La Voz Bautista (enero de 1925, Chile), ¿Para qué sirve?, retrato y las ordenanzas simbólicas, Inventario de reliquias, La Biblia, incidente del terremoto japonés, Débora/madre en Israel, El mundo que Dios hizo para nosotros, ¿Qué es una iglesia?

La Voz Bautista 17:1 (enero de 1925), publicación bautista chilena, R. C. Moore, Director y H. Espinoza, Redactor. * Nota que hay un error en el número impresa en la revista. Dice vol. 17, número 13 cuando debería decir tomo 17, número 1.
Temas claves:
Pág. 2: “¿Para qué sirve?”
Pág. 3: “Un retrato y las ordenanzas simbólicas”
Pág. 4: “Visitando Ancud” (M. Fernandez)
Pág. 5: “Inventario de reliquias” (Trad. S. A. H.)
Pág. 5: “La Biblia” (Dr. G. W. McDaniel - Trad. por R. C. M.)
Pág. 6: “Un incidente del terremoto japonés” (H. E. Hospers)
Pág. 7: “Débora, una madre en Israel” (Maria de Moore)
Pág. 8: “El mundo que Dios hizo para nosotros” (Catalina de McGavock)
Pág. 11–12: “¿Qué es una iglesia?” (W. D. T. McDonald)
Pág. 13–14: “La etiqueta ministerial” (Dr. A. T. Robinson - Trad. R. C. M.)
Pág. 14: “Las dudas de algunos hombres” (Juan C. Valdivia)
Pág. 15: “Lo que el hombre puede hacer y lo que Dios quiere que haga” (Isaías Valdivia S.)
Pág. 15–16: “Ahí tienes sangre”
Pág. 16–17: “Patronatos y concordatos que caducan” (de “El expositor bautista”)
Pág. 17–18: “Nuestras influencias” (Isaías Valdivia)
Pág. 19: “Creyó que no era nada”

En página 3, menciona que Calvino recomendó hacer un inventario de todas las reliquias.

"La Biblia es un jardín de flores". (página 3)

En página 7, misionera María de Moore dice: "Débora…En algunos casos emergentes Dios emplea a las mujeres para que hagan el trabajo que ordinariamente les es encomendado a los hombres…Pero Débora también tenía sus defectos. Era cruel e implacable; no podía perdonar. Por cierto ella vivía en una edad muy cruel y oscura. No tenía las ricas enseñanzas de Cristo: «Amad a vuestros enemigos..."

En página 8, misionera Catalina de McGavock dice: "Como hemos visto Dios no hizo nada en este mundo para sí mismo, más hizo todo para nosotros y es esta su manera de decirnos que nos ama."

En páginas 11-12, Misionero MacDonald habla sobre las características de una iglesia en varios puntos. Uno de ellos trata con pastores o obispos, otro con diáconos o "servidores". De ninguna manera indica que los diáconos dirigen la iglesia como junta de líderes. "La iglesia de Cristo no es una comunidad que admita y tolera en su seno toda clase de trigo y cizaña, sino unión de regenerados que llevan por objeto su propio fortalecimiento y el engrandecimiento del Reino de Dio mediante el ejercicio de la vigilancia mútua [sic] y amoroso [sic] y la corrección necesaria para el mantenimiento de la vida cristiana y buena conducta conforme a la Palabra de Dios." (página 12)

En páginas 13-14, habla de los modales del pastor, por ejemplo nunca hablar mal sobre el previo pastor, y que siempre es justo que un pastor visita sea pagado por ocupar el púlpito. Menciona misionero Moore, el traductor, que A.T. Robertson fue un hombre entrenador de pastores y el más experto sobre el idioma griego bíblico del mundo.

En página 14, Juan C. Valiavia habla sobre la necesidad de ofrendar para extender el Reino de Dios, citando muchos textos bíblicos, pero no llama a los cristianos a diezmar.

En página 15, Isaías Valdivia menciona cuán difícil para él fue hablar en inglés en una carta desde San Antonio, Tejas. (Salió desde Temuco para los EE.UU., aparentemente pasando por Santiago por primera vez en la ruta, también a Panamá y Nueva York donde estuvo asombrado por el rascacielos Woolworth, el más alto del mundo en 1925.) Entonces, asistió a Baptist Bible Institute en Nueva Orleans sin hablar bien en inglés al principio. No asistió, obviamente, al Colegio Bautista de Temuco que partió en 1922 con objetivo de educar a niñas, no dominó bien el idioma inglés.

En página 15, Isaías Valdivia comenta algo que suena como tal vez fue influenciada por amiraldianismo (como misionero Davidson parece ser en su redacción a veces), "Esta es la razón porque Dios tuvo que mandar a su hijo morir por nuestros pecados. Siendo de un carácter justo, no podía perdonar nuestros pecado; era necesario uno suficientemente grande para llevar en sí todos los pecados del mundo y morir por ellos, porque el hombre no pudo deshacer lo que había hecho. En el momento en que el hombre se arrepiente y acepta a Cristo en su corazón, como su salvador, es perdonado de sus pecados. Además, la influencia ejercida dura después que la persona muere. No es una verdad que la muerte termina la influencia [con otros hombres]. ¿Cuántos de vosotros no recordáis personas que han contribuído a vuestras vidas que hacen más de veinte años que han muerto?"