Dante y la indiferencia / Citario del Cardumen, nº 2 / @gracielaacevedo
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Dante y la indiferencia / Citario del Cardumen, nº 2 / @gracielaacevedo*
Amigos en Steemit:
Traigo una cita que interpreto al calor de circunstancias sociales muy cercanas.
Cita, una entre muchas, sobre la indiferencia
“Vi un mísero estandarte que corría
de un lado a otro, y ciega, le seguía
tal multitud ingente, en desbandada,
que pensé que la muerte en su lazada
a tantos nunca recoger podría,
vi al que renuncia al bien por cobardía,
y que ni a Dios ni a su enemigo agrada.”
La indiferencia es aquello en donde lo humano pasa a ser irrelevante, como lo grafica Munch: dos elegantes sombras transitan, sordas y ciegas, apegadas a su moral, mientas una figura humana tapa sus oídos, incapaz de soportar el sufrimiento y, con una voz desesperada, grita.
Tiene la indiferencia una cualidad tentadora, la posibilidad de una mayor tranquilidad para trabajar en los propios sueños, puede ser más difícil comprometerse en los problemas de un otro.
Los indiferentes de Dante no merecen ni siquiera el infierno (estarán condenados por siempre a perseguir una bandera sin signo). La insensibilidad les ha quitado la humanidad que le negaron a otro en su momento.
Al sustraerle la posibilidad de la esperanza al hambriento, al niño en la calle, al político en su tumba precoz, al refugiado, al desplazado, se les exilia de la memoria, pero también nos probamos como inhumanos a nosotros mismos, autocondenándonos.
La indiferencia es lo contrario del compromiso social.
Freud propuso un interesante asunto relativo a la indiferencia y el amor: lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia.
“El amor es susceptible de tres antítesis. Aparte de la antítesis “amar-odiar”, existe la de “amar - ser amado”, y la tercera, “el amor y el odio, tomados conjuntamente, se oponen a la indiferencia”.
En otro escrito asegura:
“Allí donde la comunidad se abstiene de todo reproche, cesa también la yugulación de los malos impulsos, y los hombres cometen actos de crueldad, traición y brutalidad, cuya posibilidad se hubiera creído incompatible con su nivel cultural”
Hemos leído, inocentemente (como si no pudiera tocarnos) sobre la “banalidad del mal” en Hannah Arendt. En estos tiempos vemos cómo se produce la disolución del sentimiento de responsabilidad.
La mezquindad, convertida en costumbre, instala lo inhumano en la existencia, produciendo efectos perversos en los sujetos y en la cultura. En la perversión no hay lugar para la consideración del otro, ninguna duda, ninguna pregunta, ninguna deferencia. Con la indiferencia desaparece la condición humana.
Es el lugar del desmerecimiento: ni siquiera el infierno puede, según Dante, recibirse.
@gracielaacevedo (Graciela Acevedo) es socióloga, por la Universidad de Oriente, Venezuela, Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela. Profesora universitaria jubilada, mantiene intereses de investigación centrados en la línea de la religiosidad y discursividad social. Es autora del libro Religiosidad a inicios del tercer milenio, editado por la Editorial Académica Española. En la actualidad ejerce como Psicoterapeuta psicoanalítica, mientras intenta hacer relatos y disfrutar de la afición por la fotografía.
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Muy apropiada la cita y tu reflexión, siempre acuciosa, en estos tiempos de indiferencia y de sálvese-quien-pueda.
Comparto tu visión, así como aquella de todo aquel libre pesandor a quien le apeste la inmundicia con la misma pungencia que le afecta la vanidad o la injusticia.
Que todos estos esfuerzos den frutos y podamos lograr un mundo de gente más comprometida con el bien, la generosidad y la solidaridad.
Gracias por tus valiosos aportes.
Saludos, @hlezama. Los deseos de un mundo mejor nos nutren desde siempre. Dante pudo expresarlo maravillosamente desde la esperanza de un infierno. A algunos de nosotros no nos cabe esa esperanza del castigo para lo detestable... pero si existe la de la conciencia de cada generación que aprende y acumula conocimiento sobe lo económico, productivo y sostenible que puede llegar a ser la solidaridad y la generosidad.
Gracias por la gentileza y profundidad de tu lectura. Un gran abrazo.