Aunque no soy muy creyente de estas cosas, debo decir, que en el tiempo que llevo trabajando como médico residente en la unidad de cuidados intensivos de mi locación, uno de los lugares con pacientes en peor estado, he aprendido a tener respeto a las cosas que quizá pueden ser extrañas y escalofriantes.

Esta es una historia corta, pero real, que me ocurrió a mí y a mi compañero de guardia, hace aproximadamente unos 2 meses y medio.

Estábamos mi compañero y yo, a eso de las 8:30 pm, ya bastante hambrientos y cansados. En esa oportunidad, la unidad estaba hasta arriba de pacientes, mas sin embargo, a pesar de sus condiciones críticas, habíamos conseguido estabilizarlos.

Así que le dije a mi compañero de guardia: "Jesús, ¿Qué tal si vamos a comer antes de que alguno se ponga grave?".

Dado que los pacientes críticos suelen ser muy susceptibles a cualquier inestabilidad hemodinámica.

Él me contestó afirmativamente, así que dejamos a las dos enfermeras a cargo y atenta de los pacientes; nos retiramos a la cocina, y una vez allí, procedimos a lavar nuestras manos para poder cenar lo más higiénicos posible, porque los pacientes que atendíamos, eran principalmente Covid.

En la cocina de la unidad, hay un fregadero, y una mesa de madera con 6 sillas metálicas.

Cuando entramos a la cocina, todas las sillas estaban bien colocadas, pegadas al máximo a la mesa.

Me estoy lavando primero las manos, y mi compañero, apoyado a mi derecha en el mesón viendo hacia la cocina en general, me está comentando si yo pensaba que una de nuestras pacientes, una bastante joven, sería capaz de sobrevivir a la noche. Ya que era de los 6 pacientes que teníamos, la que se encontraba en peores condiciones.

Yo estaba por contestarle que solo Dios podría interceder, cuando ambos, él a mi lado que está observando hacia la mesa, y yo de espaldas lavándome las manos en el fregadero... escuchamos como una de las sillas fue bruscamente arrastrada por el suelo de cerámica de la cocina.

Mi compañero dijo: "Solfo, voltea"

y yo: " Ay no, Jesús, ¿qué fue eso?" yo no quería ni voltear.

y Jesús: "¡Voltea!"

Cuando mire sobre mi hombro, la silla del medio que estaba contra la mesa en un inicio, estaba en toda la mitad de la cocina... la silla se había desplazado por si sola medio metro de su ubicación inicial.

Sinceramente, fue algo bastante impactante, dado que uno pensaría que esas cosas deberían ocurrir en plena madrugada, no a las 8:30 pm de la noche, y a punto de ir a cenar. Realmente a mi compañero y a mí se nos quitaron las ganas de comer allí. Pero al final, tras calmarnos un poco, y como buenos Venezolanos, burlarnos de la situación, el ambiente denso se disipó, por lo que procedimos a cenar.

El resto de la noche fue realmente caótico, pero pudimos entregar a la guardia siguiente a todos nuestros pacientes con vida.

Creo que todos los médicos cada día luchamos una batalla contra la muerte. Una apuesta a ver si podemos mantener, al paciente que lo necesite, más tiempo en el plano terrenal. Y bueno, en ocasiones ocurren cosas como esas, que desean decirnos: Acá estoy, escuchando...

¡Espero les haya gustado mi historia!

Comenta que tal te pareció, dime si quizá has tenido alguna experiencia extraña que contar <3

Posdata: En la unidad hay una historia, de que hay un ente llamado "Pancracio" (Bautizado de esta forma por uno de los especialistas más antiguos de la unidad) que en ocasiones hace esa clase de jugarretas.

Saludos a todos y muchas bendiciones

~ Sol ~