Carola Mayhall, autora del libro palabras que hieren, palabras que sanan, acababa de presentar una conferencia, una mujer llamada Vera se le aproximó tímidamente y le preguntó si podía platicar con ella por cinco minutos.

Carola se dio cuenta de que Vera estaba afligida, veía lagrimas en sus ojos a través de sus anteojos, por cierto que si respondió Carola y la llevo a un rincón tranquilo del auditorio, comprendí exactamente lo que usted estaba diciendo, comenzó Vera puedo referirle mi experiencia, Carola asintió.

Hace dos años estaba al borde de una crisis nerviosa después de haber recibido profundas heridas emocionales, sentía que la cosa mas pequeña me haría llorar, había estado activa en la iglesia, pero tuve que renunciar por no poder controlar las tensiones emocionales, carecía de fortaleza física y mental para continuar.

Esa fue una decisión sabia, comento Carola para animarla, pero el pastor de mi iglesia no pensaba así respondió Vera, me visito después que renuncie a mis cargos para decirme lo que el pensaba de eso, que le dijo, me dijo, explicó Vera con labios trémulos, a menos que se calme ordene su vida y salga de esta situación, los miembros de la iglesia dejaran de orar por usted.

Es posible que haya dicho eso, así es, eso fue lo que dijo, contestó Vera con lagrimas en los ojos al recordar esas palabras hirientes, me deprimí tanto que tuve una crisis nerviosa total, he estado dos años tratando de recuperarme del efecto causado por esas palabras hirientes.

Vera dígame como uso Dios esa experiencia en su vida, preguntó Carola con los ojos anegados de lagrimas, el pastor me defraudó dijo Vera, pero Jesús no, el ha usado esta experiencia para ayudarme a comprender mejor el poder de mis palabras, hago muchas visitas al hospital, esta semana conduje a un paciente a los pies de Jesús, eso me emociona y me llena de entusiasmo.

Hay quienes hieren con sus palabras, pero hablan los sabios y dan el alivio, o sea sanan, también curan lo que causa el mal, aun así, en cada momento de nuestra vida, Dios está con nosotros para sostenernos y animarnos ante cualquier cambio, Dios nos da oportunidades de crecer y desarrollarnos, las cuales a su vez nos permite ir mas allá de nuestras perspectivas y las convierte en realidad.

Si alguna vez parece que tengamos dificultad en dejar ir y dejar a Dios actuar, pensemos en las instrucciones llenas del espíritu de Jesús, porque todo aquel que pide recibe y el que busca halla y al que llama se le abrirá todo esto y aun mayor bien es posible porque con Dios todo es posible.