Globalización y calidad educativa
Contnúo con la reflexión sobre el hecho educativo visto desde diferentes perspectiva. En esta oportunidad, lo haré a la luz de lo que significa la globalización para el mundo moderno.
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GLOBALIZACIÓN Y CALIDAD EDUCATIVA
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Los esfuerzos por mejorar realmente la calidad educativa, la eficiencia en alcanzar los objetivos propuestos en el pasado pasan por adecuar la educación a un nuevo contexto, pues ahora se exige a los jóvenes diferentes habilidades y proyecciones en primaria, secundaria y las universidades.
Una de esas habilidades que se exige está determinada o tiene que ver con el desarrollo de un nuevo orden mundial creado como resultado de las tecnologías de telecomunicaciones, la inmigración, las formas de comercio y la necesidad de instituciones globales que puedan mejorar y mantener la seguridad y la paz a nivel global.
En la creación de estos nuevos espacios cívicos globales es absolutamente indispensable que todos los ciudadanos en el planeta tengan los conocimientos necesarios para entender qué se exige y necesita de ellos.
De modo que una de las exigencias como consecuencia de la globalización para el sistema educativo es que deben mejorar y configurar su plan de estudio, su curriculum, para promover la competencia global y estar al nivel de formación de otros ciudadanos del mundo. Implica una competencia para ser promulgado ciudadano del mundo. A ser, en algunos casos, líder mundial eficaz y tener los conocimientos necesarios para participar en una economía cada vez más global; que se traduce, por ejemplo, en que los sistemas educativos deben, necesariamente, reformarse para producir tres cosas; en primer lugar, la clase de competencia intercultural que hará que cada persona se sienta a gusto al interactuar y relacionarse con personas de diferentes tradiciones culturales, personas de diferentes corrientes de la civilización. Potenciar la capacidad de ver en la diferencia cultural una oportunidad para las transacciones productivas y creativas y no como una amenaza a cualquiera.
En segundo lugar, el sistema educativo debe procurar un profundo conocimiento y comprensión de otros países y regiones; debe el proceso educativo tener un carácter más global para estar relacionado con aspectos como el cambio climático, comercio global, riesgo y seguridad, desarrollo económico para la mitigación de la pobreza en todo el mundo.
Y en tercer lugar, las escuelas deben hacer cosas para preparar a sus estudiantes en cuanto a civismo mundial; por eso deben ser promotoras en desarrollar las capacidades en lenguas extranjeras y de uso amplio en el siglo XXI. Todas las personas en el mundo deben, por lo menos, hablar y pensar en una lengua distinta a la materna.
En la actualidad, existe un montón de buenas prácticas y muchos esfuerzos de muy buenas personas en todo el mundo planteando cómo hacer estas cosas, pero buena parte de ellas en escala muy pequeña; entonces se corre el riesgo de que algún momento el mundo se divida en dos fragmentos, los que se han preparado para entender y participar en este nuevo orden mundial y los que se han quedado atrás. Y la creación de esas lagunas supone un riesgo real para la estabilidad política, en cuanto a equidad y desarrollo humano; de modo que es necesario profundizar iniciativas mayores desde las instituciones nacionales y el propio gobierno.
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