¡Cordiales saludos comunidad!

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Isaías Moody de 15 años de edad se fue del hogar poco después de la muerte de su padre, transcurrieron meses sin que se supiera nada de el, Dwight anda al correo a ver si hay cartas de tu hermano dijo un día la señora Moody como de costumbre, es inútil se quejo Dwight, no habrá ninguna carta, nunca la hay, para que molestarse.

Hoy podría ser el día que haya una dijo la señora Moody optimistamente, mi primer hijo no me ha olvidado, corre ahora al correo, Dwight demoro en regresar a casa, detestaba tener que decirle una vez mas que no había carta de Isaías, estoy segura de que regresara al hogar hijo, dijo la madre, preparare la lámpara para ponerla en la ventana, podría ser que volviera esta noche, que te hace estar tan segura, pregunto Dwight, Dios escucha las oraciones de una madre, contestó la señora Moody, el traerá al hogar a mi hijo extraviado, se que lo hará.

Dwight no podía discutir con la fe de su madre, en las noches tormentosas solía oír su voz que pedía protección divina por encima del aullido del viento, señor Jesús te ruego que cuides a mi hijo esta noche, líbralo del peligro y del mal, tráelo de regreso al hogar.

En el día de Acción de Gracias, en noviembre siempre ponía un lugar adicional en la mesa para Isaías por si acaso llega decía, los meses se convirtieron en años hasta que un día cuando la señora Moody estaba sentada a la entrada de su casa vio que un desconocido se aproximaba por el camino, se pregunto quien podría ser, tenia barba larga y el aspecto de alguien que ella conocía, se detuvo a la puerta de la casa, se cruzo de brazos y se puso a llorar cuando ella vio sus lagrimas exclamo, oh es mi hijo que estaba perdido, ven hijo entra en el hogar, no madre, contesto Isaías entre sollozos, no entrare hasta que me digas que me has perdonado, la madre corrió hacia el y lo abrazo y le dijo por cierto que te perdono, bienvenido al hogar.

Puede una madre olvidar a su niño para no compadecerse del hijo de sus entrañas, aunque ella se olvide yo nunca te olvidare, el poder del perdón es asombroso, de hecho es curación, el amor de Dios es suficientemente poderoso para superar todo, asunto presente o pasado que nos impida vivir una vida de alegría y satisfacción, al perdonar sentimos los buenos efectos en nosotros y sentimos un alivio tan grande porque sabemos que el amor y el perdón tienen el poder de convertir la situación mas desesperada en una realidad maravillosa, al encontrarnos con las personas afectadas, podemos saludarlas con amabilidad y comprensión porque ha permitido que el espíritu continúe guiándonos por los caminos del perdón.