La botella | Ejercicio de imaginación
Un día en la playa, entre las olas, te das cuenta de que algo brilla más de lo normal. Viene hacia ti. Es una botella. No puedes contener la curiosidad y nadas para que nadie más te la gane. Por suerte tiene un mensaje dentro y no es una más de tantas botellas tiradas en la arena. Te sientes como en una película, pero al abrirlo te das cuenta que debes ser una de suspenso o una comedia de muy mal gusto. El mensaje tiene escrito tu nombre y apellido, continua con "sigue las instrucciones".
¿Cómo crees que continúe la historia? ¿Quién te mandó el mensaje? ¿Cuáles fueron las instrucciones? ¿Cómo te sentirías si te llegará a pasar eso? Venga, que hay mucha tela de donde cortar, levanta tu cerebro para que se ponga a trabajar. Recuerda que estos ejercicios son sólo para encontrar la inspiración, bien puedes continuar la historia de manera escrita o solo te sirva como punto de partida para tu próximo video, dibujo, fotografía, poema, etc.
El mensaje
Imposible que se refieran otra persona, tenía mi nombre y apellido. En las instrucciones venía una cita para vernos mañana en este mismo lugar a la medianoche. Que llevara puesto los tenis negros con los que salí de casa hace tres días y la playera que me regalo mi novia en nuestro aniversario. ¡Maldita sea! ¡Me espiaba! Incluso supo que había echado esa ropa a la maleta de viaje. Mira, puedo ser tonto, pero no pendejo. Cualquier cita con un extraño a la medianoche es sinónimo de una muerte lenta y dolorosa. Será muy buena espía, pero eso de la lógica no se le da muy bien. Me quedé encerrado en la habitación del hotel. Esa noche no pude dormir. Mi mente no paraba de pensar sobre el ocurrido, me perdí tanto en mis pensamientos que no me di cuenta que justo a la medianoche recibí un papel debajo de mi puerta. "Eres tonto y pendejo, te tengo. Una llamada de esto a la policía y tus familiares están muertos. Ahora sí acata las instrucciones".
Mi hermano me mandó un mensaje para que me cuidara, que no le importaban si eran vacaciones, no debía salir a fiestas. Había rumores de un asesino en serie. Me cagué de miedo. Ahora me quería dentro de la habitación, aseguró controlar las cámaras del hotel por si intentaba algo. Pensé en suicidarme, pero creí que era muy extremo ante lo que tal vez una muy mala broma. Aunque seguía sin creer que llegaran hasta este punto. Investigué, todo apuntaba a que era verdad. Tocaron la puerta varias veces. No abrí. Eran las cuatro de la mañana cuando se decidió a entrar.
Lo consiguió sin problemas. Ningún mueble que obstruía la entrada lo detuvo. Era un hombre deforme. Tuvo que agacharse un poco para pasar por puerta. Me observaba como si se encontrara a un viejo conocido. Trataba de ocultar su sonrisa, eso volvía su rostro más asqueroso. Extremadamente blanco y con una pistola en la mano. Cada paso hacía eco en la habitación, desde el principio me apuntó a la cabeza, sabía que iba a morir. No era una broma. Esa cara perturbada no podía ser de alguien con un gramo humor. Caminaba muy lento, la sonrisa comenzó a volverse más grande, parecía que disfrutaba el momento. No podía quedarme ahí, era el primer piso, saltar por la ventana solo representaría alguna pierna rota. Era mejor que la muerte a manos de un idiota depravado. Corrí.
La ventana estaba a unos pasos, la adrenalina me hacía verlo todo tan extraño. Corrí. Escuché un disparo. Mis piernas se apagaron. Cuando menos lo pensé estaba en el suelo, oliendo la alfombra, mirando un punto fijo. No sentía dolor ni miedo. Había una luz que se expandía, un cliché que me parecía ridículo analizar en el momento, no podía creer que existía. Se volvía cada vez más fuerte. Mi rostro se calentaba. La miraba fijamente sin ningún tipo de molestia. Mi cuerpo relajado. Empezaba a sudar. La luz cubrió toda mi vista. Era el sol, me dormí en playa; a lo lejos, entre las olas, se veía una botella que brillaba.
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Volteo hacia los lados mirando a mi alrededor, y en la playa todo el mundo estaba como si pasara nada, pensaba no le daré largas al asunto botare esto y buscaba el primer pote de basura para ser rsponsable con el ambiente, al llegar a mi lugar mi teléfono sonó y un mensaje decía, no se te ocurra omitir nuestra cita..... El miedo invadió mi mente.
P.D: y este ejercicio sirvio de despertador vespertino
Wow, increíble jaja :D