamos escoger una imagen que se acerque a lo que nosotros estábamos pensando, pero siempre quedará una espinita de que no fue exactamente como nosotros lo habíamos pensado. Y este tipo de situaciones se han presentado en 1589mil ocasiones cuando nosotros leemos el libro y en la película no pasa ni la mitad de lo que se escribió. No es porque ellos no quisieran hacer una película más emocionante, sino porque el presupuesto no les alcanzaba para tanto. No culpemos a los directores por destrozar un libro, bueno, a algunos sí...

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Así que debemos tomar el camino económico y escribir. Para poder hacerlo primero debemos atrapar al lector en nuestra historia, que se adapte al contexto, ya que si lo hacemos antes es probable que lo agarremos tan desprevenido que ni siquiera se dé cuenta de que es una exageración. Ahora que lo hemos hecho, cuando menos se lo espere ¡pum! una exageración. Si hablamos de exageración no nos referimos simplemente a volver más grande y majestuoso un objeto o situación muy pequeña, sino que también lo hagamos al revés. Minim... minimixage... mininizacionem... ¡Minimizar! Ahora ¿cómo exagerar?

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Ya que hemos planteado la situación y atrapado en nuestro lector, es momento de elegir que exagerar. Para no andar batallando en lo que nos fijaremos aquí es en los adjetivos calificativos, esto es como el nivel 1. Pongamos un ejemplo: si somos de los que nos gusta andar descalzos por la casa, llegará un momento en el que nos demos cuenta de que nuestros pies se creyeron recogedores de basura/mugre. El adjetivo es sucio, pero llevémoslo a 3 niveles más lejos. Descartamos a los marranos y su suciedad. A la basura y el lodo (porque tal vez sea una descripción real y no la exageración que pensamos). Entonces ¿qué es lo más sucio o asqueroso que se te ocurre? Putrefacción, supongamos que ya atrapamos al lector con la historia y llegamos a la parte de la exageración:

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Cuando llegué a la cama y quise limpiarme la basura que tenía en los pies, pero un pequeño gusano mordió mi mano. ¡Sí! Caminé tanto que no me había dado cuenta de que en mis pies se había formado unos zapatos de plataforma de lo que al principio fue basura cotidiana, pero poco a poco se fue transformando en lo que fácilmente podría ser objeto de estudio para organizaciones paranormales. Todo el tiempo pensé que había un ratón muerto en la casa, pero el olor venía de mis pies...

Llegó el final, no hay más que escribir. Bueno sí, solo queda recordar que entre más grande o pequeño lo vuelvas mejor se la pasaran tus lectores. Así es, desde hoy es hora de sacar a la vieja confiable del humor, la exageración.
Por lo pronto, es momento de conocer tu opinión:

• ¿Dónde más has visto esta técnica?
• ¿Qué otra conoces?