La causa principal del sufrimiento es que hemos perdido de vista nuestra divinidad innata, nuestro origen espiritual, hemos olvidado que somos seres espirituales con dominio sobre nuestros pensamientos y sentimientos.

Hemos usado el poder formativo de nuestros pensamientos erróneamente y los hemos basado en informes negativos que fueron el resultado del uso equivocado de los cinco sentidos, debido a eso, hemos formado creencias negativas en nuestra consciencia tales como el temor a la vejez, la carencia y ala enfermedad, y estamos sufriendo las consecuencias.

A veces en nuestra ignorancia, hemos creído que la voluntad de Dios para nosotros es que suframos y debido a eso hemos abrigado esperanza de disciplinarnos para ser buenos, lo que debemos saber es que como seres espirituales ya somos buenos, porque somos de la misma naturaleza del padre.

Estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios y Dios es amor, por tanto somos amor y abrimos nuestro corazón a todas las personas y se que ellas también y son hechas a la imagen de Dios, en Dios no hay condenación, por tanto no debemos condenar, dejemos ir libre y rápidamente todos los pensamientos, sentimientos y experiencias que sean positivas, somos parte integral del plan de la creación de Dios.

Cuando mantenemos nuestros pensamientos enfocados en el amor divino, comprendemos que se nos ha dado todo lo que necesitamos para tener éxito en nuestras relaciones y esfuerzos. Con esto en mente, comprendemos que lo que nos puede parecer justo en un momento, puede no ser lo mejor para nosotros.

A veces se nos puede pedir dar mas o hacer mas de lo que creemos es nuestra justa porción, sin embargo, podemos estar seguros de que cualquier cosa que hagamos en nombre del amor o el servicio, en el nombre y por la naturaleza de nuestro señalador del camino, Jesucristo nos bendecirá también, somos bendecidos y bendecimos a los demás en todo lo que hacemos. Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.