5to. Concurso Literario Foto-Relato / Eduardo y la maniquí
Saludos, estimados lectores.
Aquí estoy de nuevo presentando mi participación simbólica en la interesante quinta convocatoria que nos hace @oacevedo para su Concurso Literario Foto-Relato, con la anuencia de la Comunidad Venezolanos Steem, dirigida por las siempre inquietas @marcybetancourt y @solperez, encargadas de mantener abierta la casa de todos los sueños posibles.
Espero que mi ejercicio sea de su agrado.
[Imagen proporcionada por el concurso, de @oacevedo]Eduardo y la maniquí
Eduardo y Paco se citaron en el café “Melcocha” del nuevo centro comercial. Eduardo llegó demasiado temprano. Se acercó a la vitrina de una tienda para dejar pasar el tiempo mientras esperaba a su amigo. Veía los objetos exhibidos sin detenerse mucho en ellos pues no estaba interesado en nada en particular. Solo quería que el tiempo pasara rápido.
Se detuvo en la hermosa maniquí de la vitrina, observó la perfección del rostro aporcelanado de la rubia muñeca. De pronto esta le guiñó el ojo. Él retrocedió ligeramente su cabeza. “¡Esto es una broma! ¿Será una maniquí viviente?” se dijo algo asustado. Volvió a observarla. Nada le aseguró de que se tratase de una humana, sus manos tenían los dedos más delgados de lo que naturalmente las tiene una mujer. Pensó que su mente le había hecho una mala jugada.
Miró hacia los pasillos buscando a Paco, pero no lo encontró. Volvió al rostro de la maniquí. No vio nada raro. Quería alejarse de allí pero sus pies no se movían. Nuevamente ella le guiñó el ojo. “Ah, carajo, ¿qué es esto?”, dijo preocupado.
Decidido a saber qué pasaba, entró en la tienda para tocarla. No era más que eso, una muñeca grande de polietileno, rígida en toda su extensión. Él tocó sus brazos, su cabeza, su espalda sin entender qué pasaba. Una empleada de la tienda le preguntó: “¿Puedo ayudarlo? Al sentirse pillado, Eduardo se asustó mucho. Hizo un movimiento brusco y tropezó a la maniquí que se tambaleó por segundos, pero él la sostuvo antes de que cayera totalmente al piso. Luego la colocó nuevamente en su lugar. Logró escuchar un muy delgado hilo de voz que dijo: “¡Gracias!”.
Al día siguiente retomó sus sesiones con la psicoanalista, las que había dejado desde hacía meses atrás.
Me guiña el ojo un maniquí y salgo corriendo, claramente tendría un problema psicológico serio del cual si había dejado de ir a su especialista, no estaba pasando por un buen momento aunque esto fue la luz para volver a retomar su salud. Saludos me gustó leer tu post
Saludos, @wentv. Disculpa mi tardanza en responder, falla de internet me impidieron hacerlo. Gracias por tu comentario. Creo que yo haría lo mismo, saldría corriendo. Pero también la curiosidad es un gatito enorme que impide mover las piernas hacia el lado opuesto de a donde vamos. Gracias por leer mi publicación.
¡A la muchacha le gustó @alidamaria! Yo no iría al psicoanalista... Me escondería en el centro comercial a esperar la noche ;) ¡Está bueno!
Jajajajajajajajaja Gracias, @chretien, por tan simpático comentario. Lamento no haber podido responder antes. Tú sabes que en este país es un desastre la conexión.
Eso de poner al personaje a esperar en la noche también se me ocurrió, pero decliné por el psicoanalista. Si hubiera tenido más espacio esa hubiese sido una salida genial. Te abrazo.
¡Qué ameno relato, @alidamaria! Muy bien contado, con mucha gracia y una clara definición psicológica del personaje protagonista.
Gracias nuevamente por tu generosa participación simbólica en este concurso literario.
Te doy un fuerte abrazo.
Gracias, queridísimo @oacevedo. Ya sabes porqué no pude responderte en el momento indicado. Me encanta tu concurso porque me permite abrir las puertas de mi imaginación. Ta abrazo hasta el infinito.