Venezuela Concurso - Semana 22 - La casa de mi abuelo(a)

Como todas las personas tenía 4 abuelos, 2 maternos y 2 paternos, pero por circunstancias de la vida, solo tuve el placer y honor de conocer y compartir solo a 2 de ellos, mis abuelos maternos Berta y Jesús. Ellos Vivian a 200 km de distancia de mi hogar, es decir ellos Vivian en Maturín Estado Monagas y yo en Barcelona Estado Anzoátegui.

Fue muy poco el tiempo que pude compartir y muy vagos recuerdos que tengo de ellos, ya que era una niña de mediana edad (5 años). Las visitas a mis abuelos eran dos o tres veces al año, íbamos un día y ese mismo día nos regresábamos porque mis padres trabajan y solo tenían un día libre, así que solo compartía con mis abuelos unas pocas horas.

Recuerdo que mi abuela (esa fue la última vez que la vi con vida) cuando nos vio llegar, se emociono tanto al vernos que inmediatamente comenzó a cocinar unos pollos que había matado el día anterior, los monto en un caldero enorme a guisar, una de mis hermanas, un primo y yo en un momento de descuido de mi abuela que se había ido a conversar con mis padres y mi tío, le sacamos una presa de pollo al caldero y nos las fuimos a comer al patio entre varios árboles de cambur; uno de mis tíos al notar que no andábamos corriendo ni pasando por los alrededores de la casa nos empezó a buscar y mi hermana y yo al notar la presencia de mi tío cerca salimos corriendo dejando a mi primo con la presa en la boca por lo cual fue descubierto, a mi primo lo regañaron y quedamos mi hermana y yo como unas santica. Mi tío le conto lo sucedido a mi abuela y esta como medida de castigo al momento de servir la comida no le coloco presa a la de mi primo, pero mi hermana y yo compartimos las nuestras con él a escondida de mi abuela.

Mis abuelos nos enseñaron a que debemos respetar a las personas mayores que uno, sea quien sea, que debemos pedir la bendición, compartir, a no interrumpir cuando los adultos hablan y mucho menos meterse en conversaciones ajenas, ser honestos y portarnos bien, hacerle caso a nuestros padres porque si no le sale el muerto peludo. Estas cosas no las repetían cada vez que llegaba la hora de partir en cada viaje.