Nuevo concurso: Reseña de libro - “El estado creativo de la mente”.

Me pareció fabulosa la iniciativa de @belenguerra y @fendit con este concurso para la comunidad @writingnreviews. El concurso captó mi atención de manera inmediata.

El libro lleva por título El estado creativo de la mente y su autor es Jiddu Krishnamurti, pero él no lo escribió. Este libro y otros del autor, son producto de grabaciones de sus pláticas en reuniones que hacía y que después fueron publicadas por editoriales.

En el libro, se relatan pláticas y discusiones en forma de capítulos estructurados sobre diversidad de temas, la mayoría basados en preguntas de algún interlocutor. Discute sobre: si se puede usar la razón para descubrir lo que es verdadero, si la mente lleva en sí misma los elementos de su propia comprensión, de si la creencia en Dios se basa siempre en el temor, el por qué sentimos temor cuando llegamos a tener conciencia de nuestra propia vacuidad y sobre la diferencia entre concentración y atención, entre muchos otros temas de discusión.

El libro no se puede describir argumentando una historia con un principio y un final, como tampoco resaltando algún capítulo, porque todos los temas, aunque relacionados con los procesos mentales, derivan de diversas preguntas en la búsqueda de respuestas. En tal sentido, como todo libro que uno lea deja un aporte en algún ámbito, me parece conveniente argumentar basado en el mejor aporte que me ha dado, destacando que el haberlo leído contribuyó a cambiar mi forma de ver el mundo.

Las personas iban a sus reuniones por sus enseñanzas, pero él daba a entender que al hablar estaba influyendo en ellas, y luego verían en él cierta autoridad que impediría comprender lo real, que era necesario darse cuenta de las influencias, no solo de él sino de los libros, la sociedad, en concreto todas las influencias y no quedarse atrapado en ninguna. En parte, se puede apreciar el por qué no escribió un libro, ya que seguirían sus enseñanzas a través de el. Se lee paradójico pero es la realidad de sus libros, y es notable que está inmersa una enseñanza.

Ante lo que uno ya considera cierto o real, hay que tener siempre la mente abierta ante nuevas posibilidades, cambios, y si un cambio deja un vacío o no satisface, no se debe buscar llenarlo sino dejarlo así y no buscar como satisfacerlo, porque eso crea un conflicto. Todo lo que uno hace en la vida es una búsqueda y puede pensarse que encontrar lo que se busca dará satisfacción, pero la realidad es que la búsqueda no tiene fin. Siempre habrá alguna búsqueda y por ende nunca una plena satisfacción. Estar consciente de eso si da satisfacción, pero no solo se trata de ver una verdad sino de realizarla.

Aprendí para buscar, la aplicación del correcto discernimiento de las cosas que consiste en ver: lo verdadero en lo verdadero, lo verdadero en lo falso, lo falso en lo verdadero y lo falso en lo falso. De esta forma lo que se descubre reviste mayor certeza.

Lo que más aplico como resultado de la lectura del libro es diferenciar dos estados mentales: la concentración y la atención. Todos sabemos lo que es concentrarse, por ejemplo, escribiendo esta entrada miro la pantalla, busco en mi memoria, escribo tecleando, borro, rebusco mejores palabras, vuelvo a escribir; es decir, estoy centrado en algo. Acto seguido, mis ojos ahora están dirigidos hacia la pantalla, pero ahora es como si no la viera porque hice que todos mis sentidos experimentaran en conjunto; todos a la vez en acción durante un instante. En ese instante escuché el sonido de un vehículo que pasó por la calle, un gallo cantando en el patio de mi casa y perros ladrando en el vecindario, sentí en la piel una brisa tenue y que la temperatura de mi biblioteca era agradable, y en la periferia de mi visión el leve movimiento de la sombra de mi cabeza sobre el escritorio. Luego volví a concentrarme para escribir lo que percibí estando alerta.

En estado de atención se percibe todo lo que ocurre en el entorno, porque en realidad no se está centrado en nada; no hay pensamiento ni memoria. En dicho estado se escucha y se ve más que si se estuviese concentrado.

Siempre tengo presente una máxima que reza: “El temor impide descubrir”, la cual aplico ante situaciones que me hacen dudar por posibles consecuencias negativas, y se trata de ser osado. Si la consecuencia es positiva el temor era infundado y si es negativa tenía un fundamento real que asumo, y lo positivo es que el temor desaparece porque descubrí que lo causaba. Dicha máxima, a mi modo de ver las cosas, resume parte de las enseñanzas de Krishnamurti sobre el temor; él no se expresó así de forma exacta, lo hice yo pero se lo atribuyo porque la máxima condensa la esencia de mi comprensión sobre ese tema en el libro después de haberlo leído. En mi portada aparece la máxima.

Con el tiempo he derivado de su lectura muchas formas de nuevos aprendizajes, por ejemplo, ante un problema de cualquier magnitud, ya no acostumbro darle vueltas al problema una y otra vez que a la final solo lo agranda, ahora invierto mi tiempo mental solo en la búsqueda de alternativas de solución.

Sobre Krishnamurti muchos libros se han escrito, recomendaría las series Comentarios sobre el vivir.

Sobre otras recopilaciones, los de la siguiente imagen.