Un colchón que huele a talco /Un relato sobre inmigrantes (2 de 2)

in Venezolanos Steem3 years ago (edited)

Gente buena de Steemit: Aquí está la continuación y parte final de mi cuento. Como dije antes, es un tema difícil y sensible; pero es parte de la realidad por la que están pasando muchas migrantes venezolanas. En este enlace pueden leer la primera parte.
Espero que el cuento les guste.
Una vez más quiero dar las gracias a la comunidad #venezolanossteem, liderados por @marcybethancourt y @solperez, por la oportunidad de publicar en su espacio.
Saludos.


Fuente

Vuelve a pasar la mano por el colchón oloroso a talco. La sensación del roce de su mano con la tela del colchón le genera una especie de nostalgia feliz. Al parecer todo está por comenzar para ella en aquel lugar que todavía no ha terminado de digerir que se trata de un prostíbulo. Tal vez su misma inocencia la permea de aquello. Aunque se lo han dicho desde que salió de Güiria todavía su mente no ha procesado esa información del todo y mucho menos su cuerpo.

Todas las muchachas comen en un salón inmenso. Se les ha explicado que por lo menos los tres primeros meses deben comer ahí. Después de ese tiempo si pueden salir a hacer sus compras, a conocer la isla y a ver otras cosas distintas a las del Tortuguillo Bar Room Class. Yarilú tiene mucho sueño, las últimas 48 horas desde que salió de Venezuela prácticamente no ha dormido. Casi siente que se desmaya escuchando la explicación de una mujer venezolana que les explica a las chicas nuevas como es todo. Entre las muchachas que reciben la explicación hay algunas de los pueblitos de Paria pero también hay de Cumaná, de Carúpano y hasta de Maturín. Al parecer las que son de allá de Monagas las buscan mucho, vaya usted a saber por qué.

A la tercera noche de estar en Trinidad, Yarilú arranca a trabajar. Un grupo de hombres mayores, jubilados de Chicago, bailan frenéticamente en la pista del Tortuguillo y las chicas por supuesto deben acompañarlos. Yarilú cruza su mirada con un hombre. Contrario a lo que pudiera pensarse el hombre está lejos de tener una mirada lasciva. Al contrario, emana cierta ternura que a pesar de su avanzada edad hace que Yarilú se sienta un poco atraída por el jubilado norteamericano con quien ha intercambiado una mirada. Transcurrida quizás un par de horas, tal vez menos, Yarilú está con el hombre en su habitación. El hombre acorde con la energía de su mirada ha tratado a Yarilú con mucha ternura.

Tal vez no ha sido bueno que aquella primera experiencia fuese tan tierna y respetuosa. Porque no le conviene a aquella pobre muchacha que piense que eso es así. Hubiera sido mejor haber probado la sábila desde el principio y saber de una vez que es amarga y punto.


Fuente

Yarilú a pesar de ser activa sexualmente no ha tenido todavía su primer orgasmo. Lo que ha hecho con Yito y con un par de muchachos más no ha sido precisamente bueno. Tampoco será el Tortuguillo el lugar en donde conocerá su primer orgasmo. Sin embargo, sí aprenderá a fingirlos con discreta maestría. La segunda experiencia ya no va a ser tan tierna como con el jubilado de Chicago. Una energía como de asco y decadencia le deja un sabor de derrota. Como si de un viejo boxeador sin talento ni fuerza se tratara, Yarilú no se halla en el ring del amor de alquiler. Si no lo hubiera tenido que vivir en carne propia nunca se hubiera enterado que fingir placer era tan amargo y doloroso.

Ya Yarilú se siente como un jabón azul desgastada y pegostosa. Lo único que la alivia un poco es ese primer encuentro con el colchón nuevecito del cuarto donde yace dolorosamente cada noche. Aquel colchón que huele a talco y a goma espuma le genera ese poquito de combustible para proseguir cada noche. A pesar de lo que ha visto en las novelas y de lo que le decían, algunas mujeres allá en Querepare, no se siente sucia. No es esa precisamente la sensación. Más bien es como un fastidio angustiante, una crónica desazón que la aplasta.

Yarilú no sabe si mañana en la noche estará viva o estará muerta. No tiene idea si sus ojos tristes se cerrarán para siempre lejos de aquella colchoneta llena de orines, lejos de las noches estrelladas de Querepare. No sabe si se sumergirá para siempre en la nada, lejos de lo que añora, lejos de un recuerdo cada vez más áspero pero más entrañable.

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¡¡¡Comba Yamba!!!

Sort:  

Amigo, ah, cuento pa' bueno. Una sugerencia: Coloca el link de la primera parte del relato o bien en la presentación o al final, como gustes, por si acaso alguien desea leer el texto completo que, obviamente, es lo mejor. Un abrazo.
#affable

Tienes razón, @solperez. Ya lo hago. Gracias por la sugerencia.

Un excelente cuento, con un final complejo; como debe ser.
Felicitaciones.

Comba yamba felicitaciones por tan hermoso y emotivo cuento, esa es la triste realidad de muchas venezolanas afuera, un abrazo bendiciones para ti.

Gracias, @rosita1. Casos como este abundan, lamentablemente.
Nos estamos leyendo. Saludos.

Saludos igualmente para ti cariño.

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